Psicóloga Maira Gallegos
SEXUALIDAD Y PLACER SEXUAL MASCULINO
Mi opinión en lo que se refiere al placer es que hay que emplear todos los sentidos.
El Marqués de Sade.
En la vida de hombres y mujeres la intimidad y el placer sexual juega un papel muy importante. No solo es un derecho exclusivo de unos, pues esto también contribuye a la plenitud o sensación de vacío del ser humano adulto. Cuando se habla de genitalidad solamente se puede caer en un concepto y en una explicación muy pobre referente a la sexualidad femenina o masculina. El placer sexual se refiere a las sensaciones de disfrute, goce o satisfacción que se experimentan al estar en un estado de excitación. Es parte fundamental y no solo son sensaciones, sino que incluye otras experiencias; no se limita solo a lo físico. La genitalidad se refiere al aspecto biológico y físico de la sexualidad (órganos sexuales y componentes), y esta última abarca aspectos amplios como afectivos, emocionales y psicológicos.
La sexualidad es una energía positiva que tiene cuatro dimensiones: la corporal-genital; la psicoafectiva; la social y la espiritual. En la total experimentación de todas estas conducen a sentir la plenitud de la vida. Practicar una en mayor proporción que las otras, en especial la primera, es perder la riqueza de las otras tres. Otro punto es que, si se piensa que la genitalidad es solo el coito (la penetración) se esta reduciendo y empobreciendo la experiencia. Igualmente es muy probable que se viva insatisfecho. En alguna de estas dos ideas muchos de los varones caen sin analizar ni cuestionar las creencias y actitudes que los conducen a actuar de cierta forma y suelen tomar una de dos: renuncian a la genitalidad y no tienen relaciones sexuales o se vuelven obsesivos por ellas.
Si se utiliza la siguiente alegoría se puede ejemplificar la genitalidad y la sexualidad. Cuando se es invitado a un banquete la persona se queda con hambre, ya que en lugar de comer la cena completa sólo comió unos canapés. La sexualidad sería el banquete y la genitalidad son los canapés. ¿porqué quedarse con hambre o insatisfechos si está la opción de comer toda la cena? Comer sólo los canapés hace que se quiera repetir las más veces posibles.
Seidler menciona que, en la relación sexual o íntima, el que el hombre quiera ser independiente favorece la ruptura entre sexo e intimidad; el sexo se convierte solo en una meta para el hombre, un medio de demostrar o afirmar su masculinidad. Es inconscientemente un mandato de la sociedad para el varón, ser independiente (no mandilón) y autosuficiente, aunque esto lo lleva a dividirse internamente y tener conductas de despersonalización.
Citando a Seidler: “lo que como varones heterosexuales hemos aprendido a desear es sexo sin contacto ni involucramiento emocional. Existe un temor que está ligado con la posibilidad de volvernos vulnerables, porque no queremos ser rechazados”. El temor al rechazo hace que la conducta de la genitalidad predomine por encima de las demás dimensiones. Al no ser rechazado no se sufre y tampoco se es vulnerable. Es como una cadena que evidencia la conducta del género masculino o como meterse a la cama con un chaleco antibalas en donde sí se da la penetración, pero se pierde el encanto de las caricias, de la desnudez completa, de la intimidad entregada, de ponerse en las manos de la otra persona y de volverse vulnerable. Con el chaleco al menos se siente seguridad y control en la relación, pero con un vacío personal.
Los hombres además tuvieron la herencia del aprendizaje de “cómo se hacía el amor”. El varón se prueba a sí mismo qué tan hombre es y se prueba comparándose con otros. Este aprendizaje y comparación se dio en la etapa adolescente en donde en las conversaciones los instructores eran otros adolescentes y así el sexo es una prueba más para superar. Esta sexualidad aprendida y transmitida se parece más a una sexualidad animal en cuanto a que no se involucra lo más humano que son las emociones y los sentimientos, y sobre todo el amor. Los animales solo viven en la genitalidad ya que son meramente impulso: no hay amor. La sexualidad humana es diferente ya que toma en cuenta la razón, los valores, los sentimientos, la entrega de la propia intimidad, entre otros aspectos.
Las películas eróticas y la pornografía erróneamente sirven para elevar el grado de dificultad de las metas por alcanzar en la vida sexual de los hombres (aunque también de las mujeres) dejando la sensación de incapacidad y limitación. Esto hace soñar a los hombres con un falo grande (símbolo de poder) capaz de penetrar a muchas mujeres. La realidad es que los hombres tienen un pene de proporciones normales. Cuando son presa de las tenciones y estrés de la vida diaria a veces se dificulta la erección. Cuando un hombre vive con los sufrimientos de la vida depositan en la genitalidad la solución de la felicidad, falsamente.
Para los hombres es importante hablar de manera segura respecto a sus miedos, ignorancias, dudas, y vulnerabilidad respecto a su sexualidad. El placer se da mayormente en el involucramiento afectivo, en la capacidad de amar y entregarse a la persona (no usarla), en la capacidad de ser él mismo, el encanto de fluir sin temores, sin necesidad de convencer a nadie, sin máscaras.
Muchos de los problemas de disfunciones sexuales son gracias a los modelos ya aprendidos. De ahí que es importante la manera en que los hombres se ven a sí mismos en relación a su cuerpo y afectividad.
La comunicación con la pareja permitirá sentirse en confianza y superar el miedo ante quien ama al hombre. Aunque paradójicamente se puede llegar a sentir vulnerable, esto permitirá sentirse más aceptado como se es y no como se “debería” ser. Vivir la plenitud y el reconocimiento de las emociones como inseguridad, debilidad y a la vez fuerza, valor, etc. permite estar en contacto más con el cuerpo y sus necesidades emocionales. Cuando se usa más la razón los sentidos se bloquean y dejan de avisar y dar mensajes. Por eso a veces es tarde cuando llega una enfermedad o un infarto.
La madurez mental, emocional y espiritual se consigue estando a la escucha del cuerpo: cansancio, agotamiento, sensaciones, emociones, dolor, disfrute, placer, alegría, etc.
Conforme los hombres empiecen a dejar expresar sus necesidades emocionales y sus deseos entenderán más a sus parejas, a cuidar más de sí mismos emocionalmente entenderán mejor lo que significa cuidar a otros.