Skip to main content

Dr. José de Jesús Reyes Ruiz

UN PAR DE LOCOS A AMBOS LADOS DE LA FRONTERA

III Y ÚLTIMA PARTE

Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

En las dos primeras partes de estas reflexiones, tratamos de argumentar el por qué nos parece que el presidente de la nación más poderosa del mundo padece de un problema de esquizofrenia al que vulgarmente podemos mencionar como locura.

Hoy nos toca reflexionar sobre la locura de la que también padece el Sr. De le los Pinos, el Sr. Peña, aunque claro esta se trata de un problema radicalmente diferente al de su contraparte del otro lado de la frontera.

Comentamos ampliamente que la esquizofrenia es la patología mental donde quien la padece habita un mundo diferente al del resto de los seres humanos, y hoy trataremos de dar los argumentos que nos permitan admitir que el Sr. Peña, vive – al menos en apariencia – un mundo que no compartimos el resto de los mexicanos.

Ahora bien, el problema es saber si este personaje realmente cree el mundo que habita, o solamente nos lo menciona de la boca para afuera, y en su interior esta consiente del mundo real que habitamos todos, aunque él lo observe distorsionado por encontrarse en una esfera de cristal que lo aísla y lo aleja del desastre en que todos los mexicanos nos encontramos hundidos en gran medida por la pésima administración que este señor ha encabezado desde hace ya cuatro años.

Pero además de vivir aislado, y de creer lo que le dicen sus cercanos sobre las maravillas del mundo en que habita, además de este hecho ya de por si deleznable, el señor se da el permiso de regañarnos por no saber apreciar el paraíso que solamente sus ojos distinguen, y de no estar agradecidos si no con él mismo si con la vida, con el viejo PRI, con el PAN y con el nuevo PRI que han entre todos ellos armado un mundo feliz - que ya quisiera haber imaginado Alou Housley - para bien y beneficio de todos los mexicanos.
Este nuevo paraíso terrenal al que gracias a sus maestros como Salinas de Gortari, pudimos acceder con todo y nuestros pecados, ha sido una dadiva que este personaje y sus antecesores trabajaron en bien de todos, y si no le creen solo pregúntenle a German Larrea, a Carlos Slim o a los otros miembros del clan de los multimillonarios para que les digan las mil y una oportunidades que han recibido desde el poder y que les permite estar en las listas de Forbes.

Ellos si son – no como el resto de los mexicanos – agradecidos con los dones que les ha brindado este paraíso fiscal, no perdón terrenal que les regalo el sistema, no como el resto de los mexicanos amnésicos – según su mirada –  que nos olvidamos de todos los grandes logros que les han llenado a estas cúpulas empresariales – y claro también las políticas – los bolsillos y les han permitido vivir la abundancia que solo un país como México les puede brindar.

Estos pequeños detalles poco se cuentan, pero cuentan mucho, según el decir del señor del Copete originario de Atlacomulco, quien no entiende cómo es que recibe tan malas calificaciones de estos malagradecidos mexicanos que no saben apreciar lo que tienen con él como cabeza de una gran nación, donde la corrupción suele solo ser un incidente cultural de nuestros pueblos, y donde el conflicto de intereses solo se encuentra en la imaginación de los malpensados y por lo mismo malnacidos mexicanos que no tienen una mejor cosa en que ocuparse.

Y por si no se lo creen, para esto mando a traer a uno de sus amigos y compadres, el Señor  Virgilio para que mostrara urbi et orbi que tanto el señor del copete como su señora gaviota y el virrey de Malinalco eran inocentes de toda culpa y por ello merecedores del paraíso que alguien les había regalado como corresponde a quien les ha llenado de favores y concesiones aquí y alla.

La pregunta que los desconfiados mexicanos nos hacemos es la de si realmente este señor se cree el mundo que habita, tanto así que se ha olvidado de la realidad, o  bien; que al habitar en esa burbuja se aísla de esa triste realidad, solo le permite conocer del mundo exterior por el informe de sus heraldos que no saben otra cosa que darle buenas noticias. O realmente nos miente tratándonos de convencer que el mundo que habitamos es radicalmente diferente al que ven nuestros ojos, escuchan nuestros oídos y palpan nuestras manos.

