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Dr. José de Jesús Reyes Ruiz
ECOS DE NOLA

New Orleans, La Nouvelle Orleans, Nueva Orleans Luisiana)

II PARTE (de III)

Para documentar solo por esta vez mi optimismo… y el de los demás

Hace una semana; inicie estas reflexiones que se alejan  de los temas que acostumbramos a compartir – lo dijimos – por estar conmemorando el 80 aniversario del natalicio del  MAESTRO CARLOS MONSIVAIS quien a inicios del presente mes hubiera cumplido esta edad si es que la vida así lo hubiera decidido.

Para nuestra desgracia no fue así, y hace 8 años, cuando apenas tenía 72 partió de este mundo a otros mundos que requerían de su presencia y de su crítica irónica y su cuestionamiento, espero que por allá lo estén disfrutando tanto como nosotros.

Comentamos que era un año de aniversarios, los 50 años del 68 con todos sus incidentes y la lucha de una juventud insatisfecha que termino  derrotada en diversos partes del mundo pero que cambió radicalmente los usos y costumbres iniciándose - al menos en nuestro México - el largo y tedioso proceso de la transición democrática que posiblemente termine este mismo año con el ascenso de la izquierda al poder.

Pero este ánimo,  entre triste y festivo me lleva a comentar que también celebramos los 200 años de Marx, el hombre que cambio la historia de la economía y que en el momento actual nadie puede negar su vigencia. Pero lo que queremos compartir es nuestra reciente experiencia en esa la ciudad que cumple este mes los 300 años de existencia y que resulta un deleite para los sentidos – todos – la ciudad de Nuevo Orleans.

Describir estas sensaciones que pronto se convierten en recuerdos gratos,  después en sueños y finalmente se transforman en sentimientos que no nos pueden dejar por que han quedado gravados más allá de nuestro mundo consciente y repercuten de ahí en adelante en todos los momentos,  al menos de mi existencia.

Los describo como ECOS, porque de ninguna forma podría hablar solo de los sonidos por que los sonidos de esa ciudad solo son una parte de la grandeza que uno logra experimentar en ella, ecos significa algo más, vibraciones que nos alteran la existencia, y si les gusta el termino  la energía que alimenta el espíritu y que desencadena sensaciones maravillosas que experimentamos cuando caminamos por sus calles, cuando nos sentamos a escuchar su música, cuando gozamos del ambiente que ahí impera casi siempre, y digo casi siempre por que también me ha tocado estar ahí después del devastador desastre natural que fue el Huracán Katrina que devastó la ciudad y que produjo una reducción en el número de sus habitantes a la mitad.

Debo compartir con mis lectores el hecho de que es posible que haya estado en ese lugar una docena de veces porque es uno de los sitios consentidos para que las dos organizaciones a las que pertenezco por mi profesión, la American Academy of Neurological Surgerons, y el Congress of Neurological Surgerons, que realizan sus grandes encuentros en primavera – la Academia – y en otoño – el Congress –  y eligen casi siempre sitios que están seguros van a ser disfrutados por los asistentes. Así, ciudades como San Diego y San Francisco en el Oeste, Chicago en el centro, o Nueva York, Boston y Nuevo Orleans en el noreste y sureste respectivamente son las consentidas
.
Son esporádicos los congresos  en lugares como Seattle, Denver, Los Ángeles, San Luis, Filadelfia, Washington entre otras - que no dejan de tener lo suyo - pero si contabilizamos el número de congresos en Nuevo Orleans fácilmente tiene el doble de las otras ciudades incluso las mencionadas inicialmente.

Tengo ya 35 años como Neurocirujano y todos los años – con algunas excepciones – asisto a esos dos grandes congresos y esto explica mi asiduidad a la ciudad a la que hoy rindo homenaje, pero por extraño que parezca la primera vez que estuve ahí no fue por razones profesionales sino que parte de mi luna de miel - hace ya mucho tiempo - la pase en esa ciudad que insisto no deja de sorprenderme.

He – debo reconocerlo – tenido experiencias buenas y otras no tanto en esa ciudad, me viene a la mente que seguramente en abril o mayo del 2005 – no lo recuerdo con precisión – el congreso de la AANS fue en ese lugar solo unos meses antes que en agosto del mismo año embistiera Katrina causando cerca de 2000 muertes y perdidas en el orden de 125 billones de dólares. Nueva Orleans se inundó y la devastación que este fenómeno meteorológico ocasiono redujo los habitantes a la mitad de cerca de medio millón a solo 250 mil.

