Skip to main content

El sexenio que termina.
Por: Jenny González Arenas

Contamos los días para que el sexenio de Enrique Peña Nieto concluya. Un sexenio plagado de cambios, no para bien, pero cambios al fin.
En materia de derechos humanos, la lista de irregularidades no es solo larga sino preocupante, puesto que en muchos temas relacionados con este rubro son grandes los daños y la cantidad de personas que han vivido en carne propia la falta de capacidad del gobierno en turno por atender los problemas de fondo que afectan los derechos humanos, por el contrario, se han llevado a cabo reformas estructurales que se convierten en violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Podemos hablar, por ejemplo, de la gran deuda en materia de seguridad, bajo la misma estrategia de la guerra contra el narcotráfico, política implementada por Felipe Calderón y continuada en el presente sexenio, la cantidad de homicidios, secuestros, desapariciones forzadas y desplazamientos se ha incrementado exponencialmente. Mas hombres, mujeres y niños se han visto obligados a abandonar su lugar de residencia por los índices tan elevados de violencia y de delincuencia, lo que disminuye considerablemente la calidad de vida de los mexicanos. Los muertos y los desaparecidos sigue siendo una deuda del presente gobierno y lo más lamentable es que no tenemos clara la estrategia del siguiente gobierno para saldar esta deuda.
Por otro lado encontramos las reformas estructurales en materia energética, que han puesto en riesgo la propiedad del Estado Mexicano sobre los recursos naturales, la posibilidad de que la iniciativa privada y los inversionistas extranjeros puedan participar activamente en el sector energético pone de manifiesto la posibilidad latente de sobre explotar los recursos naturales poniendo en riesgo el desarrollo sustentable en nuestro país, pero también se pone en riesgo el equilibro ecológico y con ello la salud y la vida de los mexicanos, que verán como poco a poco se va mermando su calidad de vida por el deterioro ambiental que los capitales extranjeros no van a proteger porque no es su país y por lo tanto no es el territorio en el que se encuentran sus hijos.
Y no se diga en materia de impunidad, el tema de acceso a la justicia es una de las grandes deudas del presente sexenio; en este punto, el acceso a la información, que si bien es cierto la legislación garantiza, las autoridades han sido lo suficientemente hábiles para no garantizarlo plenamente, a pesar de ello mucha de la información llega a circular públicamente, lo que hace todavía mas profunda la sensación de injusticia que tiene la población. Los delitos cometidos por servidores públicos, por representantes populares no se castigan, tampoco la delincuencia organizada, ni la delincuencia común. Un circulo vicioso se ha generado, los delitos no se persiguen porque la ciudadanía no denuncia, pero no hay denuncia porque no hay confianza en las instituciones, y no hay confianza en las instituciones porque las encargadas de perseguir el delito no lo persiguen.
Y así podemos seguir hablando de las grandes deudas en materia de derechos humanos del presente sexenio, como el derecho a la educación o a la salud, o a la cultura o al deporte o a la verdad o a la paz y la seguridad, a la vida y a una vivienda digna, inclusive la libertad de tránsito o de manifestación o de asociación y reunión; muchos derechos que se han violentado de manera sistemática, la cantidad de periodistas y defensores de derechos humanos muertos en el sexenio son un claro indicador de cómo se persigue a quien se atreve a hablar. Solo nos resta esperar que el sexenio que esta por comenzar logre saldar las deudas pendientes del gobierno actual.

Leave a Reply