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IGLESIA VS ESTADO
Dr José de Jesús Reyes Ruiz

Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

Hace apenas una semana la Iglesia -así con todas sus palabras- convocó; en algunas partes en forma directa, en otras a través de organizaciones afines, a la realización de marchas a todo lo largo y ancho del territorio nacional, con el único y principal objetivo de expresar su opinión en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

No me queda ninguna duda que organizaciones de la sociedad civil como aquella que se auto nombra “en defensa de la familia” y claro ciudadanos independientes, pueden manifestarse públicamente y mostrar abiertamente lo que para mí es un claro ejemplo de homofobia, y como diría Voltaire, "No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarla", o lo que es lo mismo.... podré estar en contra, pero ante todo debo manifestar mi absoluto respeto a opiniones por muy distantes que estas sean de la mía propia.

El problema es cuando una institución que por ley no tiene, no debe meterse en asuntos que no le conciernen, comienza a opinar al respecto, y eso es exactamente lo que han hecho muchos -no todos-, jerarcas de la iglesia católica al manifestar su opinión, que podrían hacerlo en su calidad de ciudadanos, pero nunca a nombre de la iglesia.

Para comenzar; tendremos, o más bien tendrán que aceptar, me refiero a los jerarcas comenzando con el impresentable Cardenal Norberto Rivera Carrera y su vocero aún más impresentable, Hugo Valdemar Romero, que ellos no son, y ni siquiera representan a la iglesia, eso debe quedarles muy claro, la iglesia somos todos, yo, incluido, y una gran parte de la iglesia -la católica-, está en contra del discurso y las manifestaciones homofóbicas que han expresado recientemente y que han publicitado como si fuera la opinión única, cuando me atrevo a pensar que por el contrario, la opinión mayoritaria está a favor de la tolerancia y la aceptación de aquellos que son diferentes, porque muchos -la gran mayoría quiero pensar-, lo entendemos como el mensaje de Cristo en favor de las minorías y de los marginados.

Pero todo esto resulta algo que llega a lo verdaderamente repugnante, cuando vemos por ejemplo la convocatoria que en Jalisco emitió un partido político, Encuentro Social que ya se ha apuntado como un palero más del PRI, y que dice representar a sectores cristianos, es decir a protestantes.

La convocatoria que contaba de 10 puntos y que mostraba un odio severo de tipo claramente homofóbico se iniciaba así en su primer punto: 1.- Por un México sin lesbianas ni homosexuales, y ya con esto prefiero obviar los demás puntos que venían más o menos en el mismo sentido.

Según los cálculos de los expertos aproximadamente un 10% de la población forma parte de las personas con preferencias sexuales diferentes, y muchas de ellas han aportado un bagaje cultural importantísimo a nuestro país, solo por poner un par de ejemplos permítanme recordar al gran Monsiváis, o a Juan Gabriel por solo mencionar a algunos de los más grandes, pero la Iglesia Católica, conjuntamente con otras iglesias protestantes y grupos que pretenden proteger a la familia, de entrada los descalifican creando un odio que muestra claramente una enorme falta de caridad cristiana.

Estamos hablando que existen en nuestro país aproximadamente entre 10 y 15 millones de personas que pertenecen a este grupo -nada pequeño-, que está siendo descalificado por un grupúsculo de personas que se consideran a sí mismas “bien nacidas”, y que promueven un discurso de odio, que no tiene ningún sentido en los terrenos que se quieran, científico, sociológico, psicológico etc.

Y en este momento me permito aplaudir y quitarme el sombrero frente al niño que en Guanajuato, se colocó frente a los vehículos policiales que encabezaban la marcha, me refiero a un niño de 12 años que aún no llega a la adolescencia, al que se le ve con los brazos en alto para detener esa andanada de odio impulsada en gran medida por jerarcas de la iglesia católica que por otro lado protegieron a pederastas de la talla de Marcial Maciel y otros tantos por el estilo y que hoy en día salen con la bandera de la defensa de la familia.

¡Este niño héroe -ahora que celebramos a los niños héroes- simplemente dijo, “tengo un tío homosexual al que no quiero que nadie odie” … NO NECESITO DECIR MAS!!!!

Para comenzar con una argumentación que he utilizado en el pasado, y que ojalá abra sus oídos cerrados; es que las neurociencias han demostrado plenamente que la tendencia y la preferencia sexuales están determinadas genéticamente, es decir que son de origen biológico y no cultural como ellos tratan de convencer como si estuvieran en la obscura edad media.

Es decir, no existe posibilidad alguna que una pareja homosexual transmita a un hijo adoptivo su tendencia o preferencia sexual simplemente por convivir con él.

