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Psicóloga Maira Gallegos

¿QUÉ ES LA ENVIDIA?

Dios le da la bendición primero a los demás para ver nuestra reacción.
Bernardo Stamateas.

La envidia es una emoción o sentimiento de tristeza, emulación, deseo o pesar de algo que no se posee, ante la situación de comparación con otra persona y muestra la carencia propia. El origen etimológico de la palabra envidia viene del latín invideri, compuesto por el prefijo in que significa poner, ir hacia o sobre; y videre que significa ver o mirar; poner la vista o ver sobre algo. El diccionario de la Real Academia Española define la palabra envidia como tristeza o pesar del bien ajeno. De ahí también proviene la idea del “mal de ojo”, que tiene que ver con la mirada. Es básicamente un sentimiento de inferioridad. Los envidiosos descalifican lo que se envidia, como bienes materiales (“ese carro es una porquería”) o al envidiado (seguro anda en algo malo porque de qué otra forma obtuvo el dinero). Caen en críticas y actitudes de desprestigiar socialmente a los demás. Existe una necesidad de destruir los logros de los otros debido a la imposibilidad de tenerlo. La competencia en el mismo ámbito hace que se genere la envidia.
Freud relacionaba la envidia con el origen de las normas, la justicia y la identificación. Melanie Klein proponía que ésta era derivada de la pulsión de muerte y que está dirigida al objeto de deseo desde el nacimiento, que es el pecho de la madre. Desear lo bueno del mundo. O lo que significa nacer con una dotación de mayor o menor envidia, presta a atacar lo bueno del mundo. Esto se deriva en el significado del “pecho bueno” y el “pecho malo”. El primero es lo que se obtiene y da satisfacción y el segundo lo que no se tiene y que deriva en la tolerancia a la frustración. Aquí aparece el llanto. El que padece envidia experimenta, precisamente, una alta frustración. La envidia es respecto a las cualidades que el otro tiene para conseguir la admiración y bienes materiales. Esta se configura en una atmósfera familiar infantil donde predomina la competitividad y la rivalidad entre hermanos. Los más vulnerables a padecer envidia son el mayor y el menor. El primero porque tuvo un periodo de privilegio y atenciones. Con la llegada de un segundo hermano, se ve destronado y desplazado y esto genera rivalidad. El menor porque suele ser mimado y protegido en exceso que cuando sale del entorno familiar habitual tiene que enfrentar un mundo despiadado y frustrante.
Todo envidioso tiene fantasías sádicas. Significa que en la mente del envidioso se generan rumiaciones de situaciones de disfrute donde el otro sufre al generarse escenarios imaginarios donde sea avergonzado, humillado, despreciado, ignorado, vapuleado, criticado y denostado, mientras se genera placer. La persona envidiosa tiene tendencia a la depresión, la cual significa una patología que refiere un alto egocentrismo. No acepta la realidad de que no se va a tener todo en la vida.
Las personas envidiosas cargan con un gran complejo de inferioridad y se sienten incompletas; miran a los demás como personas superiores, sienten que siempre necesitan algo de la vida que en algún momento les fue negado y que les pertenecía. La herida que se puede reflejar aquí es la de la injusticia. La falta genera necesidad, por lo tanto, son personas necesitadas. Se sienten rechazadas y poco queridas; indica que la culpa la tiene la otra persona por ser mejor o feliz que ellos. Le atribuyen a la suerte el tener un objeto o condición favorable.
Al tener la intención de lastimar al otro se genera una sensación de ser buenas personas por hacer justicia para sí mismos. Consideran que hacen lo correcto ya que hay algo en la creación o en el mundo que les prohibió acceder a algo que era su derecho. La finalidad de las personas ante la adversidad es adaptarse a la realidad para poder autorrealizarse, lo cual es elemento fundamental para tener una personalidad dentro de la normalidad. La persona envidiosa no se adapta a ella y busca eliminar al otro para validarse a sí mismo. La destructividad del acto envidioso es el reflejo de la propia destructividad.
En la historia se han cometido diferentes crímenes por motivos de envidia. El primero de ellos se refiere a Caín y Abel. Otro caso más reciente y conocido fue la muerte de John Lennon, donde el asesino menciona que lo hizo solo por ser famoso: “pero yo estaba muy concentrado en la gloria personal”.
El envidioso generalmente es una persona cercana que utilizará el recurso de la traición. Siempre lleva ventaja sobre quien envidia. Tienen información de la víctima y la utilizará en su contra. La conducta se basa en observar lo que quiere de otra persona.
Minimizan los logros, cortan las alas, comparan con otras personas y dicen que lo que se hace y se logra no es para tanto. Avergüenzan en público o humillan; son sarcásticos y atacan utilizando las bromas; buscan arrebatar el derecho de existir y tratan de aniquilar la admiración de los demás. Tienen tendencia a acercase fingiendo amistad para que enterarse de intimidades, secretos y problemas y después de esto utilizar la información para causar daño.
Las amistades verdaderas no hurgarán en la vida personal. Los amigos no tienen el mismo código de secreto profesional que tiene un psicólogo o un psiquiatra, al que se les puede contar lo más íntimo y que no juzgarán, pero tampoco pueden utilizar o divulgar esa información sobre la persona o en contra de ella. Hay que tener cuidado de quienes son amigos y lo que se les confía.
Los amigos verdaderos muestran lealtad y se identifican con la causa justa de quienes estiman. En cambio, los envidiosos se alían con otros para tratar de formar un ejército y atacar.
Se identifica a un envidioso por la expresión de su rostro y su discurso. Una técnica que se puede utilizar con éstos es la descalificación estratégica. Se trata de descalificar lo que el envidioso desea; hace que deje de competir, comparar e idealizar lo que envidia. Si la persona envidiosa utilizara esa energía en crecer, se convertiría en un logro más para ella. Admirar más, envidiar menos.