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Divagaciones de la Manzana
¡Juntos ya!
Martha Chapa

Cruza por este mes de octubre una fecha que suele generar agrias discusiones y polémicas.
Me refiero al día 12 o como se le llama “Día de la Raza”.
Por una parte, hay quienes (por fortuna supongo que cada día son los menos) reniegan absurdamente de la sangre y herencia cultural española que llevan muy metido en el mestizaje de sus entrañas.
En contrapartida, muchos que si bien asumen esa fusión de lo español y lo indígena, como factores esenciales de nuestra mexicanidad, tienen interpretaciones distintas que los confrontan: para unos se trata de un genocidio, en tanto otros lo perciben como un encuentro de dos culturas que inicia cuando los españoles tocan tierra de lo que hoy es América y México.
Posiciones antagónicas que podrían conciliarse, aceptando que hubo irrupción violenta y hasta invasora en tierras donde había culturas originarias y avanzadas, aunque a su vez confrontadas, por lo que optaron unas por aliarse a los españoles y otras por combatirlos ferozmente, pero que en todo caso se fundieron en cuanto a usos, costumbres y sobre todo grandes y benéficas aportaciones, de las que nació una cultura de la que estamos orgullosos.
Lo más importante a mi parecer es entonces que no nos remitamos negativamente a un pasado, que si bien debemos conocer y aceptar, lo aprovechemos en el presente y sustentemos más y mejor el futuro.
Por eso, la fallida iniciativa, al menos hasta ahora, de exigirle una disculpa a España, siglos después, por los hechos que se registraron en el siglo XVI, es voltear al pasado y no mirar de frente como la gran nación que somos y que ya está constituida por esas dos grandes culturas.
Negarlo, es negar la realidad. Y estar fuera de ella es demencial.
Pienso que el 12 de octubre, debiera ser entonces, día de todos y no de unos contra otros, aquí y ahora.