Su discurso de la marcha de blanco no es diferente al discurso excluyente de Donald Trump, y vamos ni él se atreve a expresarlo abiertamente, imaginemos las marchas de principios del siglo XX en Los Estados Unidos por una Norteamérica libre de negros –así lo expresaban con todas sus letras- o bien un discurso en nuestro país que dijera Por un México sin indígenas, ¿esto es el amor cristiano lo que predican en sus marchas y en su pensamiento, un discurso excluyente de las minorías, excluyente de la diversidad?

Ojalá lo entendieran, porque lo que hacen con este tipo de manifestaciones Es equiparable a manifestase en contra de la posibilidad de ser felices para personas que nace con una disfunción, como sería por ejemplo el Síndrome de Down -no hay niños más cariñosos que ellos-, o a un niño autista o a un niño con parálisis cerebral infantil, y me pregunto ¿estarían en contra de la posibilidad de que estos seres humanos con capacidades diferentes se le negara la posibilidad de ser felices y convivir dentro de Nuestra Sociedad?.

O que se les nieguen un derecho que les otorga el Estado, obligado como está a velar por los derechos de TODOS y no solo de los de las mayorías.

Pongamos otro ejemplo para ver si logramos darnos a entender.

La Iglesia y el Estado son dos grandes instituciones, pero en nuestra constitución la existencia de un ESTADO LAICO los separa y los vuelve independientes, ahora imaginemos solo por un momento que el Estado emite un decreto en donde se obliga a la iglesia a que comience a preparar mujeres para el sacerdocio, lo cual sería ante muchas miradas lo justo para la mujer que ha sido excluida en estos menesteres por la iglesia católica.

Cuál sería la respuesta por parte de la iglesia, muy simple, la iglesia es una institución y el estado no puede, no deber meterse en las decisiones que se toman internamente dentro de ella.

Pues aquí estamos hablando de lo mismo, solo que el Estado tendría que ponerles un hasta aquí, si la iglesia específicamente la católica -y las demás-, no están de acuerdo con el matrimonio entre personas del mismo sexo, que no los casen tan simple como esto porque una cosa es el Sacramento Eclesiástico y otra cosa es el Matrimonio Civil, así que no deben meterse ni intervenir con las decisiones que el estado ha tomado.

Además, por el amor de Dios -literalmente-, que no se apropien de lo que no les corresponde, porque el concepto de matrimonio o de familia no lo tienen ellos como si fuera su propiedad intelectual, el estado puede y de hecho ya lo hizo, definir que un matrimonio entre personas del mismo sexo es legal, porque así lo determino ya el supremo tribunal de justicia de la nación, y son derechos que las minorías tienen y deben ser respetados, y según nos dicen este es el asunto central de la protesta.

Por qué el segundo punto de si una pareja homosexual puede adoptar hijos, su posición en contra resulta total y absolutamente anticristiana, primero porque le están negando no solo a la pareja homosexual la posibilidad de ser felices con un hijo, además y sobre todo le están negando a un niño que se encuentra en
un orfanato donde no recibe el más mínimo cariño ni mucho menos el amor que cambiaría radicalmente su vida. Además de que -y debemos insistir al respecto-, el crecer con una pareja homosexual -ya está científicamente comprobado-, no incrementa sus posibilidades de que él mismo llegue a serlo, pero si y en gran medida se incrementa sus posibilidades de ser feliz y crecer en el seno de una familia SI, UNA FAMILIA, que le brinde el cariño que nunca tendría en un orfanato.

Deberían aceptar que por parte del estado ya se juzgó -en el máximo tribunal-, la legalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo, es decir que cualquiera que así lo decida puede apelar a esta decisión y sus derechos están asegurados, la propuesta del señor Peña, es solo hacerlo una ley que aplique para todos los mexicanos y en todos los estados, sin necesidad de solicitarlo.

Ahora bien, si es una característica inherente a la clase política el mentir, no debiera serlo para las iglesias en donde la ética se convierte en moral, y sin embargo es claro que muchos de los que marcharon fueron engañados con cosas absurdas como que el permitir este tipo de matrimonios destruiría la familia, de nueva cuenta, por el amor de Dios, de que están hablando, como los derechos de las minorías puede afectar el estatus de la sociedad entera, este no es el caso, como también se dice que se intentara introducir las conductas homosexuales en los centros escolares, y así como esta mil barbaridades más.

Ojalá que el espíritu santo intervenga y les ilumine la conciencia que por lo que se puede ver la tienen muy pero muy negra.

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