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Derecho a la salud en tiempos de COVID – 19
Por: Jenny González Arenas

No es sencillo estar encerrado, aunque sea en tu propia casa, menos cuando no es por tu propia voluntad, sin embargo, se ha convertido en un deber cívico, en una obligación, por compromiso contigo mismo, con tu salud y con los demás miembros de tu comunidad.
Las medidas que se toman para la protección de la población y evitar el contagio masivo de personas han sido sencillas comparadas con otras medidas que se pueden tomar en otras circunstancias. Permanecer en casa, no salir mas que por lo estrictamente necesario, distanciamiento social.
Por lo general en este espacio hablamos de conflicto entre derechos, pero en el presente caso, la colisión como una lucha contigo mismo, el derecho a la salud, tiene un conflicto consigo mismo, por un lado la salud física, mental y social, por otro lado, la salud física, mental y social.
Veamos: por un lado, hemos limitado al mínimo las salidas, porque nos han instado a permanecer dentro de casa, con lo que nuestras relaciones sociales, como comúnmente las conocimos, se han visto limitadas a las personas que viven bajo nuestro mismo techo, al limitar nuestra interacción social ponemos en riesgo nuestra salud en su carácter social, pero se ha hecho, precisamente para la protección de la sociedad, es decir la finalidad de esta medida, necesaria, es la de proteger al individuo y su entorno social de sufrir contagio. Como vemos, la medida que violenta el derecho a la salud en su aspecto social se precisamente para proteger y potencializar el mismo derecho.
Por otro lado, la salud mental, la permanencia en el hogar por periodos prolongados, sin una atención adecuada, puede traer consigo serias afectaciones en el psique de las personas. Es decir pone, en riesgo su estabilidad emocional, al limitar su desarrollo diario a actividades monótonas, conversaciones repetitivas con las mismas personas. Inclusive representa riesgo para aquellas que se desarrollan en un ambiente hostil dentro de su casa, pero esa medida de aislamiento también va encaminada a proteger la salud mental de las personas, porque el contagio masivo de personas generaría psicosis, y pondría en riesgo la estabilidad emocional de la población en su ámbito personal y colectivo. Una vez más, la medida que intenta proteger la salud emocional de las personas, también puede ser una medida que ponga en riesgo ese mismo derecho.
Además, el quedarse en casa implica una medida encaminada a proteger la salud física de las personas, al evitar exponerlas al contagio de un virus que se propaga rápidamente y que puede causar el colapso de los servicios de salud, pero también limita la movilidad de las personas, ya que muchas dejan de realizar actividades físicas lo que traerá consigo una serie de afectaciones físicas que, también los servicios de salud, tendrán que atender eventualmente, probablemente después de la pandemia del COVID- 19, pero que probablemente no genere el mismo colapso a los servicios de salud.
Como podemos ver, no es una decisión fácil, si en el caso de conflicto con otros derechos, siempre es difícil tomar una decisión, en el presente escenario, se vuelve todavía más complicado porque el mismo derecho se verá afectado en diferentes magnitudes a partir de las medidas tomadas.
Lo que si es una realidad es que, independientemente de a donde queramos inclinar la balanza, el menor daño se causará si permanecemos en casa, porque aunque no podamos salir a hacer ejercicio, podemos buscar los mecanismos para ejercitarnos dentro de casa, porque aunque no podamos ver a nuestra familia y amigos, la tecnología nos simplifica la comunicación y, aunque podamos ver comprometida nuestra salud mental por el aislamiento y el encierro, hay mucha bibliografía que nos puede proporcionar técnicas que nos permitan llevar la cuarentena de mejor manera.
Tenemos todos un derecho y una obligación. Derecho a gozar de la mejor salud posible, incluida en ella la ausencia de enfermedad; la obligación es de adoptar las medidas de aislamiento que se están implementando para que toda la población pueda gozar del mismo derecho que nosotros queremos gozar.