Skip to main content

“SOMOS AMIGOS O NO SOMOS AMIGOS”
segunda parte

Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com

Y partiendo de que a los amigos los escoge uno, considero que es asunto de vital importancia saber a quién anda uno tomando por amigo, digo, el acto no es obligatorio, es totalmente voluntario y por tanto debe ser directamente proporcional a nuestro bienestar, que viéndolo de una manera sublime, también es para el bienestar de nuestro amigo, porque ¡Cuán necesaria es la amistad! No es de extrañar que Aristóteles inicie así su capítulo primero del Libro Octavo de su Ética a Nicómaco, comencemos a desmenuzar su ética junto con mi forma de leerla, si usted es filósofo de profesión, le pido disculpas anticipadas, pero relájese, la filosofía como el orgasmo, a fin de cuentas, es de quien lo trabaja.
Los amigos ¿son similares o es realmente las diferencias los que los atraen? En su capítulo primero Aristóteles habla al respecto y cita a Eurípides y a Heráclito, el primero dice la frase tan hermosas con la que cerré la primera parte “Ama la tierra al llover cuando está muy deseada, y la nube muy cargada quiere en la tierra caer. “ y el segundo: “lo contrario es lo útil, que de cosas diversas se hace una muy hermosa consonancia, y también que todas las cosas se engendran por contiencia”. Por el contrario, citando a Empédocles: “Toda cosa semejante apetecía a su semejante”. Yo me quedo pensando en la cantidad de amigos que tengo similares y aquellos que no lo son a mí y en lo bien que ha funcionado nuestra relación, iguales o diferentes, Aristóteles no se enfrasca en este dilema y procede a plantear las relaciones de amistad y de cómo se dan, el resto es conclusión de cada uno… y de su salud mental.
En el capítulo II habla sobre “Que cosas son amables”, La Mada piensa que cuando un amigo no es amable, no se trata de una amistad natural y generosa, se puede ser sincero sin la necesidad de lastimar al otro, la honestidad no está reñida con ese sentimiento que hace que amemos a nuestros amigos y busquemos su felicidad, sin dejar de ser amables y sin lastimarlos de manera premeditada, hablo de esto porque lo he vivido, creo que todos lo hemos vivido, ese amigo que sonriendo y sobándote la espalda te encaja el puñal en el corazón. Aristóteles empieza con esta hermosa máxima: “…propone tres maneras de ellas: buenas, útiles y dulces”, a veces escuchamos cosas que no cumplen ninguna de las tres ni a 50 km a la redonda. Continua el capítulo II “Porque no parece que se ha de amar toda cosa, sino aquella que es digna de amor, la cual es o buena, o suave, o útil”, amamos lo que es bueno para nosotros o lo que creemos que es bueno para nosotros, por tanto ofrecemos esto al amigo, ofrecemos lo bueno que queremos para nosotros, lo que es amable. “Porque la amistad es una buena voluntad en los que en ella se corresponden”, considero que esto es básico en una amistad, la correspondencia que para mí lleva implícito el respeto. Respeto las cosas amables que me das y por tanto te regreso lo mismo, si me regresas lo contrario me demuestras el poco respeto que me tienes. Disculpe usted la rudeza.
En el capítulo III se nos habla sobre “Las diferencias de la amistad” y es justo aquí a donde quería llegar. Aristóteles nos habla de tres especies de amistad: “amistad honesta, amistad útil y amistad deleitosa; y muestra cómo las amistades útiles y deleitosas no son verdaderamente amistades”… y mire usted que a los que tratamos con este tipo de amistades yo los llamaría “conocidos”, así justo como cuando una madre presenta a la novia del hijo, la cual no es mucho de su agrado (de la madre, por supuesto) como “la amiguita de su hijo”. Hay seudo-amigos, amienemigos y esos de no me defiendas compadre. Esos amigos que no te aportan nada y lo que te aportan es veneno o su propio excremento, usándote como bote de basura, a fin de cuenta, resultas siéndole útil. Veamos pues en el próximo articulín como nos desglosa Aristóteles estas especies de amistad y verifiquemos lo amable y bello que hay una amistad honesta… la única que vale tener.
“…Porque yendo dos camino en compañía, como dice Homero, mejor podrán entender y hacer las cosas.” Efectivamente, sin mis amigos, y dado que me distraería fácilmente por la soledad, sería muy fácil que perdiera el camino… y más al anochecer.
Final contando amigos, afortunadamente con los dedos de las manos y de los pies, de la segunda parte.
Bibliografía

Aristóteles. (2005). Ética a Nicómaco (Primera ed.). (J. L. Calvo Martínez, Trad.) Madrid: Alianza Editorial. Recuperado el 3 de Mayo de 2018

Leave a Reply