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Beatriz Luevano
Leones y Corderos

Otra vez se avecinan elecciones y de nueva cuenta los que suspiran por tales espacios para sí u otros de su conveniencia, desfilan ya en la  letárgica pasarela política portando sus caretas de inofensivos corderitos.
Díaz previos a esta edición conocíamos de las declaraciones de David Monreal contra el gobernador Alejandro Tello Cristerna, acusando a la actual administración estatal, municipales e incluso la federal de estar infiltradas por las mafias del crimen.
Hasta ahí nada nuevo bajo el sol. El toque un tanto cómico lo dio el propio gobernador con su respuesta: “no sé si yo a alguno de ustedes le parezca un criminal o un delincuente”, un comentario con signo de interrogación, pero de esas que provocan silencios incómodos.
Lo cierto es que en la lucha por el poder nadie es inmaculado; todos y todas tienen una cola tan larga como su lengua a la hora de ensalzarse y pretender pasar ante esta amnésica sociedad como la única esperanza para un cambio que no termina por dar la cara.
Aunque Monreal se refirió al crimen y sus nexos con los gobiernos, existe entre la ciudadanía zacatecana el sabor amargo que van dejando los gobiernos que lejos de traer bienestar, acentúan aún más los problemas que pretendían mitigar y que dieron origen a la intención de voto de quienes los eligieron.
No gratis el que Tello Cristerna resultara reprobado otra vez por la ciudadanía de nuestra entidad, según la encuesta de México Opina publicada a mediados de julio en la que según los datos el actual mandatario habría obtenido un alarmante y deshonroso 19.3 por ciento de aprobación de su gestión y me atrevo a suponer que la paupérrima cifra está nutrida en parte por su equipo de gobierno y algunos otros beneficiados.
No sé si alguien posea los fundamentos suficientes para atreverse a acusar públicamente a Tello Cristerna de criminal, empero los hechos de Salaverna no puede ser vistos de otra manera. Dudo que tras la forma en la que se realizó el desalojo de la comunidad en diciembre pasado, sus habitantes consideren injusto semejante calificativo para tales acciones.
Por otra parte, los muertos y muertas de cada día, los levantones, el cobro de cuotas a comerciantes, nos impiden poder decirle a Tello: “gracias, es usted un excelente gobernante”. Y cuando dice esperar que el tema de seguridad no se politice se hace merecedor del premio mayor a la ingenuidad política.

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