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Divagaciones de la Manzana
Otra vez… Evo Morales

Martha Chapa

De nueva cuenta, Evo Morales polariza la opinion dentro de su país, y aún más ahora fuera de las fronteras de Bolivia.
De hecho, se abrieron dos posiciones que si bien ya estaban prácticamente actuando desde que él asumió la presidencia de ese país, se han radicalizado en los días actuales.
Por una parte, está la tendencia de quienes consideran que hay abuso de poder y que en las más recientes elecciones se había registrado un gran fraude electoral, además de que Evo y sus reelecciones anteriores fueron anticonstitucionales y violatorias de los principios democráticos.
Otro sector, propiamente el de sus partidarios, alegan que se trata de un golpe de estado y que las más recientes elecciones celebradas ahí, fueron legales.
La polémica se intensifica también porque es el ejército boliviano quien le exige retirarse de la presidencia, aunque él en su renuncia, argumenta que es para no generar un conflicto entre los bolivianos con pérdidas de vida.
En mi opinión, debe tenerse en cuenta en un primer término la declaratoria de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el sentido de que se cometieron graves faltas en dicha elección, lo cual no solamente pone en duda los resultados electorales sino que prácticamente son improcedentes y revelan una elección legítima.
Así también, debe tomarse en cuenta que en los años más recientes Evo Morales fue reduciendo considerablemente los porcentajes de aceptación y aprobación a su gobierno en la población, que se manifestó incluso contra toda reelección y acusándolo de faltar a su compromiso democrático de retirarse una vez cumplido su primer periodo de gobierno.
Por igual, ha sido evidente la movilización popular para desaprobar las recientes elecciones, y que parecían solucionarse con una nueva convocatoria que a pesar de haber sido anunciadas, se suscitó la reacción de las fuerzas armadas locales para defenestrarlo.
En fin, que hay visiones encontradas respecto a Evo Morales quien, hay que decirlo, había obtenido logros importantes en materia económica, lo cual no ocurre en otros países con esa tendencia ideológica como Venezuela, Nicaragua o Cuba. Sin embargo, su error fue quererse mantener en el poder por lo que la economía y la política no marcharon igualmente con acierto y éxito, saltando a la vista la ambición del poder político y mantenerse más años de lo que el sistema político boliviano lo permitía al frente de la presidencia.
Una experiencia y un testimonio que debe aprovecharse en otros países con sistemas democráticos, pues en ningún caso la democracia debe servir cuando se gana con una mayoría considerable, para hacer cambios o reformas que atenten contra los principios constitucionales establecidos históricamente, así como evitar siempre que los militares tengan que intervenir en estos procesos.
Al respecto, el gobierno mexicano se inclinó indebidamente al considerar que se trataba de un golpe de estado, pues al calificar el hecho contradice la política exterior que presuntamente sostiene el principio de neutralidad y respeto a la soberanía de cada pueblo para marcar libremente su destino. Mañosa y confusamente, el canciller mexicano Marcelo Ebrard, incidió entonces negativamente en este asunto internacional de enorme trascendencia.
Queda pues latente esa confrontación entre quienes sostienen que Evo Morales es un dictador en tanto otros hablan de un presidente legítimo y un golpe de estado, que deseablemente no debiera desembocar en un conflicto o guerra civil como tampoco en la instalación permanente de las fuerzas armadas como un régimen militar, que de hecho se presentó en décadas anteriores en varios países Sudamericanos y que fueron ya superados.
Urge entonces establecer un gobierno interino, convocar a elecciones y regularizar el sistema democrático de Bolivia.