Nota Espe_culera
By Syres
EL MAL NEGOCIO
Dicen los que sí saben de finanzas, que un mal negocio es cuando la ventaja competitiva depende de habilidades que no tienen tus empleados o propietarios.
Si aterrizamos esto al escenario político, veremos como Alejandro Tello fracasó como “empresario” cuando contrató a nombre y cargo ($$$) de los zacatecanos a gente sin aptitudes para el puesto público, y como esto, a tres años de su administración, lo han llevado al desengaño y nos han sumido en la mediocridad.
Iniciemos con Ismael Cambreros, quien durante la pasada glosa acepto frente a los Diputados, -que tampoco son unos eruditos- que a tres años de gobierno no existe una estrategia clara para abatir la delincuencia, dicho en otras palabras, siguen dando palos de escoba a la piñata, haber que día le atinan. El otro que ni como ayudar fue Jehú Salas, Secretario General de Gobierno, quien durante su discurso refrendó ante el parlamento local que su compromiso era seguir dialogando -aunque de avances no hay mucho que referir-.
Y aquí tenemos dos pruebas fehacientes de que el que no sabe servir al pueblo, solo se servirá de él en su beneficio propio. Comencemos por Don Ismael, quien hace un año, en compañía del Titular del Ejecutivo del Estado inauguraron la Maestría en Derecho Procesal Penal e Investigación Criminal en el Instituto de Formación Profesional, así como la admisión de 60 policías estatales, municipales y personal de la entonces Procuraduría General de Justicia para cursar la Licenciatura en Seguridad.
En el momento, el Secretario de Seguridad se llenaba la boca mencionando a los asistentes y medios de comunicación que ambos planes de estudios estaban avalados por la Secretaria de Educación Pública producto de las gestiones hechas ante el flamante Secretario General de Gobierno. La Maestría estaría programada para terminar en 2 años y constar de 20 materias de acuerdo al Programa Estatal de Seguridad Pública 2017-2021. Con ello, los zacatecanos abrazábamos la ilusión de que los policías se profesionalizaran y avanzar así en el servicio profesional de carrera policial, situación que como vemos no ha rendido ni frutos ni graduados, pues es momento que el Titular de Seguridad no tiene ni plan ni estrategia en mente que pueda garantizarnos la paz en el Estado nos hace cuestionarnos cuanto le esta invirtiendo el Estado en la educación de unos cuantos, o en su caso, checar, a la mejor en ese semillero se encuentra algún talento que le marque el rumbo al Gobierno para que el Gobernador cumpla con sus promesas de campaña o por dignidad se vaya.
Pero no todo acaba aquí, tras revisar su currículo el ex jefe de departamento de empréstitos durante el Gobierno de Miguel Alonso y ex chicharito de notaria pública, Jehú Salas Dávila, se dio cuenta de que su currículum era bastante gris para ostentar el cargo de primer nivel que el mandatario le había obsequiado, y se inscribió en la universidad, pero no crea Usted que en la UAZ donde pudieren cuestionarle sus avances y desempeño, él puso tierra de por medio a donde nadie lo juzgara y se fue nada mas y nada menos que a la Universidad Iberoamericana en León, Guanajuato, donde cursa, cursó o cursará la Maestría en Derecho Constitucional y Amparo, misma de la cual por cierto, ya se ostenta como graduado en la página gubernamental desde el año pasado (sic). El costo de esta Institución Educativa supera los 230 mil pesos, según datos publicados en la revista Expansión y el CONAMAT.
Esta suma de dinero me invitó a entrar a la página de Transparencia del Sistema Federal (SIPOT), encontrando, que el Gobierno diferente, éste de la honestidad comprobable ha pagado periódicamente con recursos públicos las saliditas de Jehú a dicho Estado, cubriéndolas como viáticos por “diligencias gubernamentales”. Perdón, pero pareciere que los zacatecanos no solo pagamos las consecuencias de la ignorancia de los funcionarios en su cargo público, también somos quienes financiamos sus grados académicos, pese a que sus percepciones superan los 100 mil pesos mensuales según la página de transparencia. Puro mal negocio.