Skip to main content

Reinvindicar al periodismo
Por: Claudia Edith Anaya Mota

En Memoria de Juan Carlos Muñiz
Reportero

Las condiciones para ejercer la libertad de expresión, la crítica y el periodismo, se han deteriorado en los últimos meses. Vivimos una época donde la estigmatización y el descrédito hacia los periodistas desde las esferas del poder público y del gobierno, han traído como consecuencia una merma y una desvalorización entre quienes se dedican a la labor de informar.

En lo que va de este año, van ocho periodistas asesinados. La muerte de Juan Carlos Muñiz, se suma a lo que pareciera una estrategia del crimen organizado: asesinar a un reportero cada semana porque es sencillo, se puede. No tienen protección, las autoridades federales o estatales no los procuran y cuando pierden la vida en manos de los delincuentes, los hechos no son suficientemente investigados porque algunas autoridades “capturan”muy rápido a los supuestos responsables que se convierten en “chivos expiatorios” que sirven para dar “capetazo”, o bien, aseguran que su muerte “no se debió a su trabajo periodístico” sino a otras circunstancias, es decir, la autoridad se ha tornado omisa e indolente.

Para los criminales, matar a un periodista es parte de su propaganda y les resulta muy provechoso por la amplia cobertura mediática que se les brinda, les sirve para poner en evidencia la impunidad que gozan y de paso, sembrar el miedo y el asombro tanto en la sociedad como en el gremio periodístico, porque finalmente, sirve también para inhibir la labor informativa de los medios de información.

Por otra parte, hay que reconocer que las condiciones laborales de las y los periodistas son muy precarias, hay muchos como Juan Carlos que deben buscar un empleo adicional que les alcance para lograr satisfacer las necesidades de sus familias, en más de una ocasión ponen ellos mismos las herramientas para desempeñar su trabajo: usan sus propios datos y teléfono celular, usan su propia computadora o ipad, cargan sus propias cámaras fotográficas, se trasladan de un lugar a otro sin tener viáticos o gastos de traslado cubiertos y en la gran mayoría, no tienen seguridad social ni prestaciones que les permitan construir un patrimonio para ellos y sus familias. Además, esta situación también es reflejo de la falta de un protocolo, de desconocimiento en la prevención de riesgos, de la ausencia capacitación para la autoprotección por parte de las autoridades y códigos de ética.

De acuerdo a analistas y expertos en este tema, en México existen 22 estados que tienen marcos legales e institucionales para la protección de periodistas, pero aún son muy endebles; en el caso de Zacatecas, el Congreso Local desde 2021 está trabajando en el Proyecto de Ley de Protección.

Lo cierto es que mientras no exista un marco legal eficiente en este tema, que se libre de la burocratización que ya existe en el Mecanismo de Protección a Periodistas y Personas Defensoras de Derechos Humanos y que verdaderamente articule la coordinación entre la federación y los estados, no habrá un andamiaje sólido de protección y el gremio periodístico continuará en peligro y expuesto a la impunidad.

Por otra parte, es importante que los medios de comunicación también se comprometan con sus empleados, especialmente con aquellos que cubren fuentes que representan un riesgo en su seguridad, porque estamos siendo testigos de que al asesinar a un periodista, se compromete también el futuro de su pareja y de sus hijos que se quedan completamente solos, sin ningún apoyo por parte de la empresa o de las instituciones públicas.

En suma, Juan Carlos es la muestra de las condiciones del periodismo en pleno siglo XXI: Profesional y comprometido a pesar de la precariedad de sus condiciones laborales. Era el primero que llegaba a cubrir los eventos de violencia que están inundando a Zacatecas, iba a los lugares donde nadie más quería ir, acudía con la vocación y el compromiso de informar, de “ganar la nota” para sus lectores y además, tenía un taxi que él mismo manejaba para ofrecer una vida digna a su familia, que hoy se quedan en la incertidumbre porque le arrancaron la vida por ir a trabajar, por hacer periodismo.

Tienen razón los colectivos de periodistas cuando proclaman: “Matando a un periodista, no se mata la verdad”.

*Senadora de la República.