Entiendo una paternidad presente
Dra. Verónica Arredondo
Este domingo celebraremos el Día del Padre, un festejo que tiene más de cien años de historia y tradición y que funciona para homenajear a nuestros padres. La leyenda dice que Sonora Smart Dodd fue quien impulsó la idea del Día, ya que su padre había criado en solitario a sus seis hijos y le pareció bien reconocérselo. Luego en 1924, el presidente gringo de en ese entonces, Calvin Coolidge, lo instituyó como fiesta nacional el tercer domingo de junio y supongo que de ahí pasó a México.
Desde mi posición, yo creo que este domingo, Día del Padre, es una oportunidad para celebrar a los padres que de alguna manera están presentes, pero también lo es para reflexionar y cuestionar las paternidades ausentes. Una paternidad ausente es aquella donde el padre no asume su rol y delega toda la crianza a la madre; es decir, que no es necesariamente un padre que abandonó el hogar.
Por otro lado, la figura de las nuevas paternidades es una forma de abordar la paternidad y caracterizarla por medio del involucramiento activo, en la crianza, en las tareas domésticas, en el cuidado de los hijos; la responsabilidad compartida, el compromiso con la igualdad de género, la priorización del tiempo de calidad, el enfoque de la salud emocional y mental. Esta forma de presentarse como padre, puede generar beneficios como: mayor bienestar emocional de los hijos y fortalecimiento de lazos familiares, entre otras cosas.
Sea como fuere, quien elige ser padre debe ser responsable y consciente de que tendrá bajo su tutela la vida de una persona indefensa durante su infancia y adolescencia y esa es una tarea que no será nada sencilla de sobrellevar. Supongo que tener un hijo es una alegría inigualable, una experiencia única, un hecho que marca la existencia de una persona. Y supongo que en la mayoría de los casos se decide ser padre por amor o algo parecido.
Por otra parte, la paternidad se asocia directamente con el ejercicio del poder, el machismo, lo que es masculino. Es importante entonces, también, abordar las nuevas masculinidades, para desde ahí acercarse a una forma novedosa de asumir la paternidad. Tengamos en cuenta que, la asociación de lo masculino con la violencia, el dominio y la fuerza ha cimentado la idea del hombre como proveedor, moldeando a los niños desde temprana edad con estereotipos como jugar a los carritos, practicar deportes rudos y vestir de azul. Afortunadamente, esta percepción está cambiando. Las nuevas masculinidades buscan promover un trato igualitario entre hombres y mujeres.
Yo crecí en una familia tradicional, normal, sin embargo, mi padre, Manuel Arredondo, que siempre estuvo presente en la crianza, buscó que nosotras, sus hijas, mujeres, creciéramos con las misma oportunidades y beneficios que mis hermanos. En su momento, no se hablaba de la igualdad de género, pero él llevaba a la práctica conceptos similares. Le agradezco tanto eso, que todavía repercute en mi vida su forma de educarnos y formarnos. Aprecio esta oportunidad, de celebrarle el Día del Padre, se lo ha ganado y se lo merece. Yo creo que así entiendo una paternidad presente, una paternidad práctica y justa, amable, social, amorosa, la entiendo porque lo tengo a él como ejemplo, como meta.
Celebro el Día del Padre para mi papá, para mis hermanos y mis amigos, que son una buena muestra de lo que es ser verdaderos padres.
¡Feliz día de Padre!