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Dr. José de Jesús Reyes Ruiz
DE FRACASO EN FRACASO POLÍTICA Y FUT BOL
Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

Para quienes piensan que estos dos temas están muy distantes entre sí, vayan estas reflexiones; el fut bol -como prácticamente todo lo demás - es el reflejo de lo que sucede dentro de la política nacional, y, podemos esperar sentados para ver el éxito en éste y en cualquier otro aspecto del deporte mientras se siga haciendo política en la forma en que se está haciendo. Formas que fueron creadas o inventadas por el vetusto partido de estado que aspira a cumplir ya 100 años manipulando los modos de vida en esta sociedad de agachados que no atina a oponer ningún tipo de resistencia.

Se habla de una mafia del poder, y dudo que exista quien no esté de acuerdo en que existe, que está más viva que nunca, y que decide todo lo que sucede para su propio beneficio. Una mafia que no quiere perder uno solo de los privilegios que tiene y que, no contenta con eso, aspira a tener más. Privilegios y canonjías que han hecho de nuestro país un paraíso para la creación de multimillonarios, y con ellos más de 60 millones de pobres, porque para que el bolsillo de uno engorde, el de muchos millones tiene que verse afectado creando una inequidad que solo crece y crece sin que nadie haga algo efectivo por modificar el status quo al que estamos ya tan acostumbrados.

El fut bol no podría ser diferente, las organizaciones que se encargan del manejo del balompié nacional solamente están interesadas en sus propias ganancias y no en la calidad del juego, y mucho menos en la excelencia que tendrían que buscar por encima de todas las cosas.

Para nadie es un secreto el cómo este deporte fue manejado y manipulado desde las oficinas gerenciales de Televisa, y en gran medida lo siguen haciendo, aunque el declive de esta empresa que fue la encargada de encumbrar al Sr. Peña a la silla grande, hace que muchos de los pájaros que de ahí comían – o ratas tendríamos que decir – vayan poco a poco abandonando el barco y se creen nuevas mafias que conservan intactos todos los podridos usos y costumbres que ahí aprendieron.

Para muchos – para mí al menos – resulta un suplicio, pero un suplicio que hay que sufrir por la fuerza de la costumbre, el ver los pésimos partidos de la selección nacional, sabedores que serán la mayoría de ellos malísimos, no le queda a uno de otra – o sí, tal vez, pero somos seres de costumbres, qué se le va a hacer– más que sentarse frente a la pantalla idiotizaste a contemplar el pésimo juego que ofrecen los seleccionados nacionales y aburrirse de lo lindo en espera de ver algún día un buen partido.

Es un poco como asistir a las corridas de toros, pero ahí se justifica, va uno, o iba -por que por muchos años he perdido esa bonita costumbre– a todas las corridas, claro, en el entorno local, para tratar de ver una entre 10 que valiera la pena, sabedor que los toreros no están muy interesados en dar un buen espectáculo en plazas menores como la nuestra – la Monumental – y si uno aspira a presenciar una buena corrida habrá que ir a las de la Feria de San Marcos, o a plazas de primer nivel como serian, por supuesto, la Plaza México, la de Guadalajara o la de Tijuana, y los costos de hacerlo resultan tan elevados que se conforma uno con ir a las de aquí en Zacatecas con la esperanza de presenciar una que justifique otras tan aburridas como las que más.

Algunos días asomo mis narices a los programas de análisis deportivos – ante la falta de nada más que ver en 100 canales de televisión que ofrecen una programación de dar vergüenza – y me sorprende, a la vez que me molesta, el que muchos de los comentaristas expresen después de que México pudo pasar a la ronda de semifinales que ¡YA HABÍAN CUMPLIDO! Que lo demás era ganancia, ¿dónde he escuchado esto? Que cumplir significa superar la primera etapa, la de grupo, y pasar al cuarto juego en donde siempre son vapuleados. Pero sobre todo es increíble escuchar a los supuestos expertos como si no se dieran cuenta de los errores garrafales en estrategia del entrenador en turno – que de todos no se hace uno – con sus muchas modificaciones, como si pudiera darse el lujo de tener 3 selecciones, una jugando la confederaciones, una B para jugar juegos alternativos como el de contra Nueva Zelanda y una C para los juegos amistosos y la copa de oro - háganme ustedes el recabrón favor.

