La odisea por el sueño americano
Por: Claudia Anaya Mota
La migracio´n es el desplazamiento desde un territorio de un Estado hacia el territorio de otro Estado o dentro del mismo. Su concepto se refiere a la movilidad de las personas o grupos sociales, independientemente de sus motivos. En funcio´n de las causas de estos movimientos, se clasifica en: forzada o voluntaria y en función del tiempo, se clasifica en permanente o temporal.
Cabe señalar que diversos tratados internacionales de derechos humanos, reconocen el fenómeno migratorio como un derecho, entendido como salir de un Estado y la posibilidad de desplazarse o circular libremente por todo el territorio de un Estado; aunque en la pra´ctica, ello no otorga el derecho a ingresar libremente a otro pai´s, porque a su vez, sabemos que los Estados tienen el derecho de decidir a quie´n admiten o no en su territorio, en funcio´n de su normativa migratoria de cada cual, luego entonces, la libre circulacio´n es un derecho para los nacionales y extranjeros en situacio´n regular, mientras que los extranjeros que no cumplan los requisitos migratorios del Estado pueden verse impedidos de esta libertad.
En la pra´ctica, los funcionarios migratorios deben exponer de forma clara y comprensible, los motivos del rechazo al ingreso al pai´s de destino y la persona tiene derecho a ser contactada de forma inmediata con la embajada o consulado de su nación de origen para su protección y resguardo.
Hoy día, quienes salen de su país en búsqueda de un mejor futuro hacia los Estados Unidos, padecen una odisea en México para alcanzar esta meta. Durante el trayecto son estigmatizados, violentados, extorsionados y señalados como delincuentes; aquí nuestras autoridades federales han establecido una especie de “policía especial” que los persigue y detiene como si fuesen asesinos o hubiesen cometido delitos abominables, cuando en realidad, hablamos solo de una falta administrativa.
Aunado a lo anterior, las personas migrantes deben reunir una fuerte cantidad de dinero para poder cruzar por la República Mexicana y llegar a las ciudades fronterizas de los Estados Unidos. El monto puede variar, porque depende de la distancia que se deba de recorrer acorde con las condiciones de cruce (a pie, en un auto, una camioneta, un tráiler), pero lo que sí es seguro, que la suma llega a los 10 mil dólares como mínimo.
Una vez cruzada la frontera y estando ya en Estados Unidos, un migrante todavía debe experimentar nuevas tragedias como: actos de discriminación, trabajos forzados, ausencia de prestaciones de ley y todo ello, por alcanzar el “sueño americano”, después viene el envío de las remesas.
A Zacatecas llegan anualmente más de 1,200 millones de pesos en remesas, esto equivale a un tercio del presupuesto anual de nuestro estado y constituyen un ingreso básico para numerosas familias y a veces, son la única fuente de ingreso familiar.
Paradójicamente, a los migrantes se les aplaude y se les reconoce una vez que se encuentran en Estados Unidos, pero es poco el reconocimiento que hay para el esfuerzo cotidiano que realizan en relación a su colaboración en el diseño de las políticas públicas.
Recordemos que la administración federal actual y su mayoría representada en el Congreso de la Unión, aprobaron la desaparición de los Programas “Bienvenido a Casa” y “Programa 3x1”, que capacitaban sobre el ejercicio de sus derechos como migrantes y especialmente este último, brindaba oportunidades de crédito para que deseaban retornar a casa, o bien, se ocupaban en obras de beneficio social para las comunidades.
Estoy convencida de que hay una enorme deuda del Estado Mexicano con nuestros connacionales para brindarles oportunidades de desarrollo en sus lugares de origen y a quienes deciden migrar, hacen falta acuerdos internaciones y acciones contundentes que realmente defiendan y protejan a quienes buscan un mejor futuro para ellos y sus familias.
*Senadora de la República.



