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La paternidad que se construye será responsable o no será paternidad

Por la Dra. Verónica Arredondo

Un padre es…

Es probable que haya tantos conceptos sobre la paternidad como personas en el mundo, algunas de esas definiciones coincidirán más con unas que con otras. Existirán disensos sobre el tema, y quizá alguno o alguna reconozcan que ignoran o no se quieren pronunciar acerca del significado.

Hace como 20 años, poco menos, hubo un congreso en Buenos Aires donde se deliberó acerca de lo que era ser un padre, palabras más, palabras menos, en dicho encuentro se concluyó que la paternidad implicaba, en un sentido auténticamente humano, enseñar, formar, e introducir a un nuevo ser al mundo con responsabilidad, además de transmitirle conceptos y valores morales, que lo llevaran a su desarrollo. Un padre debería comprometerse a educar y conducir al mejor destino posible a su hijo: “Ser padre es construir una vida nueva no sólo en el otro ser, sino también en la propia conciencia y en la propia dimensión de humanidad de la persona que ejerce la función paternal. La paternidad es, en definitiva, una experiencia que mejora y dignifica a los dos protagonistas del vínculo: al que forma y al que es formado.”

El padre en la familia

No podemos ignorar que las familias mexicanas están conformadas, no todas pero si muchas, por padres ausentes, ausentes de muchos modos. El papel del padre en la familia mexicana corresponde con un hombre que no se implica en la crianza de los hijos, que se delimita muchas veces a jugar un papel de proveedor, o de castigador, y que deja en la mujer, la responsabilidad del bienestar de la progenie. La paternidad, como la entienden muchos hombres, equivocadamente, parece más un vínculo relacionado con la dominación, con la imposición compulsiva y hasta irracional de determinados criterios o patrones de conducta. Tratan a los hijos como objetos, a las madres como objetos, y no como personas, o como sus iguales. Pero evadir la crianza y el cuidado no debería de ser lo normal ni lo común.

En el mismo congreso, llamado Proyecto Padres, los participantes coincidieron en que: “Ser padre, obviamente, es otra cosa. Ser padre es transmitir un modo de ver la vida y fijar pautas y límites de comportamiento. Pero no se trata de transferir esos conceptos de cualquier manera, sino de comunicarlos en el contexto de una relación vital, enriquecida por el afecto y la confianza recíprocas, nunca por la vía del miedo o la intimidación. Cuando el vínculo está ensombrecido por el miedo, lo que nace entre padre e hijo se parece más a un sistema de seguridad que a una experiencia abierta al amor, a la esperanza, al fortalecimiento del espíritu.”

La conformación de las familias han cambiado, nos encontramos en un proceso de cuestionamiento a las formas tradicionales e históricas de cómo deben ser las familias, cuál es el papel que juegan los hombres respecto a la crianza, la educación, el amor; nos cuestionamos y aprendemos y desaprendemos. El Día del Padre es una oportunidad para reflexionar la práctica de la paternidad y reconstruir el significado del ser padre.

Por mínimo que sea, nuestra sociedad se estructura para reconocer el esfuerzo de los hombres en cualquier aspecto. Cuando vemos a un hombre hacerse responsable de los cuidados de los hijos, de su crianza y educación, lo valoramos y felicitamos, como si sus acciones representaran una dádiva, como si les tuviéramos que agradecer que se involucren en la crianza, cuando si han decidido tener hijos, esa es una de sus tareas.

Todas las estadísticas constatan la desigualdad que existen en la implicación que tienen en cuidados y crianza los hombres respecto a las mujeres, los padres respecto a las madres. La tendencia ha cambiado de a poco, y puede ser que la práctica de la paternidad tienda hacia la igualdad paulatinamente, aunque para eso tienen que transcurrir décadas y quizá generaciones. Pero el camino de la crianza igualitaria, de la cocrianza, es el que debemos de seguir.

La paternidad positiva

Existe una idea que se ha venido usando recientemente, que explica que los padres son igualitarios, presentes, comprometidos y equitativos en relación a la práctica de la crianza, cuidados y paternidad. No que lo son, sino que lo deben ser, que esa es una paternidad positiva. Y que ello implica una transgresión y transformación de los roles sociales asignados culturalmente a los hombres. Si esta práctica de paternidad ocurre, presentará ventajas para las niñas, los niños, y las parejas que conviven con los hombres que así se conducen como padres.

Tenemos que ser conscientes de que difícilmente puede existir una paternidad feminista, porque estamos hablando de diferente procesos, no, no existe un padre feminista, porque no vive las propiamente muchas circunstancias que sí vivimos las mujeeres, pero sí un hombre, un padre que tienda a relaciones más igualitarias, más justas, social, económicamente, culturalmente. Un padre que cuestione los roles y que advierta que tiene que asumir las responsabilidad en la misma medida que lo hace la madre, y quizá más, porque eso llevará a que la familia, la sociedad funcione mejor, que funcione, que su enclave social se transforme hacia uno donde existan mejor oportunidades para su progenie, su comunidad.

Feliz Día del Padre

Tengo un papá que siempre me ha apoyado, que nos ha apoyado a mí, a mi hermana y hermanos, por igual. Es un muy buen padre y lo admiro y agradezco, yo creo que hay muchos buenos padres en el mundo, padres que se han tenido que cuestionar el futuro de sus hijas y a fuerza de tropiezos, se han tenido que transformar, por el amor que sienten por sus hijas e hijos. Pero todavía falta mucho por hacer, esta idea de la paternidad positiva es un gran avance, una práctica que tendríamos que impulsar en todos los sitios que podamos. Los hombres deben tener en mente que la crianza de los hijos es una tarea monumental, que no solo quienes tienen hijos deben repensarlo, sino todos los hombres que juegan algún rol en la vida de algún niño o niña. Todas y todos debemos caminar hacia un rol de paternidad que rompa con los valores que reproducen las desigualdad. Necesitamos un modelo de paternidad que esté en contra del machismo y el estatus patriarcal de la sociedad. Una paternidad que empate con la igualdad de género y las demandas de las mujeres. Porque no podemos hablar de una sociedad igualitaria sin la implicación de los hombres.

Queremos una paternidad responsable, positiva. Y podemos ponerla en práctica desde el día de hoy. Creemos que los hombres, como padres, pueden ser amorosos, tiernos, responsables, conscientes de las desigualdades, que pueden hacerse cargo de la crianza y la educación, de transmitir valores, de mostrarle el mundo a sus hijos(as) y guiarlos al mejor de los futuros. Es posible reconducir la paternidad hacia una vía que transforme la sociedad y los modelos de cultura que actualmente tenemos. Los papás merecen la oportunidad de intentarlo, y los hijos e hijas merecen tener unos papás más humanos y solidarios. Feliz día padres responsables!!