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CDMX: CONSTITUCION A MEDIAS
Ricardo Monreal Ávila

El proyecto de Constitución Política para la CDMX es un documento que presenta avances y limitaciones. Lo más positivo es la dimensión garantista que en materia de derechos humanos contiene. Está al nivel de las mejores del mundo. Por el contrario, lo más retrógrado es que dejan a las futuras alcaldías (/las actuales delegaciones), sin facultades ni atribuciones propias del municipio libre. Las futuras alcaldías quedan a nivel de ventanilla de trámite del gobierno central de la Ciudad.

Hagamos una glosa de otras dimensiones.

¿Qué cambia? La denominación de la ciudad capital: de Distrito Federal a Ciudad de México. El jefe de gobierno podrá denominarse “Gobernador”, mientras que las 16 delegaciones políticas se transformarán en “alcaldías”, con concejales electos, quienes podrán incidir en la distribución presupuestal y en la ejecución del gasto. La asamblea legislativa se convierte ahora en congreso local, pero tendrá menos facultades que cualquier otro congreso estatal, especialmente en materia de aprobación de deuda pública.

Se retira al senado la facultad de designar al titular de la Ciudad de México en caso de remoción o ausencia. Al mandatario de la Ciudad de México se le otorga la facultad de designar al secretario de seguridad pública, pero el mando de la fuerza pública lo seguirá conservando el Presidente de la República. Se le concede también la facultad de indultar a los reos sentenciados por delitos del fuero común.

Se integrará una asamblea constituyente con 100 representantes, mediante un mecanismo mixto de elección directa (60 diputados) con designación de representantes del Presidente, del Senado y de la Cámara de Diputados (40 designados), la cual tendrá como finalidad principal la aprobación de la Constitución Política de la Ciudad de México. El proyecto de Constitución será enviado por el actual jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.

¿Qué permanece? Se mantienen centralizadas las facultades fiscales, hacendarias y de deuda en manos de la Federación, siendo el Presidente de la República quien informe al Congreso de la Unión sobre la aplicación de los recursos de la deuda pública de la Ciudad de México. De la misma manera, se sostiene la exención del pago del impuesto predial a los inmuebles federales.

Tanto por sus alcances como por su diseño, es una reforma a medias. Es mejor de lo que tenemos ahora, pero está lejos de las expectativas de los ciudadanos de disponer de una democracia plena.

La forma como se integra el Constituyente de la Ciudad de México lo dice todo. Los 60 diputados electos serán votados conforme a la lista que propongan los partidos políticos. En tanto que los 40 designados serán 6 propuestas del Presidente de la República, 6 del actual jefe de Gobierno, 14 del Senado y 14 de la Cámara de Diputados.

Este sistema mixto es propio de alguna monarquías parlamentarias, que les gusta tener representantes populares entreverados con representantes del Rey y de los Estamentos. Esta diseñada total y absolutamente para que el control del constituyente quede en manos del gobierno y sus partidos aliados PRI, PAN, PVEM, Panal.

Una proyección de los 100 asientos constituyentes, conforme a las tendencias preelectorales de diversos sondeos, se distribuirían de la siguiente manera: PRI-PVEM 31, PRD 24, MORENA 16, PAN 16, MC 4, PT 1, otros 8.

Esta conformación del Constituyente beneficia a la partidocracia, no a los ciudadanos de la capital, que quedaron totalmente excluidos y al margen al renunciar al voto universal, libre, directo y secreto de los electores en la conformación de dicha asamblea.

A estas debilidades estructurales se suma una situación crítica de coyuntura: un fondo de capitalidad con cero pesos y cero centavos.

La Ciudad de México, capital del país, estrenará constitución política con un mega recorte presupuestal. El fondo de capitalidad de 4 mil millones de pesos que en su momento aprobó el Congreso, a cambio de que el PRD votara la reforma fiscal de 2013, hoy se está presupuestando en ceros para el próximo año.

No es sólo una afectación económica lo que sufrirá la naciente Ciudad de México, sino la afrenta política a la que se somete una entidad que formalmente es un nuevo integrante del Pacto Federal mexicano. La CDMX nació para ser recortada, es el mensaje que se está enviando con un fondo de capitalidad en ceros.

Esto nos remite al siglo XIX, cuando la naciente república mexicana estrena su primera constitución liberal y republicana con las arcas vacías (1824), de tal forma que el primer acto de soberanía económica del gobierno de Guadalupe Victoria fue pedir un empréstito a Inglaterra.

En el caso de la CDMX y de su congreso local, la primera prueba como entidad federativa recién reconocida será recuperar el fondo de capitalidad. Del resultado de esta prueba, veremos que tan libre e independiente es la nueva integrante del Pacto Federal.

Desde el nacimiento de la República Federal Mexicana, la capital del país ha sufragado los gastos de la Federación. Por ejemplo, de cada 100 pesos que aporta al erario federal, la ciudad de México recibe sólo 8 pesos. Este es un federalismo fiscal desfasado y desigual. En otros países con un federalismo fiscal sólido, como Estados Unidos o Alemania, la Ciudad de México estaría recibiendo entre 25 y 30 pesos por cada 100 aportados.

Los 4 mil millones del Fondo de Capitalidad aliviaban en parte este desfase. Pero al dejarlo en ceros, se regresa al federalismo centralista de siempre, que en términos territoriales descansa el grueso de su recaudación en 6 entidades federativas y les otorga de regreso centavos en lugar de pesos.

¿Qué puede hacer la CDMX? La ruta está definida. Primero, acudir al Congreso de la Unión para que restituyan el fondo. Si el Congreso lo niega, regresar a la Federación aquellos servicios públicos que mayormente pesan en el erario local. En tercer término, hacer valer su nuevo estatuto de entidad libre e independiente mediante una controversia constitucional por la manifiesta inequidad fiscal. Por último, embargar a la Federación parte de la recaudación obtenida en la ciudad capital, hasta obtener la restitución del fondo. Esta última es una medida extrema, pero extrema también ha sido la decisión de castigar a la CDMX dejándole en ceros el nuevo Fondo.

Este castigo fiscal es en realidad un castigo político. La capital del país lleva 15 años gobernada por la izquierda. Aquí el PRI y el PAN no han podido despuntar. Y en el horizonte, se ve desde ahora una alternancia en la capital dentro de la izquierda. Es decir, transitar del PRD hacia Morena. Esto es lo que el gobierno federal no quiere que suceda y por ello desde ahora están castigando y ahorcando presupuestalmente a la Ciudad Capital, como bien lo alertó el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.

No se vale lo que quieren hacerle a la muy noble y heroica Ciudad de México, capital de la República mexicana.

ricardomonreala@yahoo.com.mx<br /> Twitter: @ricardomonreala

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