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Dr. José de Jesús Reyes Ruiz

¿EL FIN  DE LA TRANSICION?

Para documentar mi pesimismo -¿optimismo?- y el de los demás

Tal parece que no logramos –aun-  entender bien a bien la magnitud de lo acontecido hace apenas una semana, el 1 de julio, no nos cae el veinte como dirían por ahí, no hemos celebrado lo suficiente porque no logramos salir de nuestro asombro, pero no es poca cosa.

Ha terminado un largo proceso de medio siglo de duración que entendimos como nuestra TRANSICION A LA DEMOCRASIA.

Si alguien se opone a lo que acabo de comentar y menciona que son fechas arbitrarias, permítanme mencionar que muchos de los expertos en la materia, pero también gran parte de la ciudadanía de dos generaciones estuvo de acuerdo al entender que el 68 fue el inicio de la transición, porque esteremos de acuerdo que antes de esa fecha no había nada que pudiera significar ni si quiera una democracia incipiente, México estaba bajo la “dictadura perfecta” de un partido único de estado en donde el presidente en turno, desidia a través del conocido “dedazo” a la persona que le substituiría en el puesto y los procesos electorales no eran más que una pantomima, un stage, una escenografía, un montaje para intentar aparentar ante el mundo que viviamos una sociedad democrática cuando la realidad era totalmente opuesta a ello.

Tampoco tenemos que olvidar que en el 68 las protestas – al menos aquí en México – no fueron en pro de una apertura democrática sino básicamente para reducir el autoritarismo que ejercía el Estado priista a través de sus fuerzas de seguridad en contra del pueblo representado en ese momento -  por estudiantes que de esa forma despertaban de un letargo de décadas, y que no fueron antes del 68 capaces de seguir movimientos como el de los Médicos a mediado de siglo o de los ferrocarrileros - entre otros - pero que en el 68 liderados por los centros más importantes - la mayoría públicos - de educación superior, la UNAM, el IPN, La Normal Superior, y algunos privados como la IBERO se levantaron a protestar principalmente por la mano dura y la represión de las mal llamadas fuerzas del orden público.

El 68 no fue – claro – igual en todo el mundo, pero fue si la juventud que se levantó a protestar por múltiples causas que veían como contrarias a los intereses de su particular sociedad, en EU en contra de la Guerra de Vietnam, en París por una educación de calidad, en Praga en contra del control soviético y así en otras partes del mundo, pero lo que unió las protestas fue el protagonismo de los jóvenes universitarios quienes levantaron la voz por la sociedad toda.

En nuestro México pocos dudan que este despertar de la conciencia ciudadana – no solo de los estudiantes – nos permitió darnos cuenta que algo andaba mal que no solo se trataba de la represión policiaca, que hacía falta algo mas y que ese algo era una real y verdadera democracia, y fue así como se inició el largo y prolongado así como difícil proceso de la transición a la democracia.

El autoritarismo por parte de las autoridades se volvió a repetir en el 71 con la represión de los Halcones el Jueves de Corpus, Díaz Ordaz primero, Echeverría después, y para entonces no quedaba duda de que algo tendría que hacerse en un país que aun y cuando vivía el milagro económico de crecimientos por arriba del 6 o 7 % - que no volvimos a ver – y que mantenía una interesante política exterior – no así la interior – tendría que cambiar, fue como en los setentas hubo el despertar de las conciencias y levantamientos rurales encabezados por maestros como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez consientes que los magros beneficios de la modernidad solo alcanzaban las grandes metrópolis pero nunca llegaban a un campo empobrecido y carente de todo.

Estos levantamientos fueron severamente reprimidos intentando que nadie se diera cuenta, pero los vicios – que persisten – de la tortura y la desaparición forzada desde y por el mismo gobierno fueron más la regla que la excepción – como olvidar los cientos de maestros tirados desde helicópteros a la mar para que nadie supiera de ellos nunca más.
La realidad de nuestro país poco a poco fue trasminando hacia una ciudadanía que lentamente fue despertando en los ochentas y con el rompimiento dentro del mismo PRI con el frente democrático disidente encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo que al no ver ninguna posibilidad de que se diera un proceso democratizador interno en el PRI, prefirieron salirse y lanzar la candidatura del ingeniero quien sin lugar a dudas triunfo en la contienda del 88 según los expertos por un margen de 7 puntos porcentuales, pero los resultados de un proceso electoral organizado por una secretaria de gobernación que entonces era juez y parte, después de la caída del sistema y la reorganización de los resultados le dieron al ingeniero algo más del 30% de los votos pero a Salinas de Gortari más del 50% que nunca realmente obtuvo en las urnas.

Y así se abortó un proceso de transición que para entonces ya llevaba dos décadas de haberse iniciado, y donde se había dado la apertura para que los partidos de supuesta izquierda contendieran pero fueran aplastados en el camino, les dimos permiso de ocupar algunas curules, pero nunca de ocupar planos mayores serían las palabras de Reyes Heroles.

Salinas de Gortari se dio cuenta que su legitimidad estaba en riesgo que muchos sabían del fraude que él gobierno había organizado para colocarlo en la silla, y se dio cuenta que tendría que cooptar pero no a la izquierda que de alguna forma seguiría creciendo y volvería a competir cada vez con mayores posibilidades de triunfo. Fue cuando maquino su plan genial de cooptar al partido que había sido siempre opositor desde una derecha demasiado conservadora, el PAN, invitándolo a compartir el poder para detener la ola de la izquierda, y así lo hiso lo que dio como consecuencia a fines del 88 – como lo hemos escrito en otras colaboraciones – al inicio de una colaboración entre Diego Fernández de Ceballos y Carlos Salinas de Gortari unidos bajo la maquiavélica idea de Gutiérrez Barrios lo que como todos recuerdan dio como resultado el rompimiento interno del PAN – que ya se había fracturado con la entrada de los empresarios del norte sin gran idea doctrinaria sino solo ambición al poder – y la conformación del Foro Democrático y Doctrinario encabezado por Bernardo Batiz, González Ishmal Mauro Luna, Pablo Emilio Madero entre otros que se organizaron pero nunca pudieron – era obvio y evidente – obtener el registro como partido político por parte de Salinas de Gortari quien sí pudo organizar otros pseudopartidos – de membrete – como el PT y el VERDE que nacieron y crecieron – poco pero lo hicieron – a la sombra del poder y bajo un dueño absoluto – González Sr.(papa del niño verde)  Y Anaya –

El principal objetivo de Salinas era – y sigue siendo – cerrarle el paso a la izquierda contraria a las políticas neoliberales que había aprendido en Harvard y que ni tardo ni perezoso implemento en este país – que no estaba preparado para ello – instalando lo que sería a la postre 5 sexenios - 30 años, tres décadas - de doctrinas neoliberales que empobrecieron al país, que incrementaron exponencialmente la corrupción, que conformaron elites que se aprovecharon de la privatización a ultranza de las empresas paraestatales y que lograron las fortunas que les permitieron ingresar a las listas de Forbes incrementándose también exponencialmente la inequidad de aquellos pocos que tenían de más frente a los muchos que carecían de todo.

A cambio de la legitimidad que Salinas no había obtenido en las urnas el PAN obtuvo parte del poder primero en alcaldías como la de Mérida o la de León Guanajuato, después en gubernaturas como la de Guanajuato y Baja California con la condición y las reglas no escritas de que tanto el  PRI como el PAN gobernarían bajo las normas de la tecnocracia, del consenso de Washington, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Los resultados están a la vista de todos, un desastre económico para la mayoría de los mexicanos, un crecimiento pobre que en promedio no superaba el 2% anual, la conformación de nuevos y potentes ricos que se organizaron en lo que después se conocería como la mafia del poder.

Esto sin lugar a dudas alargo el ya de por si prolongado proceso de una transición fallida donde las elites tanto políticas y económicas, donde el PRIAN y un grupúsculo de empresarios hacia y desasía mientras el pueblo esperaba las pocas migajas que caían de la mesa de los poderosos.
Así transcurrieron los noventas con la represión brutal y el asesinato de al menos 500 perredistas de ese nuevo partido que conformaron después del FRAUDE-DERROTA Cuauhtémoc Cárdenas y Muñoz Ledo con la principal intensión de seguir a como diera lugar el progreso de la izquierda, pero la ciudadanía seguía despertando y entonces comenzó la campaña – orquestada desde muy arriba – del miedo a lo que la izquierda haría de llegar al poder.

Esta historia  continuara

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