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“ENCARCELADA A MI”

Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com

La Mada como todo ser humano que presuma cierta cordura, tuvo su época gris, a veces negra, de demencia. La locura sana la sigo conservando, pese a todo y algunos. Este poema es de esa época, donde el escribir me  dio el antídoto contra el veneno que da la estupidez de amar a lo pendejo.

Esta la puerta abierta,
lo sé, creo que yo quité el cerrojo.
Afuera sopla el viento.
¡Hace tanto tiempo que no bailamos juntos!
Quiero salir y empaparme con su brisa,
pero no me puedo levantar,
estoy atada, pero ¿a qué?
No hay cuerdas ni cadenas.
Ningún vigilante.
Sigo inmóvil, paralizada, petrificada,
sólo puedo ver dentro de mí.
Me asusto. Grito, pero no me muevo.
De repente me doy cuenta:
estoy atada a mí, soy mi prisionera.
Casi lo olvido.
En el pasado  intenté
escaparme de mi misma,
por un tiempo lo logré,
pero fueron días negros.
Fue entonces cuando comencé
a temerle a la libertad.
Mi voluntad buscó desesperadamente
un grillete, pero nadie quiso guardar la llave,
por eso me la tragué.
Encerrada tras barrotes de preguntas,
alimentada de reproches.
Mi juicio fue largo, lento,
nunca apelé el veredicto final:
Soledad.
Me golpeó la rudeza de la sentencia
y abrió una herida en mi demente entendimiento.
Volví a escuchar el viento
quien me convenció de llevar mi defensa.
Tanto tiempo siendo fiscal
que aún no sé cómo plantear el alegato a mi favor.
Sigo estudiando mi caso.
Tengo que desahogar culpas,
buscar testigos de mis angustias,
la confesión de  mis errores.
Me imputo culpas de gente pasada,
son juicios ya  viejos, ajenos
que necesitan ser exonerados.
Mi libertad requiere de esfuerzo,
ya casi no tengo valor.
Pero ahora, sé que no soy culpable
y me permito un juicio justo,
cuidadoso y delicado.
Merezco liberarme de mi misma
para así, recibirme nuevamente,
reincorporarme a este cuerpo y a esta mente
que durante tanto tiempo purgaron
el resultado de un juicio sumario,
de una pena injusta, de un sufrimiento innecesario.
Ahora busco el veredicto definitivo: Vida.

La mujer, como cualquier ser consciente tiene dos opciones: decidir vivir o dejarse morir. Yo ya probé las dos y definitivamente me quedo con la primera.
Final bien vivillo y feliz

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