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Divagaciones de la Manzana
Ni un paso atrás
Martha Chapa
Estamos las mujeres de nueva cuenta protestando y es que la violencia contra nosotras no cede, lo mismo con hostilidad y acoso en nuestras calles, el transporte, oficinas, y lo peor con incrementos en su más horrenda expresión: el feminicidio.
La marcha del lunes reciente fue enérgica, nutrida y otra vez violenta, en ningún caso complaciente con las autoridades, máxime que la ciudad de México es uno de los puntos más críticos en el plano nacional.
Por eso, se requiere fortalecer los sistemas de inteligencia a fin de detectar y combatir las zonas más peligrosas y donde se registran las agresiones mayores.
Expresiones que se vinculan a la anterior movilización que mostró tal enojo e indignación, que incluso fueron como también ahora, dañadas diversas instalaciones y monumentos públicos.
Como bien lo sabemos de mucho tiempo atrás, debemos alentar y conseguir ese respeto a la mujer, tanto a través de la educación básica y media, como en los hogares mismos y los centros de trabajo, para reducir y extinguir finalmente la incultura de la violencia.
Hizo bien, Claudia Sheimbaum, como anticipo al declarar la Alerta de Género y reconocer tan lascerante realidad, además de que callar frente a hechos y estadísticas que de todas maneras trascienden, representaría cobijar la impunidad. Igualmente, la instrumentación de un comando policiaco especializado con apoyos médicos y psicológicos, si bien se trata de una medida complementaria, no deja de ser meritoria y sobre todo una señal de sensibilidad y de preocupación institucional sobre el tema. Desde luego, falta mucho más por hacer y no sólo aquí sino en todo el país.
Qué decir del ámbito judicial, que debe reformarse con urgencia, por tanto rezago e inutilidad, y que se torna complicitario dadas las miles de denuncias sin resolutivos ni sentencias, alentando la comisión de delitos pues quedan usualmente en laberintos y papeleos burocráticos, no exentos de corrupción o en la consabida liberación de agresores y delincuentes a falta de pruebas y de expedientes incompletos e insuficientes.
A la vez, emprender campañas en los medios de comunicación y las redes mismas, donde se repita e insista sin cesar mensajes de valoración del rol de las mujeres, entre otras muchas acciones que concienticen y generen cambios en la percepción y conducta de los hombres.
Que no quede entonces en una mera conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, o sólo en protesta airada y en formalidades menguantes y menos aún en huecas retóricas de gobierno, por muy convincentes que suenen si no van acompañadas con estrategias y acciones eficaces y permanentes.
Un tremendo reto que podrá ser vencido algún día, solo si se establece esa alianza social a favor de las mujeres, con un sentido plenamente solidario, genuino e integral.