“¡Y el ganador es…!” primera parte
Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com
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Para muchas personas el ser reconocido es importante, básico, necesario, de primera necesidad… algo así como el aire para respirar. Al decir para muchas me atrevería decir que para la gran mayoría de los seres humanos, a menos claro que tengas una estabilidad espiritual y el reconocimiento externo te venga importando muy poco. Yo la Mada conozco solo dos personas a las que esto no les mueve ni tantito. La Mada misma cuando se ve en el espejo reconoce a una de esas personas, las que si necesitan ser reconocidas… ¿pensaban que de las espirituales?... no.
Me voy a la RAE tratando de encontrar algo que me dé una guía a seguir, esperando encontrar en la definición el porqué de esta necesidad de ser reconocidos. “Reconocimiento 1. m. Acción y efecto de reconocer o reconocerse.2. m. gratitud.” En realidad esta definición me dejó más o menos igual que al principio, es decir, no fue muy iluminadora que digamos, me pongo a buscar las definiciones de reconocer y reconocerse y comparto solo algunas acepciones. “Reconocer: 1. tr. Examinar algo o a alguien para conocer su identidad, naturaleza y circunstancias. 2. tr. Establecer la identidad de algo o de alguien. 7. tr. Admitir o aceptar algo como legítimo.8. tr. Admitir o aceptar que alguien o algo tiene determinada cualidad o condición. 9. tr. Admitir como cierto algo. 10. tr. Agradecer un beneficio o un favor recibidos.” Digamos que el panorama se me aclaró un poco más y la vez, como siempre sucede, se me complicó. El panorama se abre y visualizo diferentes niveles de necesidad de ser reconocido. Empezaré por aquel más alejado de nuestro centro, de nuestro yo, de nuestro propio reconocimiento. Empezaré por aquel que está regido por uno de nuestros peores consejeros: El ego.
Según la Mada, y su dolorosa experiencia, y la de muchos (estoy segura, no se hagan los despistados) este primer tipo de búsqueda de reconocimiento es el más vano, petulante y el que menos enriquecimiento nos deja. Hay tres subdivisiones del reconocimiento regido por el ego, según La Mada 1. El reconocimiento profesional, 2. El reconocimiento espiritual y 3. El reconocimiento físico. Dentro del reconocimiento profesional puedo ver dos tipos : 1. Están aquellos que como el chicle, pegan, son esos que necesitan ser reconocidos por los logros (o por logros ajenos que se auto-atribuyen) y créalo usted o no, lo logran. Obtienen reconocimiento por cada cosa que hacen o dicen, y poco a poco van desarrollando una habilidad para recibir más y más reconocimiento, muchas veces no merecido pero que al igual que si lo mereciesen aumenta su ego y se sienten eternamente “merecedores”. Ahora esta cuestión de las redes, recordando a Sabina, hace que la información viaje como ventosidad del vientre arrojada por salva sea la parte, entonces las noticias y novedades de estas personas ávidas de reconocimiento llegan a sus admiradores y a sus detractores logrando el efecto deseado: hacerse presentes y por supuesto ser reconocidos ya sea como expertos en el área por unos o confirmándose su ineptitud, por otros. El segundo tipo corresponde a aquellos que necesitados de reconocimiento y por más que se promuevan no logran éxito, pasan desapercibidos, por más que se esfuercen, son ignorados, entonces el ego malévolamente les recuerda su “insignificante” postura ante el otro y este débil y frustrado le cree al malvado ego cada una de sus palabras. Estas personas que no logran el reconocimiento profesional ni con pomada de la campana al igual que aquellas que lo logran aunque solo declaren que “están a favor de la paz”, se vuelven insoportables. Su comportamiento es similar, se vuelven desconfiados, ariscos y se sitúan en un lugar donde la convivencia con el otro queda cada vez más lejos. La envidia y la soberbia son dos defectos de carácter que tarde o temprano deterioran a quien los practica.
El tipo de reconocimiento espiritual me parece muy simpático y absurdo, es tan divertido ver que algunas personas insisten en demostrar, verbalmente, que son espirituales…si, lo dicen, si es posible lo gritan y ahora en tiempos modernos, lo publican. Claro que publicar y compartir mensajes positivos y bien vibrados a todos nos cae bien en este mundo plagado de noticias negativas, pero decir de a viva voz tus virtudes como ser de luz, según la Mada, no es algo muy válido, como dice el dicho “Alabanza en boca propia es vituperio” y es verdad, las personas más espirituales y que más habitan su centro no necesitan decir absolutamente nada, con su ejemplo de vida son reconocidas, es más, a estas personas ni siquiera les toma un momento de su tiempo el pensar si los demás lo notan o no.
