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Psicóloga Maira Gallegos
AMOR CIEGO

Entonces hay que saber muy bien, cuando uno es capaz de arriesgar su cielo por el infierno del otro, o cuando uno se esta condenando solo al infierno, por otro para el que ni siquiera somos el cielo.
Gabriel Rolón.

El ser humano tiene la necesidad de vivir en pareja debido a que es un ser social. Se debe a varios factores psicológicos, sociales y biológicos. Si pensamos en la evolución de la especie, la reproducción y la crianza son necesarias para preservar las decendencias. Socialmente, llegada una etapa de la vida, se presiona a la persona para que tenga pareja. Sucede en varias culturas incluyendo la nuestra. Algunas veces este hecho se considera un logro importante, así como formar una familia. La influencia de los medios de comunicación también juega un papel importante romantizando la idea de que tener pareja dará la felicidad. Respecto a lo biológico, reproducirse es un instinto básico para preservar la especie. Aunque también la conexión física facilita la liberación de hormonas como la oxitocina, que promueve la unión y el bienestar emocional.
Uno de los mayores anhelos del ser humano es enamorarse y tener una relación feliz. Pero en muchas familias se ha aprendido diferentes y diversas formas de expresar y demostrar amor (inconscientemente), no todas sanas o adecuadas. El amor también puede consistir en compartir la infelicidad de nuestros padres y abuelos, y así, repetir sus historias. Cuando se sigue enredado en la historia de la familia las pautas de comportamientos y conductas destinarán al distanciamiento y fracaso de las parejas y, a veces, de la familia. Se repiten pautas de carencia afectiva, desconfianza, ira, retraimiento, cerrazón, ausencia, abandono, entre otras, y luego se culpa de la propia infelicidad al otro, a la pareja. La mayoría de los problemas que surgen entre parejas tienen origen en las dinámicas que existían en las familias de origen, incluso antes de nacer.
Mucho escritores y poetas hablan del amor incondicional o de que el amor todo lo puede. Las letras de canciones hablan del amor y desamor. Por ejemplo, Virgilio, un poeta clásico dijo: “El amor lo vence todo”. Los Beatles en su canción All you need is love dicen que amor es todo lo que necesitas. Pero hay que tener en cuenta que las lealtades inconscientes actúan bajo como impulso de nuestras vidas. Jung decía “Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida, y tú le llamarás destino”. El amor inconsciente que fue aprendido en el núcleo de las familias puede vencer a la capacidad de mantener una relación amorosa con la pareja. Mientras se siga atrapado en pautas de familias aparecerán las dificultades en las relaciones de pareja.
Es importante identificar cuales son esas redes para desenmarañar la influencia que ejercen sobre la persona misma. Las siguientes dinámicas familiares deterioran la intimidad con la pareja y algunas paralizan para impedir siquiera tener una.
- Si tuviste una relación difícil con la madre; lo que queda pendiente con ella se puede repetir en tu pareja, seas hombre o mujer.
- Si rechazas, acusas o culpas a tu madre o padre; se proyectan en emociones, rasgos y conductas derivadas de la relación con el progenitor que se rechaza. Por lo tanto, se proyectarán sobre la pareja las quejas que se tienen acerca del padre o madre. Este rechazo se compensa teniendo rechazo de la pareja, o hacia él o ella, y dificultades en la relación. Es posible que se atraigan parejas con características semejantes al progenitor rechazado. Quizá abandones a tus parejas o tus parejas te abandonen a ti, que tus relaciones te parezcan vacías o optes por quedarte solo. Tener un vínculo estrecho con el progenitor del mismo sexo refuerza la capacidad para relacionarnos y comprometernos con una pareja.
- Estas fusionado con los sentimientos de tu padre o tu madre; si uno de los padres tuvo sentimientos negativos hacia el otro, en modo de lealtad es posible que tu conserves ese sentimiento dirigiéndolo hacia tu pareja. Esto se puede transmitir por generaciones.
