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Dr. José de Jesús Reyes Ruiz
LA MARCHA DE LOS QUE NO MARCHAN

Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

“¿Cuál marcha de la unidad? Jamás han estado con las causas del pueblo, contra la corrupción, la desigualdad, las injusticias, los crímenes de estado. Luchemos por quitar del camino a los que no nos representan HIPOCRITAS Y TRAIDORES, FUERA EL MAL GOBIERNO, FUERA PEÑA NIETO”
De un cartelón de la marcha Vibra - contra Peña Nieto -México.

Un rotundo fracaso, no puede llamársele de otra forma. Una concentración convocada por más de 70 a 300 organizaciones (según la fuente)  difundida e impulsada por ambas televisoras, principalmente por Televisa, que reunió sólo a 20 mil personas, para contrastarla, por ejemplo, con la  contra del desafuero de Andrés Manuel López Obrador, donde asistieron 3 millones de mexicanos, yo uno de ellos.

Julio Hernández, en su columna del lunes, menciona que los que marcharon no sólo en contra de Trump, sino también en contra de Peña Nieto, fueron exitosos por que pudieron mostrar su enojo en contra del señor de los Pinos, por el desastre en tiene a nuestro país. Julio también menciona que fueron exitosos los que se abstuvieron de marchar porque mostraron la hipocresía de la mayoría de los convocantes, y la manipulación que desde el gobierno federal se realizó convocando una marcha de estas características.

Lo que es cierto, y debemos reconocerlo, es que ningún país en el mundo tiene motivos más importantes que el nuestro para mostrar enojo en contra de quien nos insulta y nos golpea una y otra vez, todos los días sin que hagamos algo al respecto.

Voces  conocedoras y expertas en el tema, mencionan que las manifestaciones en el mundo, en protesta por la toma de posesión de éste personaje, en sus primeras 72 horas como presidente, fueron de más de 4 millones de personas alrededor del mundo. Las mujeres que se manifestaron en Washington, tan solo un día después de su toma de posesión sumaron  2 millones, sin embargo, de ese total sólo el 0.1% fue de mexicanos marchando en contra del gringo brabucón, siendo que somos, con mucho, los principales ofendidos y golpeados por él.

Solo unos centenares de personas se reunieron frente a la embajada de los Estados Unidos en la capital de nuestro país, como muestra de inconformidad. Tenemos que aceptarlo; eso representa una verdadera vergüenza, pero lo que pasó el domingo pasado tiene una explicación clara y simple.

Los convocantes no tienen la plataforma moral, ni mucho menos, para convocar acciones de este tipo. Como entender que López Obrador llena el Zócalo una y otra vez, con no menos de un millón de personas, o que causas como la de Ayotzinapa y los 43 desaparecidos, o las del 2 de octubre, siempre contemplan contingentes de más de medio millón de seres humanos, la mayoría jóvenes, que una y otra vez llenan el Zócalo capitalino. En esta ocasión, ni siquiera pudieron llenar la glorieta que rodea el Ángel de la Independencia, que un concierto de los Ángeles Azules, y no se diga los Tigres del Norte, abarrotan a su capacidad ¿Qué pasó entonces?

Muy sencillo; nada más y nada menos que el Gobierno Federal, y sus conexiones con las cúpulas empresariales y mediáticas, se metieron bajo de la mesa en la organización de la marcha anti Trump, considerando que un enemigo exterior podría lograr la unidad de los mexicanos, en torno del devaluado Señor de los Pinos, y claro, todo les falló.

Otro gallo les hubiera cantado si éste señor se hubiera puesto los pantalones y hubiera actuado con firmeza, y dignidad, frente al hoy habitante de la Casa Blanca - la de Washington claro - Si hubiera hecho el trabajo que le corresponde,  exigir una disculpa por las ofensas que el multimillonario nos propina a diario, entonces sí estaría arropado, con todo y sus culpas, por una importante parte de la ciudadanía. Pero no, su actitud ha sido tibia, sumisa en extremo, complaciente y agachona, y ello le ha generado más antipatías, de las que ya tenía acumuladas, por el desastre que su pésima administración ha causado a nuestro país.

Pero vayamos por partes. Todo fue mal desde que personajes como Claudio X González Jr.  (Hijo de quien fuera un alto funcionario de Televisa, y que desde esa empresa impulsó, por la vía fraudulenta a Peña Nieto), comenzó a promover el movimiento Vibra México, y  manifestación  del 12 del presente, todos comenzamos a ver con desconfianza la movilización. Después, Televisa inició una intensa campaña de promoción de la manifestación en favor de la UNIDAD, pero no decían que la intención era que fuera una unidad en torno a Peña Nieto,  en la idea de levantar ligeramente su decaída popularidad.

