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“¡Digan whisky!”  

 

Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)

Hace años, muchos años, pero cuando digo muchos son realmente muchos, me daba mucha pena sonreír y mostrar mis dientes. De pequeña no eran dientes feos, después de mudar y durante un tiempo tuve un colmillo medio vampirezco, nada que dos años de brackets (frenos le decían en mis tiempos) pudieran remediar. Sin embargo había cierto problema a parecer un burro sonriendo. Si, leyó usted bien, mi temor mayor era parecer un burro, alguien alguna vez sembró esa idea en mi mente y brotó, dando origen a un tipo raro de hierba venenosa que no me permitía mostrar mi dentadura. Me parecía vulgar y de mal gusto enseñar los dientes al momento de sonreír y ni hablar de soltar una fuerte y sonora carcajada muy al estilo hiena. Con el tiempo estos temores cedieron y se superaron los traumas, ahora tengo la dicha de enseñar ampliamente la mazorca y darme el lujo de reírme a carcajadas así, tal cual como usted lo pensó… como hiena.

Mi madre decía algo más o menos así: “Una sonrisa no se le niega a nadie”. La Mada trata de sonreír a todo… casi todo el que se cruza enfrente, sin embargo he tenido experiencias extrañas, digo extrañas porque no puedo decir que hayan sido desagradables, a fin de cuentas no todas las personas están obligadas a regresarte una sonrisa, se les podría obligar apretándoles el pescuezo y con una mirada fija ordenarles que sonrían, pero ese no es el punto, el objetivo es lograr una sonrisa  más o menos sincera en el otro. Hay ocasiones, debo decir que la gran mayoría, las personas te devuelven una sonrisa, algunas veces esa sonrisa tiene algo de desconfianza pero sonríen. Es sorprendente ver algunas personas hasta se ofenden, se voltean despavoridos como si con tu tierna sonrisa les estuviese enviando un maleficio encanto y se pudiesen convertir en sapos, otras tantas más, las más tristes, ni cuenta se dan que les están brindando una sonrisa. Si eres mujer y sonríes a un hombre este puede pensar que le estas coqueteando, y les aseguro que el 80% de las veces no es así. Si eres hombre y le sonríes a una mujer esta pensará que le está sonriendo a otras partes de su cuerpo, sin embargo, tranquilas, la mirada de un hombre es tan obvia  que queda lugar a dudas, por tanto, si un hombre nos mira a la cara y nos sonríe… es porque realmente nos está sonriendo a la cara.

La sonrisa de Merlina en la película de los Locos Adams es encantadora, su sonrisa  parece una mueca, al no estar acostumbrada a sonreír cuesta trabajo. Obvio esta sonrisa causó temor, pero solo al principio, uno llega acostumbrarse a este tipo de sonrisas en personajes serios y amargados que tratan de alguna forma de salir de su laberinto.

Hay sonrisas maravillosas de ancianos sin dientes, sonrisas francas que a pesar de las desventuras llenan de color el rostro surcado de arrugas y de historias. Estas sonrisas son de mis favoritas, estas sonrisas siempre me enseñan que vale la pena sonreír, vaya como vaya.

Las carcajadas de un grupo de amigos es la mejor terapia, esas carcajadas que hacen que te sientes porque corres el riesgo de caerte, esas que hacen que te duela el estómago o hacen que tu control de esfínteres te traicione. Esas carcajadas de larga duración que te activan la memoria y cuando las recuerdas vuelves a reír con la misma intensidad, momentos dignos de ser contados en cada reunión y que un extraño jamarás entenderá como es que te ríes siempre de la misma historia.

La sonrisa de nervios, esa traicionera que te ataca en eventos solemnes, esa carcajada imparable que a todos nos ha llegado al momento de rezar el rosario o peor aún en un velorio después de cometer la idiotez de felicitar al deudo o desearle muchos días de estos.

La sonrisa de un niño es la mejor, esa carcajada con o sin dientes, ese baile que acompaña festivamente esa explosión de vida. La sonrisa de un niño te vuelve a la vida y recuerdas que vale la pena sonreír solo por el hecho de enseñar los dientes de burro que amablemente la vida te otorgó.

Si no me gana la risa, me voy a una segunda parte de la sonrisa en el arte. Je,je. Fin….

P.D. Los verbos reír y sonreír y muchas de sus conjugaciones van felizmente acentuados… se puede sentir como que se ríen por si solos…

 

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