- Has sufrido una interrupción temprana del vínculo con la madre; en estos casos es probable que aparezca un grado de ansiedad al momento de intentar tener una relación sentimental. Como no eres consciente de la ruptura temprana del vínculo puede ser que encuentres en la pareja defectos o conflictos que permitan distanciarte. Es posible también sentirse falto de cariño, demasiado apegado, celoso o inseguro en la relación. O en el polo opuesto, pueden darse muestras de independencia sin exigir demasiado en la relación. Incluso rehuir completamente a las relaciones.
- Te ocupaste de los sentimientos de tu padre o madre; por lo general los padres dan y los hijos reciben. Pero existen casos en donde uno de los padres (o ambos) están tristes, deprimidos, inseguros, con ansiedad o ausentes. Entonces los hijos adoptan la dinámica de dar consuelo y su propia necesidad pasa a segundo término. El acceso a sus sentimientos queda aplastado por el hábito de tener que dar cariño, en lugar de recibirlo. Son personas que en las relaciones de pareja dan más que el otro o demasiado, lo que produce tensión. El efecto contrario sería sentirse sobrecargado o abrumado por las necesidades de la pareja y reaccionar con resentimiento o bloqueo.
- Tus padres no eran felices juntos; si había dificultades en la relación de tus padres o no les iba bien juntos, posiblemente tú no te consientas o apruebes a ti mismo tener más de lo que tuvieron ellos. Este también es un sentimiento inconsciente de lealtad hacia los padres que impide ser más feliz que ellos, aunque sepas que es lo que ellos deseaban. Si en la familia nuclear esta limitada la felicidad los hijos puede sentir culpa o a disgusto cuando tienen sentimientos satisfactorios, de logro o felicidad.
- Tus padres no siguieron juntos; en esta situación también abandonas una relación de pareja de manera inconsciente. En muchos casos cuando se tiene la edad a la que tus padres se separaron, cuando tu relación ya duró el mismo tiempo que duró la suya, o cuando tu hijo tiene la misma edad que tú tenías cuando se separaron. Aunque puedes seguir con la relación, pero vivir, tú o tu pareja, separados emocionalmente.
- Tu padre o tu abuelo tuvieron otra pareja a la que abandonaron; si uno de los dos abandonó a una primera esposa o a la mujer que hizo pensar que se casaría con ella, como hija, puedes estar purgando quedándote sola como aquella mujer. Es común que aparezca un sentimiento de que “no eres lo bastante buena” como aquella mujer que no lo fue para el padre o abuelo.
- Tu madre o padre tuvo un gran amor que le partió el corazón; como hijo (a) puedes sumarte inconscientemente a la emoción de tu madre o padre, perdiendo también un gran amor o llevando contigo los sentimientos de desengaño y que te consideres imperfecto (a) o no lo bastante bueno (a) como ella o él tampoco lo fueron, tener la sensación de nunca estar con la persona que realmente quieres. Si eres hijo puedes intentar convertirte en el sustituto de ese amor y ser sucedáneo del primer amor que mamá perdió, y como hija ser sucedánea del primero amor que perdió papá.
- Tu padre o madre, o un abuelo o abuela se quedó solo; si uno de los padres o abuelo quedó solo a causa de un abandono o muerte de la pareja, es posible que tú también por lealtad te quedes solo o sola. Si se está en una relación se pueden estar generando conflictos o distanciamientos para sentirte solo también. La lealtad busca la forma de compartir la soledad con el ancestro.
- Si padre o madre, abuelo o abuela sufrieron en su matrimonio; si se encontraban atrapados en matrimonios sin amor, pasaron abandonos, muertes, si eran bebedores, jugadores, golpeadores o dejando que uno solo o sola criara a los hijos, tú puedes asociar inconscientemente esas experiencias y proyectarlas en tu matrimonio o relación de pareja. Quizá repitas las experiencias o evites el comprometerte en una relación por miedo a pasar por lo mismo.