Bueno dejaremos este tema por hoy para continuar con una segunda parte. Mientras tanto me tomaré una selfie y la subiré a la red, previo retoque… ¡obvio!
Fin de la primera y desconocida parte
Me voy a la RAE tratando de encontrar algo que me dé una guía a seguir, esperando encontrar en la definición el porqué de esta necesidad de ser reconocidos. “Reconocimiento 1. m. Acción y efecto de reconocer o reconocerse.2. m. gratitud.” En realidad esta definición me dejó más o menos igual que al principio, es decir, no fue muy iluminadora que digamos, me pongo a buscar las definiciones de reconocer y reconocerse y comparto solo algunas acepciones. “Reconocer: 1. tr. Examinar algo o a alguien para conocer su identidad, naturaleza y circunstancias. 2. tr. Establecer la identidad de algo o de alguien. 7. tr. Admitir o aceptar algo como legítimo.8. tr. Admitir o aceptar que alguien o algo tiene determinada cualidad o condición. 9. tr. Admitir como cierto algo. 10. tr. Agradecer un beneficio o un favor recibidos.” Digamos que el panorama se me aclaró un poco más y la vez, como siempre sucede, se me complicó. El panorama se abre y visualizo diferentes niveles de necesidad de ser reconocido. Empezaré por aquel más alejado de nuestro centro, de nuestro yo, de nuestro propio reconocimiento. Empezaré por aquel que está regido por uno de nuestros peores consejeros: El ego.
Según la Mada, y su dolorosa experiencia, y la de muchos (estoy segura, no se hagan los despistados) este primer tipo de búsqueda de reconocimiento es el más vano, petulante y el que menos enriquecimiento nos deja. Hay tres subdivisiones del reconocimiento regido por el ego, según La Mada 1. El reconocimiento profesional, 2. El reconocimiento espiritual y 3. El reconocimiento físico. Dentro del reconocimiento profesional puedo ver dos tipos : 1. Están aquellos que como el chicle, pegan, son esos que necesitan ser reconocidos por los logros (o por logros ajenos que se auto-atribuyen) y créalo usted o no, lo logran. Obtienen reconocimiento por cada cosa que hacen o dicen, y poco a poco van desarrollando una habilidad para recibir más y más reconocimiento, muchas veces no merecido pero que al igual que si lo mereciesen aumenta su ego y se sienten eternamente “merecedores”. Ahora esta cuestión de las redes, recordando a Sabina, hace que la información viaje como ventosidad del vientre arrojada por salva sea la parte, entonces las noticias y novedades de estas personas ávidas de reconocimiento llegan a sus admiradores y a sus detractores logrando el efecto deseado: hacerse presentes y por supuesto ser reconocidos ya sea como expertos en el área por unos o confirmándose su ineptitud, por otros. El segundo tipo corresponde a aquellos que necesitados de reconocimiento y por más que se promuevan no logran éxito, pasan desapercibidos, por más que se esfuercen, son ignorados, entonces el ego malévolamente les recuerda su “insignificante” postura ante el otro y este débil y frustrado le cree al malvado ego cada una de sus palabras. Estas personas que no logran el reconocimiento profesional ni con pomada de la campana al igual que aquellas que lo logran aunque solo declaren que “están a favor de la paz”, se vuelven insoportables. Su comportamiento es similar, se vuelven desconfiados, ariscos y se sitúan en un lugar donde la convivencia con el otro queda cada vez más lejos. La envidia y la soberbia son dos defectos de carácter que tarde o temprano deterioran a quien los practica.
El tipo de reconocimiento espiritual me parece muy simpático y absurdo, es tan divertido ver que algunas personas insisten en demostrar, verbalmente, que son espirituales…si, lo dicen, si es posible lo gritan y ahora en tiempos modernos, lo publican. Claro que publicar y compartir mensajes positivos y bien vibrados a todos nos cae bien en este mundo plagado de noticias negativas, pero decir de a viva voz tus virtudes como ser de luz, según la Mada, no es algo muy válido, como dice el dicho “Alabanza en boca propia es vituperio” y es verdad, las personas más espirituales y que más habitan su centro no necesitan decir absolutamente nada, con su ejemplo de vida son reconocidas, es más, a estas personas ni siquiera les toma un momento de su tiempo el pensar si los demás lo notan o no.
Bueno dejaremos este tema por hoy para continuar con una segunda parte. Mientras tanto me tomaré una selfie y la subiré a la red, previo retoque… ¡obvio!
Fin de la primera y desconocida parte