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José de Jesús Reyes Ruiz
MENTIRAS AL NORTE  DE LA FRONTERA

Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

Nos estamos acostumbrando a escuchar todo tipo de mentiras,  mentiras que se lanzan al aire una y mil veces con la idea de que algún día se conviertan en verdades; o en el menor de los casos, oculten la verdad,  y  formen una cortina de humo para que  desvié la mirada de lo que realmente es central y esencial de nuestro entorno.

Al norte de la frontera el señor del copete anaranjado – ¿o es amarillo? – se ha visto en una ola de escándalos que no terminan, la aparición de libros escritos por quienes alguna vez fueron sus colaboradores, y otros que sufrieron – como el ex director del FBI – en carne propia los ataques del presidente por sus investigaciones sobre las acciones Rusia  para lograr su triunfo, hacen que el actual presidente tenga que inventar todo tipo de mentiras para desviar la atención de la sociedad que día a día se encuentra con novedades sobre los actos no siempre legales de quien ocupa la Casa Blanca – La de Washington por supuesto –

Recientemente además de las controversias  de su acceso – irregular por decir lo menos – al poder, una serie de amoríos en su pasado, con actrices de películas porno entre otras, ha desencadenado un nuevo alud de críticas y cuestionamientos que ya han llegado a la Corte, hoy por hoy impulsadas en gran medida por el movimiento #metoo sobre el acoso que el hombre sobre todo en condiciones de poder y superioridad ya sea profesional o laboral realiza sobre el sexo femenino que muchas veces no puede impedir que sus derechos sean violentados.

Ante este tétrico panorama sobre el que no vamos a ahondar – porque no viene al caso y no es el asunto de las presentes reflexiones – es claro que Trump tiene que buscar salidas, es decir actos que le den algo de popularidad ya no se diga entre aquellos que cuestionan su forma de ser y de actuar, pero al menos en los que lo llevaron al poder.

Una de sus tácticas – que evidentemente le ha dado resultados – es la de atacar una y otra vez a México, traer de nueva cuenta el asunto del MURO, e insistir que México pagara por su construcción, y de pasada cuestionar a todo aquel que intenta mejorar sus estándares de vida intentando cruzar la frontera para vivir el sueño americano sea de origen mexicano o centroamericano.

Su última envestida fue con el asunto de la caravana migrante de hondureños que en número de  alrededor de 1000  recorren nuestro país en la búsqueda de llegar a la frontera norte y ahí solicitar una visa de carácter humanitaria – que evidentemente no conseguirán - pero la esperanza es lo último que muere.

Esta caravana fue utilizada por el magnate neoyorkino convertido en primer mandatario para atacar de nueva cuenta a nuestra nación en forma por demás insultante con las mismas frases – utilizadas una y otra vez – que tanto éxito le han dado en el pasado, obligando, casi ordenando a nuestro país que hiciera algo para detenerla, y aquí ni tardos ni perezosos en menos de 24 horas realizaron sus mejores esfuerzos para dispersar la caravana que aún se encontraba en el sur de nuestro país, pero los comentarios y las protestas no se hicieron esperar – tanto de propios como de extraños – y la presión creció en tal medida que obligo al señor de los pinos, por vez primera después de haber sido insultado una y otra vez y tratado con dureza, indiferencia o arrogancia – aun en su propia casa, en Los Pinos, donde ilegalmente el señor de los insultos fue recibido como jefe de Estado cuando aún era candidato – decidió emitir un discurso con frases duras – por vez primera – donde en el clímax  pido al mandatario norteamericano no desviar sus frustraciones de sus conflictos domésticos hacia nuestro país que no tenía ninguna culpa y exigió – por vez primera – un trato no solo digno sino respetuoso.

Ese discurso que desde el punto de vista de muchos llego en forma tardía, fue ovacionado por sus medios afines de comunicación y aplaudido por los candidatos presidenciales – por todos – y le regreso algo de credibilidad al que prácticamente ha perdido toda simpatía por parte del pueblo al que gobierna.

Del otro lado de la frontera se dio un inesperado silencio de quien ya no se atrevió a cuestionar el discurso comprobando una vez más que el ataque es la mejor forma de defensa.

Ante las reservas del caso, Trump tuvo que buscar alternativas ante la andanada de problemas que se le viene encima, y se presentó el asunto de Siria y el bombardeo realizado con armas químicas contra la población de aquel país.

