Lucila Noemí
Aplica a hombres y mujeres.
Él o ella constantemente ve en sus parejas alguien a quien salvar, a quien rescatar.
Normalmente se relaciona con personas con algún vacío emocional, con algún vicio o con algún tipo de problema, hombres o mujeres necesitado(a)s de amor y de atención, con toques narcisistas, egoístas, con falta de seguridad en si mismos que le generan comportamientos tóxicos con los demás.
Durante su vida asumen responsabilidades que no le corresponden; son las que están siempre para sus amigas, (os) y lo dan todo por sus parejas.
Ven a sus parejas como proyectos inconscientemente, creen en el poder transformador porque ven el potencial desperdiciado que tienen sus parejas.
Detrás de una salvador(a), solo hay una niño(a) que busca sentirse importante para alguien.
¿Cuándo va a cambiar?
Cuando entienda que no puede cambiar a nadie y que si quiere que las cosas cambien, primero debe mirar a quien quiere salvar realmente, desde la mirada del árbol genealógico él o ella quiere salvar alguno de los padres, fueron aquellos niños donde su mayor deseo era que alguno de los padres o los dos fueran felices, exitosos, saludables, etc.
Cuando se hace consciencia que es lo que quiero salvar realmente, encontramos un juego inconsciente dónde persigo resolver un conflicto infantil.
Cuando se asume y se identifica podemos mirarlo de una manera adulta y cambiar patrones de comportamiento así que por consecuencia cambiará mi rol y eso generará una nueva realidad, entonces se desaparecerán ese tipo de gente que se aprovechan de su luz y dejaran de drenarle su energía, es ahí donde descubrirá que ya es suficiente que no resolverá un conflicto que nació de sus heridas infantiles y que no necesita hacer nada extraordinario para que lo (a) amen, porque es suficiente y la personas que vibren en su nueva sintonía llegará.
No puedes cambiar a nadie, no puedes ayudar a nadie que no quiere ser ayudado y lo único seguro es que solo puedes salvarte a ti.
Nutriologa