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SALINAS DE GORTARI
II parte
Dr. José de Jesús Reyes Bustamante

Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

En nuestra colaboración previa; platicábamos de la conferencia que Salinas de Gortari ofreció a los estudiantes Mexicanos realizando estudios de post grado en la Universidad de Harvard, comentamos que un frio viernes de otoño, en el Club de Académicos de la universidad, un edificio antiguo de dos niveles en donde los profesores van a convivir, o a comer algo en una cafetería de las muchas que existen en el lugar.
En el segundo nivel en un salón relativamente pequeño, se reunieron aproximadamente 60 estudiantes de post grado de origen mexicano (aunque había en el lugar un grupo de argentinos) a escuchar al expresidente que esa tarde y de acuerdo a las circunstancias imperantes en ese momento en los Estados Unidos – en la víspera del proceso electoral – había decidido hablar sobre el tratado de libre comercio de América del Norte ante la eventualidad – que todos pensaban menor – de que triunfara Donald Trump y que esto pusiera en riesgo ese acuerdo vigente desde hace casi  un cuarto de siglo.
Y eso hizo después de platicar un poco sobre sus antecedentes y los de su padre en esa la Escuela de Gobierno John F Kennedy de Harvard - con mucho el lugar de donde han egresado la mayor cantidad de presidentes alrededor del mundo - Comenzó recordando que fue - como ya lo comentamos - en una reunión en Houston con el entonces presidente George Bush padre,  en que el norteamericano le propuso la posibilidad de armar un tratado de libre comercio, que inicialmente solo involucraba a los dos países pero que después incluyo al Canadá.
La respuesta como lo comentamos en nuestras reflexiones previas – fue que era una situación irrealizable dada las diferencias económicas, la reciente crisis – de diciembre del 94 que Salinas insiste que fue realmente del 95 – y después de las duras y complejas acciones para renegociar la deuda externa. No eran momentos según el expresidente que México pudiera negociar algo de estas dimensiones.
Pero después,  en el 89 con la caída del Muro de Berlín, en que se  ponían los ojos del mundo en la perspectiva de dedicar la ayuda económica y la mayor parte de las inversiones en los países de la Europa del Este, recién  desprendidos de la Unión Soviética ante el fin de la llamada guerra fría, lo que llevo a que este personaje – de claroscuros como le llamo una de las estudiantes de post grado ahí presentes – se le ocurriera en una de las reuniones económicas de Davos en Suiza que no le quedaba más alternativa que intentar abrir lo que Bush había propuesto para defender la economía de nuestro país ante las circunstancias ya mencionadas.
Platico que se dirigió a la habitación de su secretario de comercio Jaime Serra Puche y toco sin que nadie le contestara, cuando se dio cuenta que la puerta estaba abierta entro y se encontró con que su secretario dormía, lo despertó y le dio indicaciones que en ese momento se entrevistara con su contraparte del gobierno norteamericano lo que hizo regresando con una respuesta poco alentadora, ante lo que volvió a recibir instrucciones de acudir a ella nuevamente y aclarar que la propuesta no había sido de México, sino de los Estados Unidos en voz de su presidente.
Fue así como se inicia un proceso de negociación largo y complejo que encabezaron por México el propio Serra Puche, Herminio Blanco entre otros,  en el que se gastaron millones de dólares, - del horario mexicano por supuesto - para ir convenciendo uno a uno a los legisladores que estarían involucrados en tomar la decisión –claro que no comento de los moches, que seguramente los hubo – y las negociaciones siguieron en ambos lados de la frontera, y en el Canadá, pero en nudo georgiano se encontraba en la legislatura de los Estados Unidos, se requerían 264 votos para la aprobación, y a la hora de votar se consiguieron 266 dos más de los necesarios, con lo que todo siguió adelante.
Lo que no conto el expresidente mexicano a quienes estábamos ahí presentes fue que en este tratado los grandes beneficiarios eran los norteamericanos y los perjudicados éramos nosotros un país pobre tercermundista, los jóvenes ahí presentes no lo vivieron pero yo claro que lo viví, no me olvido que uno de los momentos importantes en el 2002 para concretar los acuerdos se dio en el Hotel Quinta Real en esta ciudad de Zacatecas, y alguien – ignoro quien – organizo un encuentro paralelo en el auditorio de la escuela de Leyes de la Universidad de Zacatecas en donde participaron entre otros Cuauhtémoc Cárdenas, - quien había sido supuestamente derrotado en una elección fraudulenta por el propio Salinas con todo y la caída del sistema – el Dr. Salvador Nava un activista político de San Luis Potosí que muchos recuerdan, y Don Samuel Ruiz obispo de San Cristóbal de las Casas.
Al saber que el señor obispo se hospedaba en mi casa, un activista y sindicalista del sector educativo del Estado de Washington, de origen irlandés acudió para mostrarnos papeles en donde se analizaban los caminos que habían pensado dentro del tratado para el sector educativo, y como se pretendía acabar con la educación pública a través de apretar a las universidades públicas y apoyar con todo a instituciones privadas como el Tecnológico de Monterrey.
Siendo yo médico le pedí si podría tener alguna idea de lo que se pretendía con el sector salud a lo que este personaje accedió a conseguir información que ellos tenían – recuerden que eran tiempos anteriores al internet – y ahí vi como estaba el compromiso de legislar – lo que después fue una realidad – a favor de las compañías aseguradoras para que fueran ellas y no el estado quien se hiciera cargo de este sector como sucede en los Estados Unidos.