Insisto, todos aquellos que vimos los juegos, vimos un buen juego –tenemos que aceptarlo– contra Portugal, el primero, pero de ahí para adelante no vimos nada, un pésimo juego contra Nueva Zelandia que se supone fue el resultado de los ya famosos 8 cambios y el desajuste normal de lo que ello provocó, pero nadie me puede decir que el juego contra Rusia fue bueno, no nos golearon porque Dios fue grande y por qué Rusia no es de manera alguna una potencia, pero tuvieron ellos -con mucho- más oportunidades de gol que nosotros, y se les ganó por que la fortuna estuvo de nuestro lado.

Existe un dicho en los Estados Unidos que escuché hace muchos años cuando estaba en etapa de preparación como Neurocirujano y que decían una y otra vez en el Mount Sinaí de Nueva York mis compañeros: “Better Be Lucky than be good”, es decir; mejor tener suerte que ser bueno, y lo decían porque un Neurocirujano de origen colombiano muy malito por cierto, no le iba nada mal en sus cirugías, pero nunca estuve seguro de que fuera algo real ¿más vale tener suerte que ser bueno? De ninguna manera, los alemanes que son de lo mejor en este deporte y en muchos más, y que son los campeones del mundo basan sus resultados no en el azar sino en jugar bien, el azar se queda de lado, no es importante si se es bueno.

Pero aquí los medios hablaban de que podrían cuestionarse las formas de jugar y de organizar a las selecciones del señor Osorio, pero que sus resultados hablaban por él.

¿Cuáles resultados? Si el 95 % de los juegos que se han realizado dentro de sus funciones como entrenador han sido contra equipos mediocres o realmente malos en los ya típicos tours moleros –como les llaman– donde los directivos están solo interesados en ganar grandes bolsas de dineros que después van a parar no sabemos dónde –vayan las similitudes con nuestra clase política– y donde buscan rivales a modo y los enfrentan a la selección. Claro en estadios dentro de los Estados Unidos donde nuestros siempre maravillosos paisanos son los que pagan los platos rotos acudiendo con boletos costosísimos a ver los terribles juegos de la selección nacional que de cualquier forma les hacen recordar al país de donde provienen y de donde son ¡orgullosamente mexicanos! y pueden mostrar urbi et orbe el nacionalismo maravilloso que los caracteriza.

Aún y contra equipos menores, los resultados se les dificultan y una prueba de ello es por ejemplo el partido contra Ghana de la selección B en donde ganaron gracias a un penalti dudoso, pero en el que realmente fueron vapuleados a más no poder y no fueron goleados porque Dios fue Grande, o el pésimo partido frente a Paraguay el fin de semana en Seattle donde ganaron también de milagro y gracias a otro penalti dudoso, de otra forma habrían sido aplastados.

¿A qué nos recuerdan estos penaltis? Al América que gracias a los árbitros siempre fieles y sumisos a televisa inventan faltas y salvan partidos a favor de unas águilas que realmente son canarios, pero que representan los intereses más obscuros de los grupos de poder ahora venidos a menos ante la sorpresa de muchos y las frases de algunos de que hay un Dios que te cobra siempre al final de cuentas.

Los resultados importantes son aquellos que muestran realmente tu nivel y tus tristezas, fuimos expulsados de la Copa América hace un año por un Chile –que realmente juega de a deberás– al son de un triste 7 a 0 que nadie quiere recordar, y ahora somos expulsados de la confederaciones con otra triste goleada de 4 a 1 por un equipo B de Alemania que nos muestra cual es realmente nuestra estatura.

Y con todo y sus ¿buenos resultados? Difícilmente podemos recordar –fuera del juego contra Portugal el primero– una buena actuación de la selección en sus 10 o 20 últimas confrontaciones.

¿A que juegan dirían algunos?

Pero eso sí, los directivos están satisfechos con la actuación de Osorio y lo confirman como seleccionador nacional para el 2018 con la esperanza del tan deseado quinto partido, al que buscan acceder gracias a la suerte no al buen juego, y mientras sus bolsillos se sigan llenando con los tours moleros contra equipos y selecciones de segunda en la Unión Americana, todo lo demás… les vale.

Existe otro equipo tricolor que busca lo mismo, mantener los privilegios de los grandes –bolsillos– y sin importar las formas de cómo ganar también en el 2018, buscarán continuar las corruptelas de siempre para mantenerse en el poder sin importar que las formas de hacer política y robar impunemente sean similares a las formas de hacer fut bol por parte de la selección nacional, y… que siga la mata dando.

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