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Divagaciones de la Manzana
La gran Antonieta, ayer y hoy
2ª. parte
Martha Chapa

El mundo del siglo XXI requiere de cambios estructurales, incluidas aquellas religiones que relegan a la mujer a simples súbditas e impiden su participación. El primer paso de la revolución espiritual, querámoslo o no, es transformar a la humanidad para que también frente a los seres de luz (ya sea Dios, Buda, Mahoma), seamos iguales.
Antonieta confió y puso toda su fe en el poder redentor de la cultura, de los libros, del alfabeto; de la pluma, de la biblioteca, del teatro, de las salas de exposiciones, de la música y tal vez soñó alguna vez, en esos duros momentos de soledad y desvelo, que si Vasconcelos llegaba a la Presidencia de la República, la nombraría Secretaria de Educación Pública para, de ese modo pudiera, poner en práctica todo lo que pensaba acerca de la educación mexicana.
Por cierto, Antonieta estuvo en esa campaña presidencial; y de esta experiencia dejó interesantes testimonios.
No debo omitir que su espíritu generoso la llevó a gastar su propio dinero en editar libros de autores tales como Celestino Gorostiza, Salvador Novo, Samuel Ramos, Xavier Villaurrutia y Andrés Henestrosa.
Aquel afán de promover la cultura la llevo a fundar la Orquesta Sinfónica Nacional; a traducir a los escritores más famosos de esa época, como O'Neal, Jean Cocteau, George Bernard Shaw. También por aquella razón trajo a los músicos nuevos: Copland, Honeguer, Ravel, Stravinsky. Así fue como ella preparaba el ambiente para que, llegada la hora, pusiera en práctica sus conocimientos.
De seguro, tuvo sueños que, al no poder alcanzarlos, quizá la llevaron a la extrema desesperación, como la otra gota de amargura que al rebasar el vaso, la condujo a la muerte. Su vida, tan fugaz, no está del todo reconstruida, como tampoco se ha dado con la razón última del tremendo paso final.
. ¿Qué le pasó a Antonieta Rivas Mercado con Alberto Blair, su marido?, quien le quemó todos sus libros, lo que ella más amaba. Qué inmenso odio, qué inmensa tragedia! hizo cenizas a su Voltaire, a su Shakespeare, a su Milton, a todos sus héroes.
Se la llevó a una bellísima finca en Tamaulipas, y ahí la tuvo enclaustrada, pensando que ésa iba a ser la solución. Su vida, al lado de aquel hombre fue un infierno. Todo lo que a ella le gustaba, él lo odiaba. Por ejemplo, ella era feliz con la amistad de los intelectuales. Logró ser, a pesar de su juventud, interlocutora de Daniel Cosío Villegas. Lo mismo le sucedió con Eduardo Villaseñor —gran escritor, poeta, coleccionista de arte; con Samuel Ramos, el filósofo de su tiempo; con José Vasconcelos, Bernardo J. Gastélum y con muchos otros intelectuales y artistas destacados.
Según nos cuenta Tayde Acosta, en su amplia y ameritada recopilación, el esposo, Blair, nunca soportó el carácter seguro y decidido de su mujer. Terminaron divorciándose, cuatro años después de casados. Pero uno no entiende porqué una mujer sensible, inteligente se casó con un hombre así.
La presencia de mujeres como ella, que aún en la muerte vencieron al destino, se requieren hoy más que nunca, cuando la República parece no encontrar su propio derrotero y toda la Nación espera nuevos liderazgos y personajes, que aceleren la dinámica del cambio cultural, moral, social y político que anhelamos. Un punto de partida para un sendero más amplio, más justo, más luminoso.
En fin, que la construcción de la sociedad es tarea de todos y el concepto oscurantista, feudal y discriminatorio debe pertenecer a un pasado al que nunca debemos volver, ni volveremos. No sólo se trata de que se reconozcan nuestros derechos en las leyes, sino de que en realidad se cumplan y las oportunidades fluyan igualitariamente. La primera asignatura es que hombres y mujeres podamos acceder a la administración pública, a la investigación científica, a la vida cultural y a todos los espacios en toda dimensión, con los mismos derechos y opciones, en igualdad de términos y circunstancias…
Por eso, al cruzar la puerta de la casa Rivas Mercado, ya de salida, partí convencida que es posible que hombres y mujeres convivan, trabajen, y luchen juntos a favor de grandes causas, como ella lo hizo con muchos
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