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Autonomía económica de las mujeres: clave para la transformación de Zacatecas

Por Maricarmen Salinas, Secretaria de Administración del Gobierno del Estado de Zacatecas

En Zacatecas, como en muchos rincones de México, las mujeres han sostenido la vida comunitaria desde el trabajo invisible: el cuidado, la organización barrial, la producción agrícola familiar, la migración, la supervivencia. Y sin embargo, a pesar de su papel central en el tejido social, económico y emocional de nuestras comunidades, siguen enfrentando barreras estructurales que limitan su plena autonomía.
Hablar de autonomía económica de las mujeres es hablar de justicia, pero también de estrategia. No hay desarrollo sostenible sin igualdad. No hay transformación profunda sin que las mujeres puedan acceder —en igualdad de condiciones— a oportunidades de trabajo, ingresos, propiedad, tiempo y toma de decisiones.
La autonomía económica no es solo tener un ingreso: es poder decidir sobre la propia vida. Implica contar con recursos, con redes de apoyo, con tiempo propio, con movilidad segura y con condiciones dignas de empleo. Es, en esencia, uno de los pilares fundamentales para que las mujeres puedan vivir libres de violencia y con un proyecto de vida propio.
Desde la perspectiva de la Cuarta Transformación, este tema es prioritario. No se trata solo de repartir apoyos sociales —que sin duda son fundamentales como piso de protección social—, sino de construir condiciones estructurales para que las mujeres sean protagonistas del desarrollo: dueñas de su tiempo, de su trabajo, de sus decisiones.
En Zacatecas, aún tenemos desafíos importantes. Muchas mujeres siguen dedicando hasta el doble o triple de horas al trabajo no remunerado en comparación con los hombres. Las tasas de participación laboral femenina son más bajas, y quienes sí acceden al mercado laboral, lo hacen en condiciones de mayor informalidad, menor salario y menos estabilidad. Además, persiste una brecha en el acceso a cargos de decisión, tanto en el ámbito público como en el privado.
Desde la Secretaría de Administración del Gobierno del Estado, estamos convencidas de que la institucionalidad pública debe ser también un instrumento de igualdad. Por eso, impulsamos acciones que abonen a construir autonomía económica desde lo que nos toca:

Promoviendo un servicio público igualitario, donde las mujeres tengan acceso a puestos de liderazgo y desarrollo profesional.

Incorporando la perspectiva de género en los procesos administrativos: desde la planeación del gasto hasta la evaluación de programas.

Reconociendo el valor del trabajo de cuidados y buscando formas de redistribuirlo, tanto al interior del gobierno como en las políticas que impulsamos.

Impulsado una cultura laboral m equitativa, con respeto a los derechos laborales de las mujeres, incluyendo medidas de conciliación trabajo-familia.