“SOMOS AMIGOS O NO SOMOS AMIGOS” primera parte
Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
Un día me preguntaron: ¿Eres mi amiga? , la verdad la pregunta me sorprendió dado el momento en el que se me hizo, justo cuando estaba a punto de comerme un chicharrón con salsa, por supuesto, esta interrogante no impidió que el chicharrón llegara a su feliz destino. Volteé y lo único y más sensato que se me ocurrió decir fue: ¿Y por qué me lo preguntas? Y realmente eso fue lo único que me pasó por la mente, la pregunta fue tan fuera de lugar que ni siquiera se me ocurrió contestar sí o no… y a la fecha la pregunta me sigue interrogando, pero no crea usted que dejo de dormir por la preocupación, al contrario, me abrió las puertas, que siendo honesta estaban cerradas, para encontrar un tema para escribir.
Esto no es para ponerme melodramática y hablar de la amistad con la entonación apropiada para un poema a la madre o a la bandera. No, mi discurso sobre la amistad será lo más ligero posible, como lo es la amistad.
La Mada ha sido afortunada, mucho más de lo que merece, en la cuestión de amigos y amigas, no puede evitar esta separación de género, pero en mi caso es necesaria, le confieso, en el trato con mis amigos nunca he tenido malos entendidos, dice un viejo y tonto dicho que hombre y mujer no pueden ser amigos… yo lo dudo. A la Mada le costó un buen tiempo hacer amigos, dado a que gran parte de mi educación conviví únicamente con niñas, le confieso que no fue nada fácil pero ahora cuento y he contado con amigos, varones, que me han abierto el corazón y sus palabras y consejos han sido tan certeros y llenos de sabiduría que por muy duros que estos fuesen han sido capaces de secar mis lágrimas y curar mi corazón, amén de quitar el polvo que van dejando en la mente el pensar tanta estupidez. Dos de ellos, de hecho, aun me siguen acompañando desde el cielo, su hermosa sonrisa y su peculiar forma de ver la vida me sigue haciendo reír y nunca terminaré de agradecer a la vida por haberme cruzado con ese par de locos llenos de amor de hermano para mí. Ahora se han de reír de mis pendejadas donde se encuentren y cuando realmente los desespero vienen y me descomponen la lavadora o el flotador del tinaco o me truenan el foco del patio, entonces me quedo muda y puedo traer a mi mente sus ojos desorbitados, desesperados porque la Mada no pone un alto… ¡todo era tan fácil al lado de ellos!
La amistad es tan importante para mí, que he llorado más la traición de un amigo que el cuerno que me hayan puesto, y mire que a veces una llega a lucir como un borrego cimarrón digno de exposición ganadera internacional. No, la traición de un amigo duele y mucho, es como si un alfiler delgadito penetrara lentamente en el corazón y en el alma que tú ofreciste con toda la confianza, con toda la gratitud, con toda la lealtad, con todo el amor y la fe que hay en ti.
Tengo amigas que han acompañado mi vida desde que tengo uso de razón, otras han llegado en años más recientes, algunas por añadidura, otras tantas de manera extraña y absurda. Algunas son mayores, otras tantas menores y otras más coetáneas. De los diferentes niveles socio-económicos y culturales, no le sé dar razón, son mis amigas y esos detalles estadísticos no caben en mi concepto de amigo.
Cómo todos los temas finos, este también requiere la a veces fría definición de la RAE. “Amistad:1. f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.2. f. amancebamiento.3. f. Merced, favor.4. f. Afinidad, conexión entre cosas.5. f. desus. Pacto amistoso entre dos o más personas.6. f. desus. Deseo o gana de algo.7. f. pl. Personas con las que se tiene amistad.” Efectivamente, como le comentaba, a veces la RAE puede rompernos el corazón y no me va a negar usted que al leer la acepción número 2 se le brincó el ojo con un tip nervioso “amancebamiento”, acepción que cabe de maravilla cuando sarcásticamente nos referimos a tu “amiguita/o”… pero para este artículo no es el caso, ni por equivocación.
Lo invito a darnos una vuelta entre la Ética a Nicómaco de Aristóteles, en su libro octavo, y la interpretación de la Mada, interpretación que haré tranquilamente sabiendo que Aristóteles no me retirará su amistad, en sesión espiritista me gustaría saber si él me consideraría su igual y digna de su amistad….
Fin de la primera parte rogándole al Universo me retire esas amistades que responden a esta premisa «La tierra ama la lluvia cuando todo en ella está seco» que mire usted, las he conocido.