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Divagaciones de la manzana
La gran Antonieta, ayer y hoy

1era. parte
Martha Chapa

Siempre he tenido muy presente a Antonieta Rivas Mercado, tanto por su intensa vida como por su gran obra en la cultura, y desde luego ahora con el devastador incendio de Notre Dame, donde se suicidara el 11 de Febrero de 1931, todavía envuelto en un misterio, aunque se ha ido develando conforme sabemos más de su vida, sus angustias, sus problemas.
Pero en todo caso prefiero hablar de su 118 natalicio (28 de abril de 1900) y de esa mujer deslumbrante que a mi parecer no está debidamente valorada como lo merece.
Justo, el pasado domingo estuve en la majestuosa casa donde vivió y que construyó su padre el afamado arquitecto Antonio Rivas Mercado, la recordamos y homenajeamos todo.
Toda una residencia, que ha sido rescatada y forma parte de nuestro patrimonio cultural, y que si está en pié y esplendorosamente restaurad, en mucho se lo debemos a Ana Lilia Cepeda, mi tan apreciada amiga, así como el patronado que formó y del cual tengo el gusto de ser una de sus integrantes.
Ahí presentamos el magnífica libro “Diario de Budeos”, publicación compuesta por dos tomos, de la autoría de Tayde Acosta y editado por Siglo XXI, que da cuenta de su vida, a la vez que de sus escritos no del todo conocidos y reconocidos, que lo mismo abarcan novela, cuento, teatro, ensayo, cartas y correspondencia que ella recibió de destacados personajes de la vida social y cultural de aquella época.
Un evento, conducido con acierto por Ana Lilia Cepeda y en el que participé junto con la propia autora y la actriz Maura Monti.
En mi caso me referí sobre todo al invaluable legado de Antonieta en la dimensión feminista, que ahora comparto con ustedes, así sea sólo mediante algunos párrafos.
“En su época no permeaban aún los avances que nosotras hemos conseguido y gozamos en el presente siglo, que en buena medida, hay que subrayarlo, se deben a mujeres de tal valía, como es el caso de la gran Antonieta. Se mantenían cerrados los espacios y hasta era castrante para el desarrollo de nuestro género. Pocas se atrevían a dar pasos más allá de lo permitido y quienes lo hacían enseguida eran descalificadas con todo tipo de denuestos y discriminaciones. Más aún, si su labor se desenvolvía entre hombres del medio literario y artístico, considerado por muchos para bohemios, incluso podía llegar al grado de escandalizar, cuando se trataba de una mujer.
El rol de la mujer estaba entonces reducido a las labores domésticas del hogar, como si fuera una especie de caja fuerte insalvable, alejadas por lo mismo de cualquier opción en el horizonte educativo y su consecuente práctica profesional.
Hoy, somos, queriéndolo o no, todavía una sociedad de corte machista que necesita reflexionar a profundidad para rectificar sus inequidades. No obstante hay más espacios y ventajas para nosotras que en aquellos oscuros tiempos Antonieta.
Pero no tendría sentido si quisiéramos dividir al mundo en hombres y mujeres. Y por ello no es eso lo que pretendemos. Nuestra aspiración es que nuestro trabajo se vincule todavía más con complementariedad, respeto y equidad. Ya no es posible concebir un gobierno sin participación igualitaria y abierta para ambos sexos. Hoy más que nunca nuestro objetivo es claro: exigir lo que aún falta para tener oportunidades iguales, así como extinguir la discriminación y la violencia.