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Trump, los aranceles y “el petate del muerto”
Por Claudia Edith Anaya Mota
Ante la amenaza de Donald Trump de imponer un arancel del 25 % a todo el comercio global con su país a partir del 2 de abril, el Gobierno Federal confía en que el 90 % de nuestras exportaciones —incluidas en el TMEC, desde manufacturas hasta productos alimenticios— permanezcan protegidas y exentas de esta medida. Actualmente, el comercio entre México y Estados Unidos es intenso y dinámico, con un valor que ronda los 840 mil millones de dólares anuales.
Gracias a la reunión que el mandatario estadounidense sostuvo con las compañías Ford, General Motors y Stellantis, la industria automotriz de Estados Unidos, Canadá y México —que depende en gran medida de los sectores del acero y el aluminio— logró aplazar la aplicación del arancel del 25 %, originalmente prevista para el 12 de marzo, hasta el 2 de abril. Estos sectores son fundamentales para el mercado de la electrónica y la industria automotriz.
A nadie conviene la imposición de estos aranceles. El escenario que vislumbro es que, o bien no se aplicarán, o solo afectarán a algunos socios comerciales de Estados Unidos. Además, es posible que la revisión del TMEC se acelere si el gobierno estadounidense considera que el tratado, vigente desde la década de los noventa, ya no le resulta tan ventajoso como antes.
Gracias a este acuerdo trilateral, Estados Unidos, Canadá y México han evolucionado en mercados más competitivos, con un mayor intercambio de conocimiento y tecnología, y sobre todo, con la generación de nuevos empleos. Espero que el presidente Trump haga una evaluación más amplia y comprenda que esta región del mundo debe seguir trabajando de manera integrada.
Si bien los expertos coinciden en que es casi imposible reducir nuestra dependencia comercial con Estados Unidos debido a la cercanía geográfica, es evidente que el mandatario estadounidense seguirá utilizando “el petate del muerto” como estrategia de negociación para presionar y obtener lo que desea.
México, por su parte, debe enviar señales de confianza a los inversionistas nacionales e internacionales, especialmente en dos ámbitos donde la Cuarta Transformación ha generado incertidumbre: seguridad y justicia.
Ademàs, el Gobierno Federal también tiene la obligación de combatir la corrupción en las aduanas para frenar no solo el tráfico de fentanilo, sino también la entrada de productos pirata que evaden impuestos y no cumplen con las normas de calidad para el consumidor mexicano.
Por otro lado, la competitividad del país requiere garantizar el traslado seguro de personas y mercancías en nuestras carreteras, evitando pérdidas humanas y económicas derivadas del robo y la extorsión. De no hacerlo, cualquier nación extranjera podrá señalar con razón un problema que hasta ahora no hemos podido resolver.

Senadora de la República