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Cambio de gobierno
Por: Gicela Andrade Ruvalcaba

El objetivo del gobernador entrante debe ser el acceder al poder, y la disputa por el poder es un juego de suma cero, donde uno gana y otro pierde, y donde el éxito de uno necesariamente implica el fracaso del otro. No sólo es un cambio de gobierno, sino un cambio de régimen, una mudanza profunda a los usos y costumbres del sistema político del estado en estos últimos 11 años. Modifica de inmediato las reglas del juego político y también, aunque más despacio las del juego económico Y si es un gobierno democrático y progresista viene la oposición conservadora de derecha. El cambio de gobierno reajusta la relación entre los tres poderes, pero sobre todo modifica la relación entre Estado y Sociedad.
Cuando se lleva a cabo un cambio de gobierno se crea expectativas entre los seguidores del gobierno entrante esperando ser considerados para ocupar un puesto de relevancia en cualquier dependencia del estado. Creándose a la vez diferentes grupos para así protegerse y presionar al mismo. Por lo regular los puestos de confianza son ocupados por personajes (candidatos perdedores, políticos con poder nacional, operadores políticos con parentesco o compadrazgo con el Gobernador electo) cualquier otro con ciertas pretensiones de eficacia y honestidad lucha contra un muro añejo.
Por lo cual viene la decepción, frustración o impotencia de los que realmente trabajaron para un nuevo cambio de gobierno. No obstante, es imposible darles cabida y gusto a todos y todas. Es un enorme desgaste, y reto elegir a los integrantes de su gobierno. Vienen puestos funcionariales stricto semsu. La designación viene básicamente en la confianza política y compromiso hechos con anterioridad. Se pueden distinguir tres colectivos diferenciados; Los cargos de designación política, el nivel semiprofesional (representado por un colectivo muy diverso que presentan la condición de funcionarios de carrera y que son nombrados discrecionalmente para ocupar un determinado puesto), y el personal funcionarial propiamente dicho.
Por otro lado, la contraparte perdedora se resiste a abandonar sus puestos. El enojo es por la falta de conciencia y reconocimiento a que perdieron, buscan aliarse con el gobierno entrante para así no perder sus privilegios laborales y económicos. Por lo regular (casi siempre) es un grupo reducido de políticos que se protegen para seguir ocupando los cargos en gobierno. En estas acciones vienen frases dichas en campañas: “Mi familia cerca de mi corazón lejos de mis decisiones”, “Las mismas caras nos salen caras”, “Ni cuates, ni cuotas”, “Ni lo mismo, ni los mismos”. Es un grupo de políticos que se protegen entre sí.