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Psicóloga Maira Gallegos

LOS SUEÑOS

La próxima vez que esté soñando quiero recordar que estoy soñando.
Stephen LaBerge.

Una de las principales teorías sobre los sueños es la de Sigmund Freud, quien menciona que el inconsciente es la base de las motivaciones humanas y los sueños una vía real y de acceso a este mismo. Los brillantes descubrimientos se plasmaron en su obra La interpretación de los sueños, publicada en 1900. Freud menciona que los sueños son los medios de expresión de las emociones reprimidas y la represión una fuente de una conducta neurótica.

Los sueños contienen dos elementos que hay que diferenciar; el contenido manifiesto y el contenido latente. El primero se refiere a la imagen onírica experimentada por el individuo. La imagen de las escenas del sueño, como si fuera una proyección de una película. El segundo tiene que ver con el verdadero significado del sueño. El lenguaje del sueño se expresa con símbolos; algunos son tan universales y antiguos que la interpretación puede parecer obvia; otros, en cambio, adquieren un significado sólo como una consecuencia de las asociaciones libres del consultante (las asociaciones libres se elaboran en el método de terapia de psicoanálisis).

Los sueños son de naturaleza simbólica y muestran un disfraz destinado a evitar que el durmiente se dé cuenta del verdadero contenido del sueño, evitar darse cuenta del deseo de que se cumplan sus pensamientos e impulsos prohibidos por la vida consciente. En realidad, lo protegen al canalizar la fuerza de los posibles trastornos emocionales, que de otra manera los despertarían.

La obra de Freud causó mucha controversia, a tal grado que dos de sus exdiscípulos, Carl Gustav Jung y Alfred Adler concluyeron que la importancia dada al simbolismo sexual era exagerada. Jung menciona que el hombre moderno sufre de trastornos psíquicos, ya que vive en una realidad de exigencias del entorno que le rodea y oculta su verdadera naturaleza, especialmente las necesidades espirituales.

La individualidad suprimida y la herencia colectiva se combinan y se expresan en la imaginería de los sueños. Para él en la interpretación de los sueños sólo se revela la verdad subjetiva del durmiente, sólo es necesario traducir el lenguaje metafórico y simbólico del sueño al idioma de todos los días. Adler sostenía que el agente que crea los sueños es la autoafirmación. El ambiente frustra de manera continua, originando sentimientos de inferioridad. El sueño compensa la frustración del durmiente, preparándolo para la acción durante el día. Dormido y despierto el ser humano lucha por resolver sus propios problemas, así que en cada uno de estos estados se genera un lenguaje distinto, donde “El sueño es un ensayo de la vida”.

Wilhelm Stekel, quien también fue discípulo de Freud, eliminó el empleo de la asociación libre e implementó su técnica de interpretación sobre el contenido manifiesto, sin tomar en cuenta la cooperación del consultante, valiéndose de un sistema que exige que el psicoanalista debe estar familiarizado con el lenguaje de los sueños; los conflictos básicos del hombre provienen de la lucha de sentimientos encontrados como el bien y el mal, creación y destrucción, extroversión e introversión, creando así la temática de los sueños. Críticos posteriores incluyeron, además de las motivaciones oníricas, los deseos, aspiraciones, temores y ambiciones personales del humano. Karen Horney expresó que el hombre no es solo una criatura guiada sólo por los instintos, sino un organismo complejo íntimamente relacionado con el ambiente y que los sueños expresan tanto los deseos creadores y afirmativos de la personalidad como sus problemas.

En los últimos años se ha rechazado el lenguaje freudiano en el sentido de relacionar los simbolismos oníricos de manera fija. No todos los símbolos se relacionan con los deseos sexuales. El Dr. Walter Bonime, en su libro El empleo clínico de los sueños resume que “El simbolismo onírico es resultado de la historia vital de cada individuo, sólo ésta nos ofrece la clave para interpretar el contenido simbólico de sus sueños”.

En conclusión, el tema de los sueños es fascinante y a la vez indescifrable. Existen líneas muy delgadas entre la realidad y la fantasía, entre lo consciente y lo inconsciente, entre el cuerpo físico y lo espiritual. Mucho se dice de los sueños. Son experiencias que parecen ser vividas realmente, emocionantes, inquietantes y hasta perturbadoras.

La ciencia ha tenido que comprender y explicar durante décadas, pero aún no se llega a una respuesta definitiva de por qué soñamos, aunque existen algunas teorías que dan posibles explicaciones. Durante el sueño el cerebro organiza y almacena recuerdos y experiencias de días anteriores (lo que se conoce como residuos diurnos). Siempre se sueña, sin embargo, no siempre se puede recordar. Se dice también que los sueños permiten predecir el futuro; de ello tampoco existe evidencia científica que lo respalde.

La verdad es que los sueños sí permiten procesar y almacenar emociones que durante el estado de vigilia no se resolvieron. En algunos lugares, actualmente, se realizan estudios de sueños lúcidos, como en el Centro de Investigaciones sobre el Sueño, de la escuela de medicina, en la Universidad de Stanford, Palo Alto, California, donde comprueban que se pueden controlar los sueños e inducirlos.