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Refundar el sistema de partidos.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez.
Si los resultados de la presente elección no son suficientes, entonces no se que necesitemos como mexicanos para exigir urgentemente a nuestros representantes el replanteamiento del sistema de partidos vigente. No se trata simplemente de una reforma electoral, sino de una completa transformación del sistema político mexicano.
El sistema de partidos vigente es demasiado costoso para los mexicanos, cada partido político recibe presupuesto del erario público de manera tal que resulta bastante rentable darse a la tarea de formar un instituto político, recibir el dinero que le corresponde, hacer negocios familiares, cuando se llega el proceso electoral firmar alianza con algún partido político mayoritario, garantizar escaños y puestos de representación y, por último pero no menos importante, el negociar la votación mínima para seguir manteniendo el registro, independientemente de que la ciudadanía en muchos de los casos no sepa ni siquiera que existen.
En términos generales, nuestro sistema de partidos no ha sido efectivo para que la población pueda decidir en base a principios partidistas o a ideología, porque todo ello se difumina una vez que se firman las alianzas, en las que la izquierda se junta con la derecha, el centro se inclina hacia la derecha o hacia la izquierda, dependiendo de la entidad federativa, los conservadores se alían con los liberales, en fin, la población no esta en posibilidades de saber que país se va a construir cuando las alianzas entre opuestos ponen en segundo término la ideología, los principios, las políticas y se vuelven, los partidos, meros medios para conseguir el poder o un status de vida a costa del dinero público.
En ese orden de ideas, replantear, desde la raíz, le sistema de partidos en México es esencial, de tal manera que el nuevo sistema limite la existencia de partidos políticos, que son creados exprofeso por los partidos mayoritarios simplemente o para dividir las votaciones o para dar una falsa idea de representatividad; otro elemento importante a tomar en cuenta en esta refundación del sistema de partidos es la prohibición de las alianzas, porque si un partido no puede mantener su mínimo de votación de manera independiente entonces no merece ser reconocido como tal, si se plantea una alianza entonces que el partido satélite pase a formar parte del partido mayoritario, sin que reciba recursos de manera autónoma por parte del Estado, eso ayudaría significativamente a la disminución de los costos del sistema de partidos en nuestro país.
Otro elemento a considerar en la reforma debería ser el de los recursos, que los partidos reciban recurso acorde a los votos efectivos que obtuvieron y no a partir del padrón electoral, puesto que el abstencionismo es una forma de la sociedad de manifestación de su repudio del sistema de partidos vigente, por lo que debería castigarse a los partidos disminuyendo el recurso que reciben y que éste sea proporcional a la votación emitida.
Aumentar el porcentaje de votación mínimo requerido para mantener el registro del 3 al 5 %, ya que si un candidato independiente pudo, sin estructura partidista lograr esa votación, es justo que sea el mínimo que se les exija a los partidos políticos que se supone reciben dinero público para la creación de dicha estructura.
Como podemos ver, hay muchas cosas que se pueden hacer para  mejorar y disminuir el costo de nuestro sistema de partidos, el problema es que ello requeriría de la voluntad política de aquellos que se han visto beneficiados por mucho tiempo de dinero público al ser parte de un sistema de partidos que despilfarra dinero público y ha servido, hasta la fecha para que unos cuantos se adueñen del poder público y mantengan sus privilegios.
Ojalá el nuevo gobierno tome cartas en el asunto y no solo baje los salarios de los altos funcionarios o limite la incuantificable lista de beneficios que tiene hasta ahora la clase política, sino que haga cambios verdaderos, de fondo que corten cabezas de los que han aprendido a vivir del sistema de partidos, desaparezca desde la ley la posibilidad de que tantos pequeños partidos existan y solo se apropien de recursos que bien pudieran ser invertidos en educación, seguridad, salud, alimentación, entre otras tantas prioridades de lo mexicanos.

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