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“Madre… ¿solo hay una?”
Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com
En fin, es inevitable no pensar en la madre en esta semana de tantas madres. Durante muchos años le tuve tirria a esta semana, primero no tenía madre, después no era madre, después siguiendo sin tener madre me hartaba que se catalogara la valía de una mujer por su maternidad, y aun me sigue pareciendo de mentes muy pobres esta apreciación. Ahora que soy madre, y sigo sin tener madre, me parece de lo más divertido  ir a los festivales y desayunos que nos ofrecen a nosotras: La madres. Ahora si… ¿convenenciera? … si.
Ni hablar de cómo es usada la palabra madre en México cuando existen amen de escritos donde se hace un análisis de todas las formas en las que es usada la palabra “madre”. La que escribe lo admite y lo reconoce, uso mucho la palabra “madre” y no para dirigirme a mi progenitora, vuelvo a aclarar: no tengo madre. Sin embargo me parece interesante el peso y la fuerza que tiene la palabra en nuestro país, inclusive cuando se usa en sentido peyorativo es para magnificar la idea. Así cuando la frase va  adornada con la palabra madre podemos deducir de inmediato que el sustantivo madre se convierte en adjetivo o en adverbio modificando “sustancialmente” la expresión.
Tener madre también te da cierto estatus, una cierta presencia sobre todo cuando eres niño. En las fiestas infantiles si esta tu madre presente se te respeta más, en la escuela, en los festivales… es una presencia que pesa, lo sé bien porque gran parte de mi infancia estuve sin madre por tanto soy conocedora de esta condición que te deja fuera de la elite. Es entonces que tienes que hacer un plus para poder ser visto más allá del niño/a que no tiene mamá… yo no quería que se dijese de mí: “esta es un desmadre”, sin embargo después se dijo, pero ya no me importaba. Los festivales del 10 de mayo en los que tenías que participar eran una verdadera mentada de madre, disculpe usted pero no encontré otra frase que pudiese describir mejor mi sentir, así como lo era trabajar durante meses bordando unas toallitas para la cocina o tejiendo tapetes, hasta donde yo sé no hay servicio de envíos al cielo, y si lo hubiese yo creo que lloverían toallitas con bordados de florecitas y elotitos… ¿Qué madre en su sano juicio quiere eso de regalo del 10 de mayo? Yo no, agradecería más una botella de tinto… Parafraseando a Sabina, “¡que caraja falta le haría otro ángel al cielo!”
Sin embargo, y muy a pesar de los contratiempos que pueda presentar la vida, siempre aparecen seres maravillosos  que afectivamente no son tu madre, y sin pretender serlo, iluminan el camino de aquellos que a temprana edad olvidan de su vocabulario básico la palabra “mamá”. Esos seres que aunque siguen siendo padres y proveedores se solidarizan con sus hijos, esos hermanos mayores que tratan de cuidarte, orientarte, enseñarte… a su manera, a su alcance cuando ellos apenas están dejando la adolescencia o están aún en ella, esos hermanos que se gastan su salario comprándote ropa o gastan su tiempo llevándote a escalar montañas  o a la universidad a hacer “magia” en laboratorios de química,  primos, tíos, una maravillosa tía política que es capaz de hacerte un chocomilk con hielo en la madrugada. También hay unos seres que parieron primero a tu madre y después se volcaron sobre ti, las abuelas. Mi abuela materna fue ese tipo de ángel que no se ve muy frecuentemente en este mundo.
Pues bien, creo que madre solo hay una, pero afortunadamente, si aguzamos los sentidos podemos encontrar embajadores de las madres, embajadores con buenas credenciales, competentes y hábiles que se las ingenian  para realizar las arduas tareas que una madre suele hacer. Esos compañeros de viaje que te toman de la mano y te hacen sentir que todo va a estar bien, y así lo es, después te toca a ti decirte y asegurarte que todo estará bien y asegurarle al ser que te fue encomendado que todo estará bien… hasta que él sea capaz de repetírselo a sí mismo, y así… sucesivamente.
Final con un detallito para mi querido Pablo: “La ociosidad es la madre de algunos dibujos: Rius”
A la memoria de Rosario Higuera de Mendívil. Mi ángel

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