PROTECCIÓN A LAS INFANCIAS
Por: Isadora Santivañez
Uno de los sectores más vulnerables de la población por su inocencia, fragilidad y falta de acompañamiento legal, son las infancias, debido a que a lo largo de los años sus necesidades han quedado desdibujadas y se han visto minimizadas por los encargados de generar una reglamentación jurídica que las proteja.
Sin embargo, durante los últimos años hemos visto organismos como la UNICEF y otros encargados de la niñez, que buscan generar esquemas de protección para brindarles garantía de seguridad y respaldo, a través de un enfoque transversal y de extremo cuidado; así mismo, la legislación mexicana ha integrado el principio del bien superior del menor, en el que ante todo se debe priorizar la estabilidad física y emocional de las infancias.
No obstante, hay mucho camino por recorrer y resulta necesario garantizar su protección a través de medidas tomadas para asegurar que los niños, niñas y adolescentes puedan desarrollar sus derechos y bienestar en un entorno seguro y libre de cualquier forma de violencia, abuso o explotación.
Esto implica la prevención, la respuesta a situaciones de riesgo y la promoción de entornos saludables y protectores.
La Convención sobre los Derechos del Niño es un tratado internacional de derechos humanos que establece todos las facultades de los niños, niñas y adolescentes en todo el mundo, siendo el documento legal internacional más avalado y con mayor respaldo, el cual garantiza el respeto al derecho de las infancias para que puedan desarrollar su potencial y vivir una vida plena.
La Convención reconoce una amplia gama de derechos incluyendo los políticos, los civiles, sociales, culturales, económicos y de salud, así como las obligaciones de los Estados Parte respecto a las medidas que deben tomar para garantizar que los derechos de los niños sean respetados, protegidos y cumplidos.
La condición de las infancias puede ser cruda, sometida al abandono, la carencia, el maltrato, el abuso y la explotación, sus realidades en muchos casos sobrepasan la ficción y se encuentran vulnerables ante contextos dañinos y lacerantes para su vida, su sano desarrollo y su integridad física y emocional, son los niños y niñas quienes mayormente pueden estar expuestas a las peores condiciones humanas, debido a su vulnerabilidad y a la falta de protección por parte de las autoridades.
Es por eso que debemos ser empáticos, pero principalmente guardianes, dispuestos a brindar todas las condiciones legales, estructurales y económicas para protegerlos, brindarles un sano desarrollo y una vida digna, libre de miedos, inseguridades y violencia.
Los niños son la base de un progreso continuo y la promesa de un mundo mejor, ellos también son agentes activos en la sociedad y aprenden a través de la interacción, por lo que su contexto debe ser seguro y el estado debe ser su principal protector.
Diputada Local