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Dr. Ricardo Monreal A.
Aprobación del T-MEC: prueba de unidad política
Uno de los aspectos más importantes que han caracterizado al Senado de la República en lo que va de esta LXIV Legislatura es encontrar la unidad en un marco necesario de pluralismo político.
Esta unidad se expresa en los acuerdos que hasta el momento se han alcanzado, los cuales están orientados a fortalecer a nuestro país, de cara a los compromisos y retos que al interior y exterior de sus fronteras se prevén para el porvenir mediato e inmediato.
En este sentido, destaca la relevancia de la aprobación del nuevo acuerdo comercial entre los tres países de América del Norte. El denominado T-MEC sustituirá el anterior Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor el 1 de enero de 1994 y por medio del cual Estados Unidos se volvió el principal socio comercial de México. Las relaciones comerciales que hasta hace poco tiempo mantenían ambas naciones en un contexto de estabilidad fueron producto de la capacidad negociadora y de conciliación entre ambas partes.
Por presiones derivadas de la nueva administración federal estadounidense, se rompió el marco de certidumbre y legalidad que auspiciaba el otrora TLCAN. Por ello, en el Senado de la República se consideró de suma relevancia la ratificación del nuevo acuerdo comercial al que se llegó en noviembre del año pasado; máxime cuando en días recientes las relaciones bilaterales México-Estados Unidos fueron puestas a prueba, por las amenazas de una posible guerra arancelaria.
La imposición de tarifas a los productos que ingresan a suelo estadounidense se ha convertido en moneda de cambio para canalizar algunas de las demandas políticas del gobierno de la Unión Americana. El gobierno mexicano, por otro lado, ha respondido con firmeza y ha dejado entrever que, cuando menos, se adoptarían medidas espejo.
La amenaza del inicio de una guerra comercial entre ambos países aún sigue latente. México está dentro del plazo de 45 días que el gobierno estadounidense impuso para detener los flujos migratorios hacia su territorio o, de lo contrario, su presidente procederá a la imposición de aranceles que irían desde el 5 hasta el 25 por ciento, los cuales gravarían diversos productos de origen mexicano.
El presidente López Obrador, por su parte, se ha pronunciado en favor del diálogo y la cooperación bilateral para que ambos países enfrenten de manera conjunta el fenómeno migratorio. En forma alguna México será rehén de éste u otro tipo de presiones a las exportaciones nacionales, en caso de que el vecino del norte considere incumplidos los acuerdos a los que se llegaron semanas atrás.
Tal es el contexto de la aprobación del nuevo acuerdo. Mantener una política comercial abierta representa el mayor beneficio comercial para México, porque genera certeza no sólo en medios internacionales —calificadoras, inversionistas, etc. —, sino que además consolida la dirección económica del país.
Una de las razones por las que México tuvo éxito en esta renegociación fue porque logró avanzar al mismo tiempo en la negociación del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), hoy conocido como Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP); asimismo, debido a la profundización del Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM), lo cual significaría un aumento en el costo que tendrían que pagar Estados Unidos y sus empresas en caso de abandonar el acuerdo comercial norteamericano.
Otra de las consideraciones que se tomaron en cuenta y que fue de suma importancia para poder llegar a la ratificación del acuerdo de manera consensuada, fue que en el tratado se establece un mecanismo para poder revisarlo y extenderlo, lo cual permitirá armonizarlo —cuando así sea necesario— a las necesidades que en el futuro se vayan presentando en América del Norte. Asimismo, el instrumento internacional ratificado reafirma la soberanía de nuestro país sobre los hidrocarburos y energéticos presentes en el subsuelo mexicano, cuya tutoría será completa responsabilidad del Estado.
México posee un elemento fundamental para defender su competitividad: es el único país de América del Norte que puede exportar sin límites y sin aranceles a Asia, Europa y Norteamérica, así como a Argentina y Brasil. Esto crea un incentivo para tratar de integrar más valor nacional y aprovechar la concomitancia de acuerdos.
El T-MEC regulará temas como agricultura, anticorrupción, competitividad, energía, facilitación comercial, inversión, servicios financieros, propiedad intelectual, solución de controversias, telecomunicaciones, pymes, entre otros. Con 114 votos a favor, cuatro en contra y tres abstenciones, el Senado, de manera prácticamente unánime, ratificó el nuevo acuerdo comercial con el que se dará certidumbre al futuro económico de nuestro país; las y los integrantes de todas las fuerzas políticas con representación en la Cámara Alta antepusimos el interés nacional a las agendas particulares para poder llevar a cabo la ratificación de tan trascendental acuerdo.
Las y los mexicanos todos debemos celebrar el advenimiento de este acuerdo comercial (T-MEC); el Senado, una vez más, demuestra su compromiso institucional como órgano fundamental del Estado mexicano y, al mismo tiempo, pone en evidencia que está a la altura de las más altas exigencias, tanto en el escenario nacional como internacional.
ricardomonreala@yahoo.com.mx<br /> Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA