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Una declinación anunciada

 Ricardo Monreal

La presente contienda electoral ha tenido desde sus inicios demasiadas inconsistencias; por otro lado, no cesan los escándalos de corrupción alrededor de algunos candidatos. Es el caso del proceso de obtención de la candidatura por parte del aspirante del Frente, enmarañado de acusaciones, descalificaciones y de lo que muchos observadores políticos definieron como un secuestro y una vejación del instituto político panista, a cargo precisamente de su otrora presidente nacional.

El segundo debate presidencial fue completamente estratégico y de gran relevancia, debido a que los esfuerzos se centraron en captar la mayor empatía del electorado y con ello avanzar en las preferencias de cara a los comicios. Como se tenía previsto, escuchamos nuevamente una oleada de acusaciones y descalificaciones sumarias en contra de Andrés Manuel López Obrador y de la propuesta alternativa que él representa dentro de la contienda, sólo que en esta ocasión hizo falta la participación de la candidata independiente.

La aspirante se bajó de la contienda hace unos días, haciendo pública su decisión durante una mesa de diálogo transmitida por televisión. Y no olvidemos que eligió convertirse en candidata “independiente” a raíz del conflicto interno que sostuvo con el entonces dirigente del PAN en torno a quien se han manifestado numerosos descontentos y cuestionamientos respecto al papel desempeñado, pues aún se le sigue acusando de haber eliminado de facto los mecanismos democráticos internos de su instituto político, para después pactar una alianza con sus adversarios naturales.

En una atinada lectura de los tiempos políticos, Andrés Manuel López Obrador había vaticinado a principios de año la posible declinación de la candidata en favor del aspirante del oficialismo, para los meses de abril o mayo. El periodo de campañas está a menos de 40 días de concluir y la excandidata declaró que su renuncia se debía a su congruencia política y a la evaluación de una real oportunidad de triunfo en los comicios la cual, de acuerdo con las encuestas, era prácticamente imposible.

En el momento en que abandonó la contienda, la mayor parte de los sondeos y mediciones electorales la ubicaban entre dos y tres puntos de las preferencias, siempre ligeramente arriba del otro aspirante independiente. Evidentemente, los números arrojados por encuestas recientes permiten ver con claridad que las oportunidades para la candidata siempre fueron nulas y que, tal como lo vislumbró AMLO, una eventual declinación se veía venir como una alternativa para la concentración de votos en favor de alguno de los que disputan el segundo lugar.

Con la renuncia a su candidatura independiente, se abre la pregunta del propósito real de ésta; de entrada, se sabe que tanto el equipo de ella como el del aspirante del PRI recibieron presiones de una élite empresarial para hacerlos declinar en favor de quien encabeza el Frente, con el fin de reducir la amplia ventaja que Andrés Manuel tiene sobre él en las preferencias; pero se conoció también que aquél tiene la intención de restablecer con ella la comunicación para generar un diálogo de aparente inclusión, para impedir el triunfo de la coalición Juntos Haremos Historia, encabezada por AMLO.

En el momento de su renuncia, la hoy excandidata hizo hincapié en que no se pronunciaría en favor de ningún aspirante en particular, y aseguró que le daría prioridad a la conclusión de su proceso. No obstante, los dos equipos de quienes disputan el segundo lugar de las preferencias electorales están listos para anexarse los votos con los que ella contaba, para tratar de acortar distancias frente a Andrés Manuel; los acuerdos con uno o con otro están en puerta, porque el tiempo apremia y sería difícil instrumentar un fraude electoral con una brecha de preferencias tan amplia.

Sabemos que va a haber una anexión hacia alguna de las dos campañas de la derecha, por el decir y el actuar de la excandidata. En reiteradas ocasiones aseguró que no se retiraría de la contienda, que estaba dispuesta a llegar hasta el final del proceso electoral y, sin embargo, a pocos días de darse el segundo debate presidencial decidió abandonar sus aspiraciones presidenciales y, de acuerdo con su discurso, dejar “en libertad” a sus electores y electoras para que pudieran tomar una decisión por la opción que mejor les pareciera; se están dando las condiciones para que la coalición Juntos Haremos Historia enfrente una oposición un poco más fortalecida antes de las elecciones de julio próximo, puesto que gradualmente la presión de la élite político-económica va aumentando, con el fin de influir en los resultados de la competencia.

El abandono de esta candidatura evidencia la farsa que en este momento constituyen las postulaciones independientes, cuando se asumen como un plan B o como una doble coartada en favor de la cúpula prianista. En la práctica, siguen prevaleciendo los intereses económicos y políticos de los grupos agazapados en la cúspide los cuales, en aras de mantener el statu quo, parecen estar moviendo sus fichas, sacrificando, en este caso, a las candidaturas “independientes” en momentos clave para tratar de reforzar las campañas de los aspirantes que representan sus intereses.

No han faltado los análisis respecto de cómo afecta la decisión de la candidata a la contienda, y aunque la lógica dicta que su declinación conllevaría a un aumento en las preferencias por el candidato del PRI o por el del PAN, lo cierto es que los pírricos dividendos electorales cosechados por la aspirante apenas significarían una pavesa para el mojado fogón de aquéllos.

Sin embargo, la coyuntura ha querido ser aprovechada por el equipo del Frente para dar la impresión de que la dimisión de la excandidata fue el combustible mágico para detonar una hoguera. Tal nivel de autocomplacencia y triunfalismo los ha llevado incluso a pagar encuestas que los ubican por encima del puntero. La realidad es que ni siquiera la suma de otras dos declinaciones garantizaría el triunfo prianista. De ahí el peligro latente del fraude.

ricardomonreala@yaho.com.mx

Facebook y Twitter: @RicardoMonrealA

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