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Auditoría o Inquisición.

Por: Jenny González Arenas
Para muchos puede parecer redundante, incluso molesto el seguir hablando
sobre las auditorías a la máxima casa de estudios de la entidad, sin embargo, las
presentes líneas pretenden, más allá de ser una manifestación en contra de dicho
actuar, porque de sobre he dicho que estoy de acuerdo con las auditorías, una llamada
de atención para quien las lleva a cabo primero se informe sobre la labor que se realiza
al interior de la Universidad y luego lleve a cabo sus pesquisas o inquisiciones.
En primer lugar, un docente tiene diferentes formas de contratación, ya sea de
base, suplente o tiempo determinado; ya sea por hora clase, medio tiempo o tiempo
completo; dentro de dichas formas de contratación las responsabilidades y obligaciones
de los docentes varían, por lo que quien lleva a cabo dicha contratación (la universidad)
debe aclarar a la auditoría cual es la forma de contratación de cada maestro y las
obligaciones que cada uno tiene frente a la institución.
En segundo lugar, un tema que ha causado mucho ruido en últimos días ha sido
el doble empleo que tienen algunos universitarios, hasta llegar el punto de satanizar a
los maestros que se encuentran en dicho supuesto, el problema radica en que, por
mucho tiempo no se han respetado las formas para contratar y compatibilizar los
horarios de dichos maestros y eso es lo que ha generado el conflicto en el que ahora
nos encontramos. La autoridad ni universitaria, ni federal, ni estatal puede impedir a una
persona que desempeñe dos trabajos, porque eso estaría atentando contra el artículo
5º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como con el
Derecho Humano al desarrollo, en lo que a una vida digna se refiere. Además, tampoco
podemos pretender que los maestros universitarios se aíslen del ejercicio de su
profesión ya sea en dependencias federales o estatales o en el ejercicio libre de la
profesión, porque ello implica un nivel de profesionalismo que se va a transmitir a los
alumnos en experiencia y práctica.
En tercer lugar, resulta irrisorio que pretendan que el maestro se la pase sentado
en un cubículo, que cabe señalar muchos no tienen, para que realice sus horas de
cubículo, sin tomar en cuenta que un maestro no necesariamente tiene que estár
encerrado entre cuatro paredes para realizar investigación o que la investigación no
solo es documental. Causa molestia que la auditoría pretenda verificar físicamente al

personal en el centro de trabajo como si ese fuera el único espacio en el que se puede
realizar el trabajo de cubículo.
Un docente revisa exámenes, prepara clase, brinda asesorías, lleva a cabo
investigaciones, y muchas de esas actividades no se circunscriben a un espacio dentro
de las instalaciones universitarias o dentro de la Unidad Académica de adscripción, por
lo que levantar actas administrativas a los maestros que no estén en el centro de
trabajo en el momento en el que se presenta la auditoría, lejos de parecer que la
auditoría hace su trabajo, es reflejo de la falta de conocimiento de lo que la labor
docente y de investigación implica.
Cuando aparecen alumnos universitarios que han destacado en competencias
nacionales e internacionales, cuando se presentan libros o revistas, cuando egresan
médicos destacados por la praxis que tuvieron a lo largo de su formación, ahí es donde
debemos ver el trabajo más allá de las horas de contratación y más allá de cuatro
paredes que realizan los maestros y que no se ven y muchas veces no se cobran por
parte del maestro y que ni las propias autoridades universitarias han sabido reconocer.
Que bueno sería que algún día, tanto al interior de la universidad, las propias
autoridades universitarias y al exterior, las autoridades estatales y federales, se
detuvieran a analizar detenidamente todo el trabajo que se hace desde la docencia y la
investigación y que no se paga a un docente, para que sus auditorías inquisitoriales se
realicen respetando en todo momento la labor de los Docentes Investigadores.