Vinieron después los seudo intelectuales, siempre al servicio del establishment, como Aguilar Camín, Krause y Castañeda - entre otros - diciendo que estábamos inmersos en una guerra no declarada y no armada que nos venía desde el norte, y que había que actuar en consecuencia. Y más tarde vinieron como en cadena, los comentarios de los  impresentables conductores de Televisa; Denisse Merker, Loret de Mola y López Dóriga, de los que esperamos que ellos y  su jefe Azcárraga Jean, se den cuenta de una vez por todas, de la baja credibilidad que tienen frente a una ciudadanía que los culpa del desastre mexicano, causado por el figurín, que desde el canal de las estrellas impulsaron en el 2012.

Un ejemplo que nos habla claramente de las políticas provenientes de esa empresa, y sus siempre negras intenciones, es el ya no tan Junior Leo Zuckerman, en su mesa de Foro de Debate, desde donde se promovió la mega marcha, argumentando que era una marcha contra de Trump, y que no era el momento de denostar o cuestionar la situación interna, como si no fuera ésta la que nos tiene hundidos en la peor crisis de que se tenga memoria.

Siempre me ha dado la impresión, que estos Juniors jamás han tocado el suelo que pisamos el resto de los mexicanos, para ellos la corrupción existe, pero no es tan importante. Para ellos vivimos en un estado de derecho, y democrático, donde los votos no se compran ni se venden, en donde el malo es siempre López Obrador, en donde las izquierdas, siempre divididas, sirven para ser testigos marginales de la marcha del país.

Como ellos hay muchos más en Televisión Azteca, en Tele Fórmula, etc. Comentaristas, economistas y politólogos al servicio del régimen, puestos ahí para mantener equilibrios frente a los verdaderos cuestionadores, en un intento para convencer al público que no sólo los que tienen y ostentan el poder son los malos. Que sus cuestionadores también lo son, y se les llena la boca cuando acusan a López Obrador de ser un populista y lo  comparan con Hugo Chávez, y hasta con el mismo Donald Trump, con la consigna de calumniar y mentir, sabiendo que algo queda.

Esto mismo pasa con una politóloga, de las convocantes a la marcha,  de la que después no se supo nada, me refiero a María Amparo Casar, que claramente fue enviada por los directivos del IPN, por consigna del ejecutivo, para buscar equilibrios en la mesa política más vista de la televisión mexicana; Primer Plano, para contrarrestar el peso de gente de izquierda como Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo, o de centro, como Leonardo Curcio, Paoli, o Crespo. Así, en la idea de ver sus comentarios, muchos tenemos que tragarnos los de esta mujer para quien todo ejemplo de corrupción es culpa de la izquierda. Ella aplaudió, hasta hartarse, el encarcelamiento de la maestra Elba Esther, o la caída del Sindicato de Electricistas, comentando que era el inicio de tiempos mejores y que con la maestra caerían otros líderes sindicales corruptos, y Romero Deschamps sigue tan campante. Ya no se diga quien quedó lugar de la Gordillo; Juanito Díaz, y que después del sindicato de electricistas, decía,  caerían el de PEMEX, y tantos otros tan o más corruptos. Pero no fue así, y ahí siguen, sirviendo al régimen del que son emanados.

¿Cómo entonces, acudir a su llamado?, los mexicanos ya no nos chupamos el dedo, entendemos de que se trata, y quien busca sacar raja política de movilizaciones como esta, es por ello que esta marcha estuvo desangelada. Se equivocaron pensando que, como la guerra de las Malvinas, una amenaza externa, la británica, uniría a los argentinos, entonces bajo la dictadura militar, borraría los problemas internos, y ya vimos como terminó la historia.

El absurdo de la marcha fue que las fuerzas del gobierno de la Ciudad de México, enviaron a sus granaderos a intentar evitar cualquier grupo disidente con consignas contra Peña Nieto. Por fortuna no lo lograron del todo. También vimos cómo se daban prisa por borrar letreros pintados en el piso en contra del ejecutivo. Vimos que personajes progobiernistas que convocaron con todas sus letras a manifestarse en torno a Peña Nieto, como la señora Wallace, tuvieron que huir y esconderse, asediadas por una sociedad que no se come su farsa, hasta las otras organizaciones que no hablaban de fortalecer la imagen del ejecutivo, se les escuchaba tratando de acallar los gritos en contra de Peña Nieto, y lanzando a su vez, porras a México. Ni así pudieron opacar las voces que protestaban por el desastre interno.

¿Quieren una muestra de músculo en contra de Trump? pidan a AMLO que encabece la protesta.

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