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“VAMOS AL COLEGIO…”

Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com

“Colegio Del lat. collegium, de colligere 'reunir'.1. m. Establecimiento de enseñanza para niños y jóvenes. 2. m. Edificio del colegio. 3. m. Casa o convento de una congregación o instituto religioso destinado a estudios. 4. m. Sociedad o corporación de personas de una misma profesión, a la que generalmente se atribuyen funciones de ordenación y disciplina de la actividad profesional. Colegio de abogados, de médicos. 5. m. coloq. Clase o clases que se dan en un colegio. Mañana no hay colegio. 6. m. desus. Comunidad de personas que viven en una casa destinada a la enseñanza de ciencias, artes u oficios, bajo el gobierno de ciertos superiores y reglas”.
A la Mada siempre le ha gustado la palabrita Colegio, de niña me sonaba tan elegante e intelectual, tanto que debo decir que mi forma de verla no ha cambiado mucho, me sigue gustando.
El presente articulín tiene por objetivo desmenuzar la acepción número 4, esa que habla sobre la “Sociedad o corporación de personas de una misma profesión, a la que generalmente se atribuyen funciones de ordenación y disciplina de la actividad profesional”, en específico voy a hablar de una corporación de la que debería saber mucho y lamentablemente se poco. Hablo del Colegio de Arquitectos de Zacatecas y espero ampliar mi panorama y, por supuesto, mi responsabilidad de participar en él.
Hace algunos ayeres, muchos ayeres para ser precisa, llegué a asistir a algunas de las reuniones del Colegio. Como recién egresada, me quería comer el mundo y sentía que tenía la razón absoluta, ahora, varios años después sigo pensando lo mismo (disculpe usted, es broma de arquitecto). El caso es que un día lluvioso me encontré atravesando el hermoso jardín frontal del Museo Francisco Goitia. Mientras caminaba bajo la lluvia, mejor dicho, bajo mi paraguas, recordaba las fiestas a las que asistí en mi niñez en ese recinto, en ese tiempo intermedio tras ser residencia de los Gobernadores y casa abandonada… para posteriormente convertirse en el museo que alberga la maravillosa obra de Francisco Goitia. Iba recordando los pavorreales que caminando plácidamente “amainaban su plumaje al primer ruido” , y que a mis ojos de niña, cuando fui pajecito en la boda de no me acuerdo quien, me parecían el animal más extraordinario del planeta. Iba pues caminando, rumbo a mi primera junta en el Colegio de Arquitectos siento yo ya una arquitecto titulada.
En ese momento había muchas caras conocidas, de hecho todas las caras me eran familiares y con un 90% había entablado más de una conversación. Dirigían la reunión algunos de mis exprofesores y uno que otro exalumno de generaciones que me antecedieron. Yo en ese momento no tenía muy en claro la función de un Colegio, la verdad no entendía que hacía ahí sentada, no tenía muy en claro mi función dentro del Colegio y ante esta laguna de ignorancia dejé de ir, prometiéndome a mí misma mes con mes… volver.
El Colegio de Arquitectos de Zacatecas ya dejó atrás la sede que amablemente le prestaban en el Museo Goitia y ahora tiene su propio espacio en una bonita zona, donde no hay mucho lugar para estacionarse, pero dígame usted, ¿aquí donde hay lugar para estacionarse? Desde mi muy particular punto de vista, uno de los motivos por lo que muchos arquitectos se sienten motivados a asistir es porque es uno de los requisitos para ser Director Responsable de Obra, mejor conocido como DRO, sin embargo yo considero que pertenecer a un Colegio va mucho más que eso y en la segunda parte y de la mano de algunos de los miembros activos del Colegio en nuestro Estado, encontraré su valiosa cara social y académica, cara que vale la pena resaltar.
Lo veo pues en una segunda parte con datos, fechas y anécdotas del Colegio de Arquitectos del Estado de Zacatecas.
Final de la primera parte con la promesa de afiliarme, digo por si estaban con el pendiente.

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