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¿Y a mi qué con la Austeridad Republicana?
Parte 1

El pasado mes de octubre de 2019, se aprobó en la Cámara de Diputados el dictamen que expide la Ley Federal de Austeridad Republicana del Estado, que tiene como propósito eliminar privilegios a los servidores públicos y evitar el engrosamiento del aparato burocrático. Esta ley federal, elimina, entre otras cosas, las pensiones de retiro a expresidentes, los seguros privados de gastos médicos, prohíbe a los funcionarios de alto nivel trabajar en la iniciativa privada durante los diez años siguientes a su separación del cargo, restringe la adquisición y uso del parque vehicular oficial, escoltas, prevé que todas las compras serán mediante licitación pública. Con opiniones encontradas, se dice que “con esta ley propiciará que no existan actos de carácter derrochador y con ello recuperar el valor del servicio público”; aunque también se dice que “lo único bueno que tiene esta ley es el nombre, y que lo nuevo es nada, dado que es una recopilación de lo que ya está establecido en otras leyes y decretos de austeridad de administraciones federales pasadas”. Al margen de las opiniones que seguramente ustedes ya han escuchado, tanto a través de los diversos medios de comunicación como en los pasillos de las oficinas gubernamentales y hasta en las reuniones cafeteras de las ocho de la mañana, queda en el aire y sin responder la pregunta ¿Qué beneficios le traerá a los ciudadanos mexicanos la austeridad republicana en cuestión? A manera de reflexión y con el propósito de contribuir y dar respuesta a esa pregunta, cabe mencionar que las medidas previstas en esta ley solo son aplicables a la administración pública federal, por lo tanto, los gobiernos estatales y municipales quedarán exentos de las restricciones de gasto que referimos anteriormente, por ello, quedara en la voluntad política de los Legisladores, Gobernadores y Presidentes Municipales de las entidades federativas en el país el que se expidan leyes de austeridad republicana en los Estados y/o armonizar las leyes de disciplina financiera vigentes. En los argumentos expuestos por los diputados federales y en la propia ley, se dice que todos los ahorros que se obtengan de la aplicación de esta nueva ley de austeridad republicana, serán destinados a programas sociales dirigidos a la población más necesitada y contemplados en el Programa Nacional de Desarrollo, obra pública y, hay que resaltarlo también, o al destino que por decreto determine el Presidente de la República. Esto último, fue tema del debate durante la aprobación del dictamen por el que se expide la ley de austeridad republicana, pues consideran que el titular del poder ejecutivo federal dispondrá con los ahorros generados, de una “partida secreta”, cuyo destino específico podrá ser determinado por Él mismo por decreto. Y todo lo anterior, ¿en verdad beneficiará de alguna forma a los ciudadanos mexicanos, a los ciudadanos zacatecanos? Hablemos en plata, ¿Qué es lo que lo hace sentir a usted estimado lector, un ciudadano realmente beneficiado por el gobierno? Si bien los ahorros generados por la aplicación de las medidas de austeridad de la ley en comento llegarán a las mexicanos más necesitados a través de becas, despensas, apoyos en dinero, y otros tipos de subsidios y ayudas otorgados por el gobierno federal, también hay que reconocer que su impacto real en la disminución de la pobreza y en la mejora de la calidad de vida de los mexicanos, estará a prueba. En esta ocasión pretendo plantear estas interrogantes a cuya respuesta intentare acercarme en mis comentarios posteriores; me interesa pues encontrar la utilidad que tendrá que cada Estado copie, pegue y expida las disposiciones de esta ley de austeridad república federal, pretendiendo que los ciudadanos creamos, como en otras ocasiones, que en verdad los funcionarios públicos en turno están haciendo algo bueno por la salud financiera de nuestro hogar. ¡Encontrémonos en la próxima edición!

Luis Noé Maldonado Sánchez, Maestro en Finanzas.