Aquí bien vale la pena comentar que si bien es probable que tal ataque haya sido dirigido por el gobierno Sirio con el respaldo ruso, ESTO NO PUEDE DARSE COMO UN HECHO mientras no existan las pruebas que así lo demuestren,  lo cual  lleva tiempo. De ninguna manera se puede lanzar un ataque como represalia cuando las pruebas apenas están por ser investigadas, pero Trump que no entiende de las cosas de la política – mucho menos de la internacional – más temprano que tarde – y un poco al estilo de Vicente Fox quien casi podríamos asegurar lleva sus mismos genes – salió a decir que lanzaría un ataque contras Siria sin escuchar los consejos de sus asesores - que le pidieron actuar con calma - pero   ya había lanzado su bravuconada.

No podía dejar de atacar Siria aunque no tuviera las pruebas,  que importaba; si lo hicieron en la invasión de Irak sin tener las pruebas de que estaban produciendo armas de destrucción masiva, lo  utilizaron como excusa para derrocar el régimen de Sadam Husein interesados más en el petróleo que el la libertad o la democracia. Obtuvieron si el petróleo a costa de que el régimen se transformara en todo menos que democrático o moderno. Triunfaron aquellos que promovían una dictadura islamista y con ellos todos salieron perdiendo principalmente los habitantes de aquellas tierras.

No  olvidemos que Putin y Trump son aliados bajo la mesa, aunque por encima de ella se tiren ataques que no son nada más que formas de blofear sobre la realidad.  En estas condiciones Trump le aviso a su amigo – e impulsor de su triunfo – que atacarían a Siria con el objetivo de que se diera por enterado e incluso que avisara a sus aliados  para minimizar las bajas colaterales. Así  se hiso, el ataque se dio con el conocimiento de Rusia que claro tubo que mostrar una fingida indignación a través de su embajador en el consejo de seguridad de la ONU  y mostrarse sorprendido cuando la realidad es totalmente diferente.

Al final de cuentas esto es bueno para la comunidad internacional, me refiero a la cercanía Putin – Trump que nos asegura la estabilidad mundial, porque de otra forma no nos olvidemos que Rusia había dicho que tiraría los misiles que los Estados Unidos disparara antes que tocaran  tierra Siria, o que respondería realizando un ataque en contra de los aliados de los norteamericanos – ¿dónde Sobre Israel? –

Para quien está bien enterado de las cosas de la política internacional, y la confrontación – sin precedentes – entre EU y RUSIA  se darán cuenta que dicha confrontación es en realidad algo fingido intentando acabar con las dudas de quienes vieron y ven con claridad a la Rusia de Putin como el elemento central y  piedra angular sobre la que Trump se hiso del poder, y la mejor forma de acabar con esta idea – muchas veces  comprobada – es la de simular una disputa  entre ambos países, pero esta es una liga que a base de estirarla  se puede romper con el riesgo de una ruptura real, y el peligro de una confrontación internacional que a nadie beneficiaria.

Por otro lado es innegable que Rusia siempre ha respaldado a Siria y a su Régimen, y que EU  y sus achichincles – aliados – están en contra, es una región en la que todos tienen puestos sus ojos y sus intereses. Para nadie es un secreto que Siria es un país musulmán moderado, y que Isis representa para Siria y para la comunidad internacional un serio  peligro de instalar ahí – es su objetivo – una nación islámica extremista, cosa que a nadie conviene. También es una realidad que el régimen de Bashar al Azad  va ganando la Guerra civil, la pregunta es por qué tendría que utilizar armas químicas en contra de su pueblo y con ello echarse a la opinión internacional en contra, esto a la gente desconfiada – como un servidor – provoca prurito por decir lo menos y nos hace pensar como los intereses capitalistas neoliberales – que son muchos por el gran valor del petróleo de esa nación que permanece en manos del Estado - a diferencia de nuestro país – hayan realizado el ataque químico para culpar al gobierno Sirio y desencadenar la furia internacional para que una batalla que va ganando entre en un equilibrio que eventualmente pueda cambiar las cosas.

Sea como fuere esta es una victoria – menor o pírrica – de Trump que con este ataque recupera algo de su credibilidad perdida y las simpatías de los norteamericanos belicistas y pro armamentistas que fueron lo que  le llevaron al poder.

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