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¿QUÉ SIGUE?
Ricardo Monreal Ávila

Han transcurrido los días y no se han aceptado las alternativas que se plantearon para superar el diferendo que se produjo en torno al método de encuestas para seleccionar al coordinador(a) de organización de Morena en la Ciudad de México (reponer la encuesta o realizar una elección primaria).

He mantenido inalterable esta propuesta. No hemos aceptado ningún ofrecimiento de cargos alternos y nos hemos mantenido firmes en el propósito planteado de transparentar y dar certeza al procedimiento de selección.

He esperado pacientemente una respuesta formal y hasta ahora no ha llegado.

El domingo pasado, por unanimidad, el consejo nacional de Morena ratificó los acuerdos del 9 de julio, los cuales establecían, entre otras disposiciones que las encuestas realizadas por Morena son inapelables e inimpugnables. En primera instancia, esto se consideró como una respuesta tácita a nuestro planteamiento. Sin embargo, estamos a la espera de una notificación escrita, explícita y directa, de acuerdo a la formalidad de la garantía de audiencia.

Por otra parte, el tema de la transparencia y objetividad de la encuesta ya rebasó el ámbito de la Ciudad de México porque, conforme a lo informado el pasado domingo, se habrán de realizar alrededor de dos 787 encuestas en las próximas semanas, para seleccionar a las coordinadoras y coordinadores de organización en igual numero de municipios, distritos federales, distritos locales, senadurías y gubernaturas en disputa en el 2018.

Si consideramos que cada encuesta se realiza con un promedio de mil cuestionarios, tenemos que en las próximas dos semanas se deberán estar aplicando 787 mil cuestionarios, lo que implica movilizar un alto número de encuestadores en todo el país. Más de 30 mil encuestadores deberán estar trabajando en campo los dos próximos fines de semana. La cifra es tan grande, que ni todas las agencias encuestadoras juntas que existen en el país podrían cumplir en tiempo y forma este ejercicio.

De aquí surgen varias preguntas: ¿Morena tiene un equipo de encuestadores lo suficientemente grande para cumplir con este compromiso? ¿Quién supervisa el trabajo de los encuestadores a fin de garantizar objetividad, transparencia y rendición de cuentas? ¿Serán encuestas en vivienda o en vía pública o telefónicas? ¿Qué procede cuando dos o más aspirantes resultan empatados en una encuesta? ¿Se levanta un segunda encuesta o se procede a la insaculación? Si consideramos que aplicar cada cuestionario tiene un costo de operación promedio de 150 pesos, estaríamos hablando de 118 millones de pesos en puras encuestas. ¿cómo se sufraga esta cantidad de recursos?

Son preguntas pertinentes que seguramente  se formularan  aquellos aspirantes que no resulten seleccionados. Se estima que poco más de tres mil simpatizantes de Morena entrarán en las encuestas. De ellos solo 787 estarán satisfechos y el resto podrían inconformarse precisamente por la opacidad y falta de información que rodea este ejercicio.

Por lo que respecta a mi persona, la cuestión a dilucidar es: ¿Qué sigue? Me preguntan con insistencia simpatizantes, periodistas y ciudadanos. La indefinición no puede prolongarse ni mantenerse al infinito. En los próximos días resolveremos, conforme a la respuesta oficial que formule la directiva de Morena.

Por ahora estamos conversando con distintos actores políticos y sociales acerca del futuro de la ciudad.

Algunos creyeron que aceptaría cualquier cosa, un cargo o una posición administrativa futura, y que todo se olvidaría. Otros consideraron nuestra postura como un gesto de chantaje o incluso un berrinche menor. Incluso, he recibido críticas y descalificaciones al interior del movimiento, pero cada vez que me atacan  me siento más convencido de que esta jornada tiene que ver con la dignidad y la democracia interna de nuestra joven organización política.

No me alteran los denuestos. He vivido con ellos toda mi vida pública. Siempre los he vencido porque lucho por ideales, valores y principios, y cuando se lucha de ese manera no hay nada que temer.

Sin embargo, el sentido de esta lucha está en riesgo por el afán de la Nomenklatura de imponer sus decisiones. Este proceder pervierte nuestros principios y postulados. Por qué negarse a una autocrítica y a una mínima corrección, por qué desoír lo que los militantes plantean en la ciudad y en el país. Por qué cerrar los ojos y los oídos a los reclamos justos de no perder el rumbo.

Si deseamos y queremos la transformación del país ese debe ser nuestro objetivo central. También debemos luchar para que en las posiciones intermedias de dirección política se seleccionen a los hombres y mujeres sin favoritismos ni dictados de exclusión. No importan los puestos, así sea el más alto en la República, estos principios deben prevalecer.

Lo que importa es la congruencia y el honrar la palabra dada. Por eso me mantendré firme hasta el final. Estoy convencido que se puede enmendar cualquier error, que se puede corregir el desacierto, que se puede recobrar la confianza. Estamos a tiempo.

ricardomonreala@yahoo.com.mx<br /> Twitter: @ricardomonreala

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