LA INSEGURIDAD Y LA PERCEPCION
Ricardo Monreal Ávila
De acuerdo a las estadísticas oficiales la inseguridad en el país estaría a la baja. Se registran menos ejecuciones que hace seis años, menos secuestros y menos extorsiones. Sin embargo, la población no percibe esa baja. Por el contrario, la sensación es que esta creciendo mucho más que hace seis años, por ejemplo. ¿Quién tiene la razón? ¿Las estadísticas oficiales o la población?
Esta disociación entre realidad y percepción se debe seguramente a que está bajando la inseguridad pero se estaría incrementando la violencia. Un ejemplo: hoy existen menos policías y militares abatidos que antes, pero los abatidos ahora es con armas y en situaciones de mayor letalidad que antes.
Tal es el caso del helicóptero de la policía derribado por un misil en Jalisco y del ataque contra todo un grupo especial del ejército en Culiacán, donde fue sometido a base de granadas y armas de alto calibre, con la precisión digna de militares altamente entrenados.
La lógica de la gente de a pie es: si esto le hacen al ejército, ¿qué nos espera a nosotros?
Pero veamos lo que dice el Inegi sobre este percepción. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu) reveló que Ecatepec, la región Oriente de la Ciudad de México, Coatzacoalcos, Acapulco y Villahermosa son las ciudades más inseguras, según la percepción de sus propios habitantes.
Los porcentajes fueron los siguientes: Ecatepec, 95.3% de los encuestados lo consideró inseguro; la región Oriente de la capital —incluye las delegaciones Iztapalapa, Milpa Alta, Tláhuac y Xochimilco— (94.2%); Coatzacoalcos (93.4%); Acapulco de Juárez (93.3%) y Villahermosa (90.7 por ciento).
En contraparte, las ciudades con percepción de inseguridad menor fueron Mérida (33.2%); Tepic (35.7%); San Francisco de Campeche (35.7%); Puerto Vallarta (41.9%) y Durango (42 por ciento).
Para el tercer trimestre del 2016, la Ensu se aplicó en 47 ciudades de interés, más las cuatro regiones de la Ciudad de México (Norte, Sur, Oriente y Poniente). Un total de 48 ciudades de interés, destaca el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El organismo precisó que en septiembre del 2016, 71.9% de la población mayor de edad, residente en todas las ciudades de interés, contestó que vivir en su ciudad es inseguro, lo cual representa un “cambio significativo” comparado con junio pasado, e incluso con septiembre del 2015, en los que esta percepción fue de 70 y 68%, respectivamente.
“En lo referente a la percepción de seguridad en espacios físicos específicos, 79.6% de la población de 18 años y más manifestó sentirse inseguro en los cajeros automáticos localizados en la vía pública, el 71.7% en el transporte público, el 65.9% en el banco y 62.5% en las calles”, detalla la encuesta.
El Inegi argumentó que la sensación de inseguridad por temor al delito y las expectativas que tiene la población sobre la seguridad pública se generan por la influencia de diversos factores, como ser testigo de conductas delictivas o antisociales que ocurren en el entorno donde se desenvuelve.
Además, el organismo advirtió que el temor al delito puede hacer cambiar las rutinas o hábitos de la población.
“(El) 61% de la población de 18 años y más, residente en las ciudades objeto de estudio, manifestó que durante el tercer trimestre del 2016 modificó sus hábitos respecto de llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito por temor a sufrir algún delito.
“Mientras que 56.4% reconoció haber cambiado hábitos respecto de permitir que sus hijos menores salgan de su vivienda; 49% cambió rutinas en cuanto a caminar por los alrededores de su vivienda, pasadas las 8 de la noche; y 32.3% cambió rutinas relacionadas con visitar parientes o amigos”, expone.
El Inegi agregó que los porcentajes de ciudadanos que identificó a las diversas corporaciones policiales y que percibió su desempeño como “muy o algo efectivo” en sus labores para prevenir y combatir la delincuencia fueron Marina (82%), Ejército (79.5%), Gendarmería Nacional (67.9%), Policía Federal (63%), Policía Estatal (51%) y Policía Preventiva Municipal (41.7 por ciento).
La encuesta incluye estimaciones representativas de 47 ciudades, de las cuales las dos más altas resultaron ser Ecatepec y la zona oriente de la Ciudad de México. Ambas unidades representa la mitad del Valle de México en términos territoriales y el 65% de los 22 millones de habitantes del valle central del país.
Otras mediciones nacionales e internacionales confirman esta tendencia al alza. El ciclo de 15 años de relativa seguridad en el Valle de México parece agotarse y esto no es una buena noticia ni para el país ni para los que vivimos aquí.
Concentrémonos en el caso de la Ciudad de México.
En su legítima defensa, las autoridades capitalinas señalan que la ciudad de México interactúa con 17 millones de personas diariamente, no con los 8 millones de residentes regulares que reflejan los censos, y por lo tanto hay que proveerle de recursos y programas para ese universo mayor.
Es precisamente esta condición megalopolitana la que dio pauta para exigir a la Federación un “fondo de capitalidad”, que resarciera en parte la minusvalía de recursos que ha venido padeciendo la capital del país en los últimos años. Sin embargo, después de un período corto de vida, ese fondo se proyecta en ceros para el próximo año.
Con esa misma visión metropolitana, algunas delegaciones, entre ellas la Cuauhtémoc, hemos venido exigiendo una reconsideración de facultades y recursos para atender las demandas más sentidas de la población, entre ellas, la seguridad pública. Por ejemplo, de los 17 millones de personas que diariamente transitan por la ciudad, Cuauhtémoc debe atender las demandas de servicios de 5 millones, no de los 538 mil habitantes que oficialmente consigna el Censo de Población.
Sin embargo, un federalismo quejumbroso, mediante el cual los gobiernos delegacionales le transfieran al gobierno de la ciudad los reclamos más sentidos de la población, y éste a su vez los traspase al gobierno federal, no resolverá los problemas de fondo, especialmente el de la seguridad.
Una oportunidad para iniciar la atención integral de la inseguridad en la capital del país se presenta con la primera constitución política de la CDMX. Es el momento de reconocer facultades, atribuciones y competencias en la materia a las futuras alcaldías.
Sin desaparecer el mando único policial que de facto existe en la Ciudad de México, es importante diseñar una policía de proximidad ciudadana manejada, operada y administrada directamente por los gobiernos delegacionales. Una policía que conozca a los vecinos y los vecinos a su vez la conozcan, la evalúen y la aprecien.
Esto sin olvidar que el problema de fondo de la seguridad se resolverá cuando se corten las dinámicas de la desigualdad social y de la corrupción política en el país.
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