Pero regresando a la conferencia, Salinas hizo algunos comentarios como el que uno de los asuntos que más atoraba la concreción del tratado fue por ejemplo el caso de la naranja por el lado norteamericano o del aguacate por el lado nuestro.
Sea como fuere el tratado se concretó en el 2003 y fue aprobado por las legislaturas de los tres países, pero tenía que firmarlo el presidente,  y Bush – padre – había perdido las elecciones frente a Bill Clinton, él era quien tenía que firmarlo, y; como lo mencionamos hace una semana, su esposa Hillary estaba en contra de que pusiera su recién ganada elección en riesgo con esa firma, Bill decidió revisarlo pero lo que realmente se hizo es agregar algunos capítulos colaterales como el referente a la ecología o el laboral. Al final de cuentas termino firmándolo y así concluyo el asunto.
En aquella tarde, 4 días antes de las elecciones, si bien todos los presentes pensábamos difícil si no es que imposible un triunfo de Trump, Salinas no estaba tan seguro –eso hoy me parece sumamente interesante – no olvido sus palabras al decir, “no estoy tan seguro con cuál de los dos nos ira peor” con lo que trataba de decirnos – o al menos así lo entendí – que ambos eran un peligro para México. Y agrego que no había clausulas dentro del tratado que hubieran previsto una circunstancia como esta; de que uno de los tres países decidiera salirse, que en todo caso serían los legisladores quienes definieran una situación así – pero no estaba seguro – es claro que cuando lo armaron no pensaron en ello.
En todo caso su apuesta – y así lo dijo -  fue que los intereses de las grandes compañías transnacionales como las de la industria automotriz, harían hasta lo imposible por impedirlo, aseguro que lo que sucedería no sería una verdadera renegociación, que habría posiblemente una revisión – que también había sido propuesta por Hillary – en donde tal vez se agregarían nuevos capítulos pero sin realmente cambiar el corazón mismo del tratado.
Al final, después de una conferencia que duro más de lo programado solo se permitieron dos preguntas, una la realizo una valiente joven que comenzó diciendo que Salinas representaba claroscuros para ella, que si bien había armado un tratado casi impensable en su tiempo, tendría que responder por otros asuntos, como el de los asesinatos del 94, el levantamiento zapatista, la enorme corrupción encabezada por su hermano Raúl, y sobre su relación con el gobierno actual.
La respuesta de alguien al que yo en lo personal ya no considere como el personaje brillante y maligno del pasado, fue darle vueltas al asunto sin contestar realmente, casi llora –actoras – cuando recordó la muerte de Colosio,  quien mencionó como uno de sus grandes amigos, de la crisis nadie lo saco que nada tenía que ver y que era no el error de diciembre sino la crisis del 95 responsabilidad de Zedillo y sobre su hermano Raúl insistió que había sido exonerado por la justicia mexicana y la suiza y que el juez que lo había enjuiciado en aquel país hoy se encontraba en el desempleo – como si esto  apoyara su verdad –
La segunda pregunta fue sobre el daño del tratado al campo mexicano y el incremento de la migración como consecuencia, en ese momento se vio más agresivo descalificando a los que le cuestionaban de no estar bien informados, de enterarse de las cosas por internet, jamás entendió que estaba hablando con jóvenes muy preparados e informados, estudiantes de post grado de Harvard ni más ni menos, pero se mostró incluso duro con ellos.
Ante este escenario el moderador venezolano opto por terminar el evento, pero el cónsul de México Emilio Barraza pidió la palabra para comentar los beneficios que el tratado ha traído para los norteamericanos, dio cifras, entre ellas que por el tratado se habían creado 24 millones de empleos en los Estados Unidos y solo 8 millones de nuestro país, y del desastre económico que cerrarlo traería también para los norteamericanos, comento que no entendía como es que los demócratas no se habían defendido con cifras y datos duros que le mostraran al electorado la realidad y no las mentiras del candidato republicano, mencionó también que tendrían los demócratas que haber armado una campaña educativa dirigida al electorado sobre el proceso irreversible de globalización que incluía un proceso de desindustrialización de las grandes potencias que nada tenían que ver con el tratado.
Fue ostensible que esta participación no gusto a Salinas – a quien seguramente no le gusta que le hagan sombra – y se paró diciendo que quien no entendiera la política no se metiera en ella, defendiendo las lagunas de la candidata demócrata señaladas por Emilio Barraza, y agregando que un candidato solo tiene que dedicarse a señalar los defectos del contrincante y no a educar a nadie.
Después de cerrada la conferencia, el candidato se reunió con una docena de alumnos de la escuela de gobierno de la U de Harvard en donde se le cuestiono en forma más directa por ejemplo sobre la elección del 88 y la idea de que el triunfador había sido Cárdenas, a lo que comento que el ingeniero se consideró ganador por que las primeras cifras llegaron obviamente del Distrito Federal donde había ganado con amplio margen, pero por fortuna – así lo dijo – México no era solo el Distrito Federal y se rio y la risa recorrió a la mayoría de los jóvenes presentes sin entender que estaban siendo insultados porque la mayoría eran de ese lugar progresista y contestatario, pero las respuestas fueron vagas y nuevamente envistió diciendo que quienes le cuestionaban eran casi casi una bola de desinformados que tenían al internet como fuente de información.
Yo escuche tras bambalinas algunas de sus palabras y preferí retirarme indignado cuando le oí responder a la pregunta de las privatizaciones, decir que habían sido total y absolutamente trasparentes y respaldadas por ambas cámaras, fue la última mentira que pude tolerar por que las náuseas me invadieron y preferí alejarme.

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