- Tu padre o madre despreciaba o maltrataba a su cónyuge, en actos o palabras; se puede revivir ese sufrimiento en tu misma relación. El hijo puede tratar mal a su pareja para que el padre no cargue solo con el papel de “ser el malo”. En lealtad él también asumirá ese papel. O la hija puede tener una pareja que la trate mal o sentirse distanciada. Los papeles también pueden ser opuestos o a la inversa (que la mujer maltrate a su pareja hombre).
- Tu padre o madre murió joven; si uno de tus padres murió cuando eras un niño, es posible que te distancies de tu pareja a la misma edad que murió, cuando la relación haya durado el mismo tiempo que duró la de tus padres o cuando tu hijo(a) tenga la misma edad que tú tenías al perder a papá o mamá.
- Hiciste daño a una pareja anterior; en este caso quizá intentes compensar ese daño saboteando tu relación actual. Incluso la pareja lo puede notar o percibir y alejarse.
- Has tenido demasiadas parejas; cuando se ha tenido demasiadas parejas se deteriora la capacidad de vincularse sanamente en una relación. Las separaciones se vuelven más fáciles y la relación pierde profundidad.
- Abortaste voluntariamente o entregaste un hijo en adopción; debido a estas situaciones los sentimientos de culpa, remordimiento o arrepentimiento muchas veces no permiten gozar de felicidad en la relación.
- Eras el confidente de tu madre; siendo varón intentaste satisfacer las necesidades no cubiertas de mamá y proporcionarle lo que no pudo recibir de su pareja, o sea tu padre. Más adelante, en tu relación de pareja puedes tener dificultad para comprometerte debido al temor de que tu pareja quiera o necesite demasiado de ti, como lo hizo tu madre. En este caso el hombre en la adultez tiene la facilidad de establecer relaciones con las mujeres, hasta puede convertirse en un mujeriego y dejar corazones rotos, pero con dificultades de comprometerse.
- Eras la preferida de tu padre; cuando hay más proximidad de la niña hacia el padre en la adultez puede sentir insatisfacción con las parejas. La raíz del problema es el distanciamiento de la hija respecto a la madre. Esto también determina la insatisfacción en la relación.
- Alguien de la familia no se casó; puede existir una identificación con un tío, tía, hermano mayor o algún otro familiar. Posiblemente hubo burla y ridiculización hacia esa persona. Puede haber una alineación inconscientemente.
El amor que se ha aprendido viene de nuestros padres o abuelos, cómo amar y cómo ser amado. Aunque en verdad, muchas personas no tienen idea de lo que es una relación sana. Por ello vamos repitiendo los patrones que aprendimos por medio de dinámicas dolorosas, a partir de muchas carencias afectivas y pensando que la pareja los resolverá.
Los modelos de pareja que vimos cuando éramos niños crearon un esquema inconsciente. En la etapa adulta sin pensarlo, ya se están repitiendo las dinámicas. Tu pareja se parece a tu madre o padre, tu eres como uno de ellos, vives problemas parecidos a los que tenían. Por esto es importante preguntarte que tipo de relación tuvieron tus padres y abuelos y que tipo de dinámicas se repiten en tu relación. Si regresas por un momento a analizar que pasó en tu infancia puedes analizar e identificar donde están las raíces de tus carencias.
Cuando se es consciente de los patrones que se repiten estos dejan de operar automáticamente y entonces se puede elegir. Construir relaciones sanas, no solo de pareja sino amigos, colegas, compañeros, familiares requiere de trabajo personal. Hay que ocuparse de las heridas, modelos, necesidades, creencias; todo ello juega un papel importante a la hora de construir relaciones, aunque muchas veces no se tiene ni idea de las maletas que se cargan en la vida.
La unión de una pareja debería contribuir al crecimiento personal, autoestima, seguridad, al apoyo emocional, a la compañía y reducción de soledad. Las parejas que saben comprometerse y aprenden a compartir y resolver conflictos tienen mayor oportunidad de crecimiento. Una relación sana también puede contribuir a tener una sensación de seguridad y pertenencia.