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Dr. Pablo Quezada*

Los tiempos más oscuros de la Universidad Autónoma de Zacatecas

La Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), fundada formalmente en 1959, ha sido históricamente un bastión de la educación pública y el pensamiento crítico en el estado de Zacatecas y en el norte de México. Sin embargo, su historia no ha estado exenta de crisis profundas, que han puesto a prueba su autonomía, su estabilidad financiera, su integridad académica y su misión social. Los llamados “tiempos oscuros” de la UAZ pueden agruparse en distintos momentos, cada uno marcado por problemáticas particulares que se entrelazan con el devenir político del país y la situación socioeconómica regional.

1. La represión política y la lucha por la autonomía (décadas de 1970 y 1980)
Uno de los periodos más complejos fue durante los años 70 y 80, cuando la universidad fue escenario de intensos conflictos ideológicos. Durante esta etapa, México vivía una época de efervescencia política y luchas sociales. En la UAZ se consolidaron movimientos estudiantiles y académicos de izquierda, influenciados por las corrientes marxistas, trotskistas y guevaristas que se expandían en América Latina tras la Revolución Cubana.
La UAZ llegó a ser considerada por algunos como una “universidad roja”, donde el activismo político impregnaba el ambiente académico. Aunque esto significó una época de gran participación política y crítica social, también generó tensiones con el gobierno estatal y federal. La represión de estos movimientos, muchas veces violenta, derivó en desapariciones forzadas, persecuciones, despidos de profesores y estudiantes expulsados.
En 1981, se vivió uno de los conflictos más tensos, cuando el gobierno intentó imponer una reforma educativa y administrativa, lo que generó huelgas prolongadas y tomas de instalaciones. La universidad fue incluso militarizada en ciertos momentos. Fue en esta época cuando se intensificó la lucha por una autonomía real y por evitar la intromisión de fuerzas externas en las decisiones internas de la universidad.
2. Crisis financiera crónica (años 90 hasta la actualidad)
Uno de los males persistentes de la UAZ ha sido su crisis financiera estructural. Desde los años noventa, y de forma más acentuada en las dos primeras décadas del siglo XXI, la universidad ha enfrentado deudas crecientes con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con proveedores, con el Servicio de Administración Tributaria (SAT) y con sus propios trabajadores.
La raíz del problema es multifactorial: aumento en la matrícula sin incremento proporcional en el presupuesto, falta de planeación, excesos en las prestaciones sindicales, corrupción administrativa y una dependencia excesiva del subsidio federal y estatal.
En 2018, la UAZ enfrentó una de las crisis más agudas cuando no pudo pagar sueldos y aguinaldos a miles de trabajadores, lo que provocó protestas, paros académicos y una creciente pérdida de confianza en su gestión. Los rectores han sido constantemente señalados por malos manejos de recursos, y a pesar de intentos de saneamiento financiero, la deuda estructural continúa siendo un lastre. En 2021, por ejemplo, la deuda acumulada rondaba los 2 mil millones de pesos.
3. Conflictos internos y cacicazgos universitarios
Otro de los periodos más oscuros ha sido la proliferación de cacicazgos dentro de la universidad. Diferentes grupos de poder, tanto sindicales como académicos y administrativos, se han enquistado en la estructura universitaria. Estos grupos controlan facultades, plazas, recursos y decisiones políticas, lo que ha convertido a la universidad en un campo de disputa permanente.
El Sindicato de Personal Académico (SPAUAZ) y el Sindicato de Trabajadores (STUAZ) han protagonizado huelgas largas, muchas veces no por razones académicas, sino por conflictos de poder. Estas huelgas han afectado directamente a los estudiantes, quienes han sido usados como rehenes en conflictos que poco tienen que ver con la mejora de la educación.
El clientelismo y la corrupción han generado desconfianza entre la comunidad universitaria. Se han denunciado plazas fantasma, nepotismo, favoritismo en promociones y becas, y una burocracia resistente a los cambios.
4. Violencia e inseguridad: el entorno actual
En años recientes, la UAZ no ha estado exenta de la crisis de violencia que atraviesa Zacatecas. Se han reportado casos de estudiantes desaparecidos, amenazas al personal académico, feminicidios y una creciente percepción de inseguridad en los alrededores de los campus. Este entorno ha afectado la vida académica y ha sembrado miedo entre la comunidad estudiantil.
En 2022, la universidad tuvo que suspender clases presenciales temporalmente por amenazas directas, algo inédito en su historia reciente. Esta situación ha llevado a exigir mayor presencia de seguridad pública en los campus, pero también ha puesto sobre la mesa la necesidad de que la universidad recupere su papel activo en la crítica a la descomposición social del estado.
5. Degradación académica y deserción estudiantil
El impacto de todos estos factores ha sido visible en la calidad académica y en los índices de deserción. La UAZ, que alguna vez fue reconocida por su papel en la formación de cuadros críticos y por su oferta académica, ha sido rebasada por la falta de actualización curricular, la pérdida de profesores especializados y la burocratización de la docencia.
A pesar de contar con programas acreditados, la percepción pública sobre la calidad de la enseñanza se ha deteriorado. Muchos estudiantes abandonan la universidad por motivos económicos o por falta de confianza en que obtendrán una formación competitiva.
Conclusión: una universidad en busca de redención
La Universidad Autónoma de Zacatecas ha atravesado momentos de profunda oscuridad, pero también ha demostrado una notable capacidad de resiliencia. Hoy, más que nunca, necesita una reforma integral que abarque no solo lo financiero, sino lo ético, lo político y lo pedagógico. Requiere de una nueva generación de liderazgos que pongan a los estudiantes al centro, que recuperen la dignidad del trabajo docente y que entiendan la autonomía como un compromiso con la sociedad, no como un privilegio corporativo.
La Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) atraviesa una de las crisis más profundas de su historia reciente, marcada por la detención de su rector, Rubén de Jesús Ibarra Reyes, el pasado 9 de mayo de 2025. La Fiscalía General de Justicia del Estado ejecutó una orden de aprehensión en su contra por el presunto delito de violación equiparada agravada. La audiencia inicial para formular la imputación se llevó a cabo el 11 de mayo, y se dio sentencia de prisión por cuatro años en libertad por abuso ya que el Rector se declaró culpable.
Recuperar la UAZ no será fácil. Pero es urgente.