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La mala admisión en Medicina.
Por: Jenny González Arenas.
Como cada año, los jóvenes en edad de entrar a la Universidad, se encuentran con uno de los más grandes obstáculos en su vida, el de revisar las listas de aceptados y encontrar o no, su número de aspirante en la lista. Es costumbre que un gran número de jóvenes que aspiran a la licenciatura en Medicina se queden sin lugar.
La principal razón es la falta de lugares, puesto que los espacios en la licenciatura de medicina están condicionados al número de espacios que el sector salud oferta para los médicos internos y pasantes, por lo que la matricula tiene que estar controlada. Podríamos pensar que los aspirantes aceptados son, efectivamente, los que obtienen una mejor calificación en el proceso de ingreso, sin embargo, este año, como ya corre el rumor desde años anteriores, no es así. Basta revisar los nombres y apellidos de los aceptados en últimas generaciones y contrastarlos con los nombres de funcionarios universitarios, estatales, quienes quedan en los primeros lugares, cuando son sus compañeros de preparatoria quienes refieren que no fueron los alumnos más brillantes y se sorprenden que hayan sido aceptados en uno de los programas de licenciatura con mayor dificultad de ingreso.
Contrasta también con la gran cantidad de jóvenes que tienen que buscar otros programas de licenciatura y que, llegando con el estigma de haber sido rechazados de medicina, se colocan en los primeros lugares, no solo del programa al que ingresaron, sino de competencias a nivel nacional e internacional, creciendo la interrogante de porque son tan buenos estudiantes en áreas biológicas y no lograron el ingreso a Medicina; y si a ello agregamos que muchos de esos jóvenes deciden intentarlo otra vez en la misma carrera un año después de haber sido no aceptados en medicina y el resultado vuelve a ser el mismo, a pesar de haber estudiado todo el año para el examen.
Llama la atención como jóvenes que obtuvieron una calificación mayor al 95 % del resto de los sustentantes en el CENEVAL no logran el ingreso, y al presentarse con la administración de la Unidad de Medicina obtienen como respuesta un “Qué raro, con ese promedio debiste haber quedado aceptado (a), pero para que no hagas grilla te otorgamos un lugar directo en el Plantel Fresnillo el próximo semestre”, en que cabeza cabe que un joven que se sabe con la capacidad de haber ingresado a la carrera de sus sueños va a aceptar un premio de consolación cuando muchos tienen un lugar sin habérselo merecido, simple y sencillamente porque son hijo de… o sobrina de…
Sobre todo cuando se trata de jóvenes que hicieron examen de admisión en varias universidades y en distintas carreras y en todas ellas obtuvieron un lugar, dentro de los mejores promedios pero no en Medicina de la UAZ.
Luego queremos que esos jóvenes no se expresen con recelo de la Universidad, como no lo van a hacer, si aspiraban a una carrera que se ha vuelto espacio de recomendados y no de los mas capaces, ¿dónde queda la vocación, el perfil, la dedicación?
La Universidad, en particular, la escuela de medicina, debería transparentar sus procesos de ingreso, que se publiquen, como en todas las escuelas, listas con nombres y apellidos de los jóvenes aceptados, así como sus calificaciones y puntajes obtenidos, que se tenga acceso a las evaluaciones por parte de todos los aspirantes para que no quepa duda de que quienes quedaron son los que efectivamente se ganaron un lugar y no los recomendados. Eso limpiaría el nombre tanto de los aceptados que verdaderamente se ganaron un lugar por su capacidad y no porque alguien los recomendó y ayudaría a que la Universidad y la Unidad Académica de Medicina recuperara algo del prestigio que se ha perdido por no transparentar su proceso de ingreso.