No puedo olvidar que el Centro de Convenciones – uno de los más grandes del mundo – a orillas del Mississippi fue uno de los principales lugares donde se acogió a los que habían quedado sin casa por el meteoro, miles y miles, de la misma forma que el Superdomo que se encuentra ahí apenas a un lado.

Tal vez no podría haber entendido la magnitud del daño a no ser porque en diciembre del mismo año se me ocurrió manejar desde esta ciudad de Zacatecas hasta La Florida, específicamente a Tampa donde pasaría la navidad con alguna familia política, la carretera siempre me ha gustado y manejar mucho más. Debo decir que hice un alto en la ciudad que para entonces ya era mi preferida NOLA y me encontré con la devastación total, me quede en el Marriot a precios irrisibles – el mismo sitio donde había pasado mi luna de miel, en Cannal Street – y solo para dar una idea del desastre, solo había agua a un par de horas al día, nunca debí haber parado ahí porque seguramente la contaminación por los efectos de la devastación debió haber sido, y de hecho fue inmensa, la ciudad estaba acabada y apagada como nunca pude haberla imaginado, y un solo día en que yo pensaba solo reposar  para continuar mi camino, al corto plazo me provocó una Shigelosis que por poco no la cuento y algunas semas después un Herpes Zoster subcostal.

Pero aun así nunca desistí de seguir visitando esa la ciudad de la energía, de la comida maravillosa, de la arquitectura Francesa y Española sin parangón en sitio alguno del mundo, y claro de la música, del Jazz – aunque debo decir que en lo personal prefiero el Jazz que se escucha en Nueva York –

Otro de las circunstancias que me han hecho seguir anhelando ir una y otra vez, es que cuando el Congreso de primavera de la American Academy - que normalmente se realiza a finales del mes de abril y a inicios de mayo - sus fechas coinciden en ocasiones con el Jazz and Heritaje Festival - uno de los festivales de Jazz más importantes del mundo -  y en alguna de mis colaboraciones he compartido lo que esta músicas junto con la  clásica significan para mí.

La primera vez que esto paso durante mi tiempo, no perdí la oportunidad y cargue con mi familia, con mis padres, con mi hermano Fernando – qpd – con mi hermana Lourdes y su esposo  - que gustan de igual forma del Jazz – y con mi gran amigo el Dr. Mario del Valle Neurocirujano de Torreón que juntos realizamos la especialidad en el Centro Médico Nacional y los Fellows post especialidad en Ontario, él en London Ontario haciendo Cirugía Neurovascular y yo en Toronto haciendo Neurocirugía Pediátrica.

La experiencia de disfrutar todos juntos del festival, de la ciudad, de la música, de los sonidos, de la arquitectura de la comida – de hecho experimentamos un guisado realizado por mi amigo Mario del Valle con carne de cocodrilo en un platillo muy a la mexicana que resulto un platillo de excelencia -  fue maravillosa.

Mis padres ya murieron - pero a una edad avanzada - mi padre a los 89 mi madre a los 85, pero mis dos hermanos - más chicos que  yo - fallecieron prematuramente, mi hermano posiblemente de una hemorragia cerebral que se lo llevo en unas cuantas horas – bajo mi cuidado y en mi presencia sin poder hacer nada por él – y mi hermana apenas hace un año de cáncer pulmonar y metástasis cerebrales que la acabo en dos meses.

Comento esto porque habíamos ido después de aquella primera vez que antes comente, en al menos 3 ocasiones para disfrutar del festival y yo paralelamente de mi congreso, la última ocasión que mi hermana, su esposo y mi buen amigo con su esposa y yo estuvimos en el festival, hace apenas 3 o 4 años, pudimos ver y escuchar por ejemplo a Juan Luis Guerra, y sobre todo a BB King antes de que muriera – según recuerdo murió hace apenas uno o dos años -  y con toda y una tormenta vespertina que nos empapo hasta los huesos, no dejamos de disfrutar el maravilloso festival que se da en un hipódromo y donde existen mínimamente 10 escenarios en donde se tocan diferentes clases de Jazz y de Blues, de Góspel y otros tipos de música. El festival termina temprano con el objetivo de que los asistentes puedan de ahí a las 8 o 9 de la noche disfrutar de Bourbon Street y los maravillosos lugares en el Centro Francés – French Quarter – o cenar en alguno de los maravillosos lugares de comida Criolla – Creole Cuisine -  que existen en el lugar.

Y lo recuerdo de forma muy especial, porque hace un año ya estando muy malita mi hermana me hiso prometer que aunque ella no nos acompañara que no dejara de llevar a su esposo y ella desde algún lugar nos acompañaría escuchando la maravillosa música su predilecta.

Así lo hicimos

Esta historia continuara…

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