Amistad es paraíso y paraíso comunión
Martha Chapa
Mi onomástico me ha convocado a hacer una serie de reflexiones, desde siempre me acompaña la convicción de que mis vivencias correspondan a mis anhelos de trascendencia y servicio, aunados a la libertad personal.
Nunca he renunciado a mi memoria ni a mi pasado; al contrario, el camino que he recorrido me permite asumir el presente para luchar cada vez con más plena de conciencia.
La vida siempre se me ha presentado en forma casi utópica. Tan pronto alcanzo un anhelo lo archivo y transito a la búsqueda de otro. Pero lo que me importa es saber que llevo dentro de mí y expresarlo. Ese paraíso personal que descubrir, para abolir las fronteras y fundirme con una entidad eterna, mediante un sello personal lleno de colores formas y texturas propias.
¿Qué es la vida? Me pregunto, entre otras muchas interrogantes que me hago, la superación de la soledad, la cual simboliza el silencio como respuesta a un duelo sin límites en cuanto a la creatividad. También, la certeza de que el amor es la única fuerza que vence a la muerte y al odio, porque destruyen a todo y a todos, y que a veces suele empezar por uno mismo, convirtiéndonos en escombros o almas desechas que asoman en el desastre.
Por eso, compartir mis sentimientos es mostrarme, es abrigar la ilusión de que adviertan mis trazos e impedir que alguien apague la luz de nuestras entrañas que, como las mías, tratan de estar fulgurantes como manzanas escarlatas.
Gracias por escuchar mis inquietudes de hoy, gracias por escuchar mis alegrías y lamentos de ayer, ustedes son los que siempre me inspiran para seguir adelante. A mi parecer, la amistad representa la creación más pura y preciosa de un ser humano, a través de la cual se puede conquistar la realización personal e incidir en la de otros.
Pretendo ir más allá de mis sueños y deseo ser interpretada como una mujer que cree en el triunfo del bien sobre el mal. Tal vez pinto manzanas porque míticamente ese fruto es signo de saber y libertad e igual que la amistad, es paraíso y el paraíso es comunión.
Estas confesiones están llenas de esperanza y confianza, me estimulan y alientan para ofrendarles alegría y armonía de un alma que late, palpita, vibra, se expresa. Acompáñame entonces a confirmar que puedo traducirlo en colores y palabras cuando pinto y escribo y a reconocer cuántos espacios me ha regalado el Universo para acomodar mis sentimientos y mis manzanas, ésas que ya debieran dejar de ser frutos prohibidos, como debieran dejar de ser vedadas tantas cosas en la existencia.
Y me pregunto: ¿de dónde vienen mis palabras? Siento que de muy adentro, y estoy cierta que están destinadas a expandirse con el recuerdo nostálgico de otra luz, otro espacio, otro horizonte que reclaman mis hondos secretos y se hunden en el misterio y calan en mis sentidos.
Gracias por darle fuerza a mi ser, sentido a mi vida, certeza a mis sueños y confirmar mi rumbo, con su calidez y respaldo aliento para seguir sin pausa en busca de mi destino. Además de que juntos podremos conseguir que el amor proteja a la vida contra toda la violencia de nuestros días.
Reunamos entonces nuestros paraísos y agradezcamos el que en nuestra tierra exista y requiera de todos para seguir expandiéndose felizmente donde reine la paz.