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El nuevo aeropuerto o el nuevo chanchullo
Sabino Luevano

Recientemente el empresario Carlos Slim salió en defensa del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, uno de los proyectos más caros de obra pública no sólo en México sino en Latinoamérica.
Es claro que un empresario constantemente beneficiado por los contratos públicos, saldrá en defensa de un proyecto de tal envergadura. Lo que se nos olvida es que Carlos Slim no es el mejor ejemplo de empresario serio. Se nos olvida que en los años 90, de ser rico, pasó a millonario gracias al salinato, y de millonario a gangster al monopolizar la industria de la telefonía en México y cobrar -hasta la fecha- lo que le da la gana y no pagar los impuestos que por ley debe pagar. Nada que no hagan otros millonarios en otros países.
La construcción del nuevo aeropuerto es un ejemplo del tipo de neoliberalismo impuesto en México; poco transparente, con precios inflados, con los mismos empresarios beneficiados, con un sistema de “expertos” a modo para justificarlo y, por supuesto, con los políticos de siempre dando el banderazo a sus compadres. Ahora salió el empresario más exitoso de México a defenderlo. Y ya sabemos quién es ese empresario y cómo se hizo exitoso. La verdad emerge sola, entre las grietas de los discursos públicos y las cifras apócrifas. El nuevo aeropuerto, como siempre, será el último gran chanchullo de nuestros neoliberales tropicales. Si se cancela, será la primera vez en la historia reciente de este país en la que la casta dorada no se saldrá con la suya. Y esto puede sentar un precedente para que en el futuro, la llamada “obra pública” se haga de forma seria, transparente y para el beneficio de todos los mexicanos.

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