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Seis meses de la primera presidenta mexicana
Dra. Verónica Arredondo
A seis meses del hecho histórico, primera mujer presidenta en México, todavía no podemos evaluar el gobierno de Claudia Sheinbaum. Resulta complejo confiar en alguno de los que día sí y día también vierten opiniones y valoraciones de un periodo presidencial que apenas comienza. Me atrevería a decir que es muy pronto, que tenemos que esperar uno o dos años más para apreciar este gobierno y lo que nos generará.
Claudia puede haber tenido éxitos y fracasos en los seis meses que lleva gobernando, pero tenemos que tener presente que en seis meses no se puede cambiar estructuralmente una sociedad, un país. Tampoco sabemos si ese es su objetivo, aunque es deseable que lo sea. Vivimos en un lugar que es rico en recursos, incluso humanos, pero pobre en su actuación para con sus ciudadanos y el mundo. Vivimos en un país desigual, donde los pocos se enriquecen y los más viven marcando el paso, buscando la chuleta, sobreviven. Hipotéticamente, en realidad, tenemos todos los elementos para reorganizarnos y presentar un proyecto de nación en donde quepamos todos y todas y vivamos con un nivel de vida saludable, pero, ¿por qué no sucede?
La presidenta tiene la tarea de hacer que México sea un país incluyente y generador de oportunidades para ciudadanas y ciudadanos por igual. Los obstáculos que impiden el desarrollo de una sociedad, son temas que siempre van a existir, pero no por ello debemos de conformarnos con las circunstancias que enfrentamos. La presidenta tiene que saber, y lo sabe, que las condiciones se pueden construir, si de verdad se lo propone; que tenemos todo por ganar y casi nada que perder porque lo hemos estado perdiendo durante sexenios. Las y los mexicanas y mexicanos le hemos confiado el rumbo de la nación y está obligada a respondernos. No le queda de otra, ella eligió el cargo y tiene los recursos para entregar buenas cuentas.
No sé si han sido seis meses esperanzadores, pero sigo confiando en el proceder de la presidenta, no quiero evaluar su desempeño, porque ya dije que es muy poco tiempo para hacerlo. Mi deseo es que las situaciones presentes se resuelvan de la mejor manera, eso es lo que quiero, que se enfrenten los problemas sin dejar de lado la planeación que de por sí debería existir para el desarrollo de la nación; que encontremos políticas sociales que generen un bien común y justo.
Por ejemplo, el tema de la inseguridad y violencia no es un problema que se pueda resolver por decreto, tampoco ocurrirá que con el empleo de la fuerza policial, el ejército, vayamos a vivir en la paz. Es que no, no basta con mandar pelotones de la Guardia Nacional para que la realidad se modifique, eso lo sabemos, eso lo deben de saber el gobierno federal y los estatales. Vivimos en un contexto corrupto, que favorece a quienes detentan el poder y son ricos desde generaciones pasadas. Quienes detentan el poder no lo van a ceder, las clases adineradas nunca van a querer vivir en mundo justo y con equidad. Entonces, la violencia no se va a resolver con el empleo de la fuerza.
La violencia, como fenómeno estructural, guarda relación con el tema de las desaparciones, desaparecidas, desaparecidos, que se cuentan por miles en este país. Hay un chiste de humor negro de Nicanor Parra que recuerdo ahora, que dice: ' De aparecer apareció, pero en una lista de desaparecidos.'. No sé, por qué recuerdo esto ahora, debe ser porque me preocupa lo que ocurre a nivel nacional, tanta gente que desaparece, tanta gente asesinada, y creo que el Estado no está haciendo mucho por ello. Yo sé que debe ser difícil y que no alcanzan los recursos para contrarrestar el fenómeno, pero pido que haya empatía con la gente, las madres que buscan a sus familiares. Creo que la presidenta puede con ello, creo que tiene la capacidad para entenderlo y abrazar a su gente.
Miren, hay un fenómeno común que ocurre recurrentemente, las mujeres somos más exigidas y peor juzgadas. Yo creo que la presidenta va por buen camino, que su gobierno nos es ameno, pero también sé que cualquier error o fracaso va a ser sobreexpuesto, y que cualquier logro va a ser celebrado al mil por sus aliados y seguidores. Ni lo uno ni lo otro. Tenemos medio año para evaluar, que es insuficiente, en realidad. Como matemática, necesito más tiempo para generar alguna gráfica que revele resultados reales.
Espero que Claudia Sheinbaum nos dirija hacia el futuro, un futuro donde mujeres y hombres podamos desarrollarnos y contar con verdaderas oportunidades, un futuro justo, un futuro feliz. Porque la felicidad no es otra cosa que estar bien con los otros, estar bien consigo misma, estar bien y con tranquilidad. La felicidad es no tener preocupaciones por llevar el pan a la mesa. Creo que Claudia puede ayudarnos a alcanzar esos objetivos. Creo que su mandato puede llevarnos a tener un mejor país, una mejor vida.