Y si lo hace con total conocimiento de causa, actúa de maravilla para mostrarnos y convencernos que las cosas no son como nos las pinta una realidad engañosa, sino son como él nos la describe, es decir tenemos que aprender a sentir calor aun y cuando las temperaturas estén bajo cero,  los mexicanos tienen que aprender a disfrutar el aire que respiran – mientras sea gratis y no se concesione a alguna empresa nacional o extranjera por 5 centavos al año, por 20 años con posibilidad de renovación automática del convenio – e incluso a disfrutar el aire – por más contaminado que este – y tratar de extraer de él  los nutrientes que faltan en una alimentación deficiente no solo en calidad sino también en cantidad.

Pobres mexicanos que no han logrado aprender a comer solo dos veces al día – y como van las cosas, posiblemente una vez al día en un plazo ya no tan largo -  el mexicano según el pensamiento esquizoide del señor Peña tiene que ser aguantador frente al clima, frente al hambre, frente a la enfermedad – ya que las medicinas estarán día a día más escazas en nuestras maravillosas instituciones de salud – tienen que aprender a curarse con el poder de la mente, y claro a abstenerse de consumir ese líquido tan escaso ya que es el agua, que se les debe dejar a las mineras y a las cerveceras para su consumo y claro consecuente contaminación, porque son ellas, estas grandes transnacionales las que hacen patria escavando aquí y allá y dejando un daño ecológico sin precedentes, pero eso si como generan empleo – poco y mal pagado – pero lo generan al fin de cuentas.

Bola de mexicanitos desconfiados que no saben que en este mundo existen ellos y frente a ellos seres superiores como aquellos integrantes del nuevo PRI, que claro son protegidos;  como el tal señor Duarte de Veracruz, ya que de aparecer podría soltar la sopa y hablar de sus millonarias contribuciones para la campaña electoral del Loco de los Pinos, como no cuidarlo y protegerlo, como no cuidar proteger y premiar a Miguel Alonso si convirtió a nuestro estado como por arte de magia en el estado más priista de nuestro país, estas artes propias de un gran alquimista deben ser recompensadas con puestos donde pueda el señor seguir robando como corresponde a su investidura y dejar de lado a aquellos que se dicen sus coterráneos que no supieron apreciar su paso por estas tierras en donde multiplico – como la multiplicación de los panes – la deuda en más de un 900 por ciento.

Por esto es claro que existen dos realidades, la nuestra que es el infierno que prácticamente todos compartimos, y la de ellos empresarios y clase política que habitan a nuestras expensas en el paraíso que ellos se han confeccionado y que les convierte en seres superiores que viven sobre las nubes y se olvidan lo que es pisar tierra firme, y mucho menos enlodar sus finas vestiduras y sus finos trajes con el polvo que todos respiramos al ras de tierra.

Y por todo esto, es entendible que se encolerice cuando se da cuenta que el resto de sus compatriotas, la gran mayoría de los mexicanos, somos ciegos ante una realidad que solo él y sus cercanos pueden tocar y disfrutar, sus buenas intenciones quedaron en eso, porque si algún día pensaron que se derramarían de sus banquetes en las orillas de sus finos manteles las migajas que llenarían el paladar de los de abajo, últimamente hasta esas migajas han dejado de existir y los de abajo se mueren de hambre en un entorno de pobreza que ellos no conocen, es mas no creen que realmente exista, los reportes que sus heraldos les traen del mundo exterior es que todo está de maravilla, ellos si inventan para quedar bien con el jefe, que a través de escuchar una y otra vez las mentiras, se comienza a convencer que son la realidad y no lo que anuncian aquellos mecías tropicales, caudillos populistas que de llegar al poder destruirán el paraíso que les rodea, que es el único México que conocen.

Y por lo tanto esos populistas son un peligro para México, para el paraíso que ellos se han forjado sin tantas dificultades que digamos. Por eso hay que acabar con ellos a como dé lugar, por ello convencen a los comunicadores a su servicio que hagan pedazos a los gobernadores porque osaron como ellos mismos a practicar un deporte que como el Golf solo pertenece a las elites, a las elites que ellos conforman y no a panistas izquierdosos a los que seguramente encontraron el momento adecuado para liquidar a una gran periodista y cargarla a la cuenta de personajes que no se les permite crecer, no vallan también a convertirse en mesías a futuro.

Su locura, su esquizofrenia – del señor Peña – le hace vivir una realidad que es el paraíso dentro de su burbuja, muy lejos de la otra realidad, el infierno que compartimos el resto de los mexicanos.

Leave a Reply